jueves, 13 de enero de 2011

TRINA MERCADER: POETA INVITADA

EN esta segunda entrada de nuestro Hemisferio infinito, situamos a la poeta alicantina Trina Mercader.  La fundadora de la revista  de ineludible referencia  Al-Motamid, ocupa a mi juicio un papel de relevancia en la poesía de su época y, desde luego, mantiene a pesar de su ausencia personal, un lugar en la memoria de los anales de la poesía (indefectiblemente, también en mi memoria particular, pues tuve la fortuna de conocerla, charlar en algunas ocasiones sobre literatura y particularmente sobre poesía, y de ojear en sus archivos correspondencia de eminentísimos poetas del siglo XX, no puedo evitar emocionarme aún al recordar entre  mis manos, contaba yo 18 o 19 años, cartas del mismísimo Juan Ramón Jiménez o de Vicente Aleixandre), así pues quiero ofrecerles al menos una semblanza –ya que ella por desgracia no puede hacerlo- de su obra poética excepcional y de su personalidad entrañable a través de las líneas que siguen, las cuales pretenden ubicarla biográfica, bibliográfica y literariamente  para merecido recuerdo humano y mejor y no menos loable consideración poética.


Trina Mercader, poeta invitada, Francisco Acuyo



 TRINA MERCADER




NOTA BIO-BIBLIOGRÁFICA.-


Trina Mercader, poeta invitada, Francisco Acuyo
Con el grupo de poetas "Al aire libre"

Trina Mercader nace en Alicante en 1919 y fallece en Granada en el año 1984. Siendo, como dice una de las estudiosas de su obra, [1] una de las poetas más desconocidas y singulares de la poesía española, vivió en Larache, Alhucemas, Tetuán y finalmente en Granada. Fundó y dirigió la Revista Al-Motamid durante nueve años. Colaboró en numerosas revistas literarias y pudo compilar parte de su obra poética en tres publicaciones: Pequeños poemas (1944), bajo seudónimo (Tímida), Tiempo a Salvo (1956) y, al fin, Sonetos ascéticos (1971). Es realmente interesante saber que, buena parte de su producción poética se encuentra todavía inédita.  Deseamos ver prontamente nuevos títulos de tan interesante y querida autora al alcance tanto de  los avisados lectores de poesía, como de todos aquellos entusiastas del arte y la literatura interesados en la más singular y exquisita producción creativa.



POÉTICA.-



Trina Mercader, poeta invitada, Francisco AcuyoEn cuanto a la poética de Trina Mercader, y no pudiendo ella redactar las que serían evidentemente más certeras apreciaciones sobre lo que la poesía fuese, tengo que echar mano, por un lado de la rememoración de algunas de las conversaciones que mantuve con la poeta, y por otro de los juicios y deducciones en la lectura y delectación de sus versos.

La búsqueda del otro –la alteridad-[2] en virtud de los mecanismos especiales que ofrece la poesía  puede considerarse uno de los ejes vertebradores de su estímulo o impulso creativo en momentos cruciales de la vida de la autora; por otro, y ya en inmersa en la profunda indagación personal e introspectiva a través de la creación poética, el discurso expreso en esta introspección mantiene un carácter realmente complejo, sobre todo si se observa al albur del momento histórico que le toca vivir, y del que se diría mantenerse contracorriente, donde las indagaciones existenciales (en muchos momentos casi metafísicas, así las recuerdo yo en algunas de las charlas mantenidas con la autora en su domicilio de Calderería), se dirían revestir al impulso y al discurso verdaderamente poético, con una capacidad de excepcional trascendencia para el entendimiento mismo del mundo que la rodeaba.





POEMAS.-




MAYO DE LOS AMANTES




Mayo de los amantes,
madurador de labios, nuevo fruto,
cómo rebosa el agua de mis ojos en sombra
por donde las estrellas calan en lo profundo.
Mi voz está volcando
su cesto de manzanas en júbilo.
Tacto de la caricia,
mira cómo renace la yerba de mis dedos.
y este ritmo en desorden que el corazón ordena
pone en fuga las aves del desnudo en que bebo
agua ciega del beso: verbo mudo.
Mayo de los amantes,
enamoradamente te descubro.




LO EFÍMERO

Trina Mercader, poeta invitada, Francisco Acuyo 
REBELDE va lo efímero. Diría
que lo diminutivo ya no sabe
vivir de sí, de suyo; que no cabe
por donde lo delgado lo ceñía.

Rebelde y solo va por donde iría
sumisamente dueño de su clave.
Si flor, qué breve flor, qué leve si ave
picoteadora mínima del día.

Tan dulce rebeldía en fauna y flora
condena a furia tanta, a tanto acoso
lo que a morir empieza desde ahora,


que todo se derrumba en un momento
y arrastra lo más débil por hermoso,
pluma y aroma, en su derrumbamiento.



LA FRUTA


CERRADA a toda piel, de propio intento,
la fruta en su retiro pende ilesa,
completa en su clausura, libre y presa
 dominadora de su advenimiento.

Un tiento la desnuda, un dulce tiento
la precipita mártir y confesa,
le desmorona el hábito y ya es esa
 fragilidad de lluvia a todo viento.

Puñal de boca adentro, clava el diente
 su posesión hambrienta, con tal gana,
 que el hueso le desnuda su presente.

Si blanda de bocado cuando herida,
qué duro para el rapto y la embestida
 un diminuto hueso de manzana.




LOS NÚMEROS


Trina Mercader, poeta invitada, Francisco AcuyoEternamente tres, eterno cinco,
enjutos, esqueléticos, cabales,
a toda costa monjes virginales,
de un salto sois, os basta con un brinco.

Rotundos en el ser, a todo ahínco,
de vuestras sumisiones manantiales
brotáis de un solo trazo, como tales
eterno tres, eternamente cinco.

Mansos de corazón, pero a porfía
libérrimos (al fin, en vuestros trece),
por mor de la soberbia, quién diría.

Amantes amadores con hartura
de lo que os beneficia y os empece.
No cabe en menos cuerpo más figura.





[1] Juan Varo en: “Una estética de la alteridad”, UNED, Revista Signa 17 (2008) pgs. 343-346, en referencia al importante trabajo llevado a cabo por Sonia Fernández Hoyos.
[2] Ver precisamente al respecto el trabajo anteriormente referenciado de Sonia Fernández Hoyos.




Trina Mercader, poeta invitada, Francisco Acuyo

2 comentarios:

  1. Hermosos, con métrica exquisita. Los sonetos son para antologar junto a los grandes. Muchas gracias, amigo.

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  2. Atrapante poesía, amigo. Sonetos delicados, decidores mágicos. Lo efímero es un enorme poema. Abrazos.

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