lunes, 27 de septiembre de 2010

LUCIEN GOLDMANN: ENTRE EL SUJETO SOCIOLÓGICO Y EL OBJETO LITERARIO

Algunas reflexiones sobre narrativa siguiendo conceptos sociológicos del Lucien Goldmann siguiendo las relaciones funcionales entre la literatura y los procesos económicos-sociales. Son estos apuntes una invitación a la lectura de este autor y un impulso a la reflexión sociológica de la literatura.







Lucien Goldman: entre el sujeto sociológico y el objeto literario, Francisco Acuyo



LUCIEN GOLDMANN:

ENTRE EL SUJETO SOCIOLÓGICO

Y EL OBJETO LITERARIO





CUANDO CUALQUIER INTÉRPRETE que se precie expone con el rigor asaz necesario en la consecución de propósitos de razón o de ciencia, reconoce la facultad de conocer no sólo en su aptitud intelectiva, también en la copiosa y rica prosapia de los textos, y en el linaje del autor o autores a los cuales consulta.

He pues, aquí, una entretenida y nada desdeñable, a mi modesto juicio, mudanza para quien tuviere penetración bastante para así reconocerlo. Bien puede deducirse todo esto cuando Lucien Goldmann prefiere, para regalo de tan lúcido pensamiento como el suyo y expuesto en obras tan diversas como la que nos ocupa Para una sociología de la novela, hacer más sólidas estructuras sobre seguros pilares, mas todos ellos de seguro bien asentados sobre tan avisados como sutiles conocimientos.
Lucien Goldman: entre el sujeto sociológico y el objeto literario, Francisco Acuyo
Así, desde Lukács, quien a su vez habría de sustentarse sobre los férreos cimientos de la Estética hegeliana, defiende que el indudable centro de la novela es y será la educación de los hombres para la realidad. Siguiendo el criterio de Hegel marcha y marca su pensamiento precisamente cuando decía que, justamente en este aspecto novelístico, aquella, la novela, digo, podría aparecer como el regreso de lo serio hacia las novelas de caballerías convertidas en auténtico y esencial contenido; pues la ordenación de la estructura de la sociedad burguesa toma cuerpo en una policía, en un sistema judicial, en una administración de gobierno, en un estado, que acaso ocupan el lugar de aquellos fines quiméricos del héroe de aquellas novelas.

De esta manera Goldmann y Lukács analizarían las relaciones funcionales entre la literatura y los procesos económico-sociales dentro de su singular marco de interpretación. Parece pues, indiscutible que las obras literarias encierran a veces descripciones ineludibles de la realidad social que le es contemporánea. Y es que la literatura no pasará solamente por ser un instrumento documental para la disciplina sociológica, pues acaba transformándose en la misma sociología en tanto en cuanto es o puede ser una reflexión sobre la sociedad.

Del fragmento escogido de Para una sociología de la novela, pueden detectarse los influjos lukasianos: aquellos por los que el escritor debiera tener una actitud militante y que, en Goldmann acaso sean elementos discutibles; no obstante, su estructuralismo genético como referencia para la Sociología de la Literatura, sigue manteniendo no pocos elementos que le identifican plenamente con Lukács, veremos así que parte de la hipótesis de que todo comportamiento humano pretende dar respuestas satisfactoria y significativa a situaciones particulares aparece, tendiendo por ello a crear un equilibrio en el sujeto de la acción y el objeto aquel sobre el que viene a recaer el mundo circundante.
Debe inferirse necesariamente de lo ya dicho que cualquier producción literaria contará de elementos para la reflexión lo suficientemente importantes para aproximarse desde diversas perspectivas al conocimiento de una época y de toda manifestación artística. No debemos dejar de tener en en cuenta que quienes llevan a cabo estas realizaciones artísticas habitan y viven entre otras personas, y que son entre todas ellas, testigos de excepción.

Es interesante en este punto mirar hacia atrás en la obra e influjos de Lucien Goldmann para ver las tradiciones que atraviesan su producción, para su mejor entendimiento y que afectarán sin duda a este texto motivo de comentario Así vemos las influencias desde la revista Anales, el Marxismo, el Existencialismo, el Humanismo Marxista, etcétera; observándose también una inclinación hacia la historia económica de ambición humanista, apareciendo en este momento la figura de Fernand Braudel como clara referencia.

Durante los años sesenta aparece la Nueva Historia y junto a ella también un aguerrido grupo de historiadores profesionales creyentes en las bondades analíticas del marxismo. Hace también su aparición desde otras ciencias sociales una nueva tendencia desde la cual reaparecen los ataques a la historia. Pero debemos retrotraernos al Congreso Internacional de Ciencias Históricas, en Roma, en el año 1955, con Labrouse a la cabeza, donde sí veremos ya una incidencia importante. Desde aquí nace una historia social cuantitativa que exige la superación de la fase descriptiva y el necesario recurso a la medida y a lo cuantitativo; debate éste interesante en sus inicios, para ser considerado posteriormente como estéril.

Aparece un cambio en la actitud de los jóvenes que producen un regreso a los temas de investigación más diversos. Lucien será discípulo de Braudel, y deudor del existencialismo, a pesar de no estar de acuerdo con él, así la relación con Lukács y el Humanismo Marxista sería, como dijimos, fundamental, sin olvidar los dos arquetipos fundamentales: Hegel y Marx.

Lucien Goldman: entre el sujeto sociológico y el objeto literario, Francisco Acuyo
Veremos pues, que nos encontramos ante un historiador-filósofo que, a partir de un fenómeno empírico abstracto, pretende alcanzar la esencia de conceptos, y se adscribe al pensamiento dialéctico donde no aparecen puntos de partida ni problemas definidos o resueltos, y donde sólo puede conocerse mediante verdades parciales, y que concibe la ciencia como constructiva en oposición a la filosofía analítica.

Pretende desarrollar, y se deduce de nuestro fragmento claramente de Para una sociología de la novela, un método positivo en el estudio de las obras literarias y filosóficas, y así contribuir a la composición de un conjunto delimitado de escritos que, a pesar de las diferencias, parecen emparentados.

Epistemológicamente, nos dirá Goldmann: El conocimiento de los hechos empíricos continuará siendo abstracto y superficial mientras no se haya concertado por su integración al conjunto único que permite superar el fenómeno parcial y abstracto, para llegar a ser esencia concreta a su significado. A lo cual añade: En las ciencias humanas, la separación entre lo esencial y lo accidental solamente puede realizarse por integración de los elementos al conjunto, de las partes al todo. Para lo cual ha de utilizar, como decíamos el método dialéctico, el cual preconiza ir no sólo del texto al individuo, sino también de éste a los grupos sociales de los que indudablemente forma parte. El concepto de estructura significativa de Goldmann proviene de Lukács para posteriormente llevarlo a su visión trágica, cuya concepción ha sido del todo fundamental para la comprensión de los escritos de Pascal y de Racine. Este concepto lleva a establecer que la concepción del mundo no es una realidad metafísica, sino que se trata del aspecto principal y concreto de la conciencia colectiva.

De aquí se colige, finalmente, que el hombre trágico tiene conciencia de dos graves insuficiencias: La insuficiencia del hombre, que se debate en la dualidad (rey y esclavo, ángel o bestia...) y la insuficiencia manifiesta en un mundo ambiguo, donde probar sus fuerzas para no emplearlas jamás; todo lo cual exige la unión de los contrarios que, en definitiva, es la esencia de esta conciencia trágica.

Nos ofrece Goldmann, en fin, este fragmento de su para una sociología de la novela la idea que nos lleva a entender que la creación cultural compensa así la mezcla y los compromisos que la realidad impone a los sujetos y facilita su inserción en el mundo real, lo que puede ser el fundamento psicológico de la catarsis.





                                                                                                   Francisco Acuyo





Lucien Goldman: entre el sujeto sociológico y el objeto literario, Francisco Acuyo

2 comentarios:

  1. Muy interesante, amigo, a pesar de mi alergia hacia todo lo que huela a Marx, quien por suerte no fue el creador de la filosofía dialéctica. Habría que pasar por los griegos y por Hegel, y por lo que es evidente en la naturaleza, con el riesgo de la falibilidad de nuestros sentidos. Cuántas veces no se equivoca el hombre en busca de una verdad que está más allá, quizás, de sus capacidades mundanas. Porque al fin y al cabo el hombre ocupa apenas un segundo de la historia del universo que conocemos, y puede desaparecer sin dejar rastros mañana mismo. Lo que perdura, si existiere, debe estar en otra dimensión...el Alma puede que lo sepa, escondida su clarividencia detrás del velo de Maya. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar