jueves, 26 de enero de 2012

AMOR Y POESÍA: CON ANTONIO CARVAJAL

Decidimos crear una nueva entrada en Ancile que reflejara de manera inmediata (y muy breve) una reflexión -emoción- poética ofrecida en un sólo poema, siguiendo aquel sugestivo y precioso principio juanramoniano de Amor y poesía, cada día. Inauguramos la sección nada menos que con el poeta Antonio Carvajal, cuyo texto va acompañado de un motivo igualmente hermoso del artista Ricardo García.




AMOR Y POESÍA: 
CON ANTONIO CARVAJAL



Amor y poesía; con Antonio Carvajal, Ancile





LOS VELOS DEL VIENTO



Para Ricardo García, de su
devoto amigo Antonio Carvajal

Pudor, coquetería, honestidad,
decoro, ¿son defensas o son velos
o armas de seducción cuando arrebata
lo apenas entrevisto y casi apenas
sospechado, el espíritu, los ojos
turbios de gasas, prontos al deseo,
y los oídos se abren al susurro
del viento contra los tules, esperando
confesión, confidencia o maravilla?

Ciega la luz y es seña la blancura
de ignorancia o de muerte, siempre pálidos
los rostros y las manos sin aliento,
como la sombra es ciega y sin relieves,
pero hay bultos de sombra para el tacto,
espadas níveas de dolor que el hueso
céleres atraviesan, relevantes
choques de lengua en diente o diente en lengua
que dan toque de marfil la grana
como arrebato, lágrima y silencio.

Como lágrimas, siendo transparentes,
enturbian la mirada, como asordan
los latidos del propio corazón
la percepción de la armonía celeste,
así la veladura sobre el lienzo
monstruos oculta que el pintor retira
a nuestro obsceno afán de posesión,
y así el silencio vuela entre las bocas
de los amantes en fruición fundidos.

El viento trae las nieblas, se las lleva,
difunde luz mientras propaga sombras,
y una mirada transparente como
las aguas de una cala donde nunca
se percibe oleaje, nos incita
a naufragar por siempre, a ser más agua
entre las aguas y soñar la vida
que es velo al viento y llaga al suspiro.

Antonio Carvajal




Amor y poesía; con Antonio Carvajal, Ancile


1 comentario:

  1. Gracias, Acuyo, por traer a Garcilaso y a Quevedo. Dos poetas enormes, sonetistas irrepetibles. Además del genio, tuvieron la oportunidad de ser iniciadores del folorecimiento de esta forma poética en nuestra lengua. No me canso de re leerlos y enriquecerme con ellos. Un abrazo, amigo.

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