jueves, 15 de marzo de 2012

SAN JUAN DE LA CRUZ, PASTOR VERDADERO DEL AMOR Y LA POESÍA

Hablar de amor y poesía será del todo imposible sin atender al príncipe de los poetas y del amor por antonomasia, nos referimos al humildemente excelso Juan de San Matías, o Juan de Yepes Álvarez o, finalmente, el subido e inmarcesible San Juan de la Cruz. Uno de los influjos imperecederos y más profundos de mi modesta producción poética, cuya obra, breve, pero a todas luces de una intensidad y belleza insuperables, ha marcado mi trayectoria vital y desde luego mi concepción que no puede ser más clara de lo que debe ser un verso verdadero. Tocado por la gracia genuina de lo inapresable, tuvo a bien para mayor gloria de la poesía dejarnos poemas como los que aquí reproducimos para ineludible referencia de tan humilde propuesta como es nuestro blog Ancile. Aparte del sublime Cántico espiritual, que no reproducimos (podíamos haberlo hecho parcialmente, pero nos parecía una mutilación imperdonable) por su extensión, ofrecemos algunos de los poemas más hermosos jamás escritos para gozo, exaltación y apoteosis de los amantes verdaderos de la auténtica, eminente y elevada poesía.

San Juan de la cruz, Pastor verdadero del amor y la poesía, Ancile


SAN JUAN DE LA CRUZ, PASTOR 
VERDADERO DEL AMOR Y LA POESÍA




LLAMA DE AMOR VIVA





Del alma en la íntima comunicación
de unión de amor de Dios


¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!,
pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres,
rompe la tela de este dulce encuentro.

¡Oh cauterio suave!,
oh regalada llaga!,
¡oh mano blanda!, ¡oh toque delicado,
que a vida eterna sabe,
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la has trocado.

¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores,
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras;
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!


NOCHE OSCURA



De el alma que se goza de haber llegado al alto estado
de la perfección, que es la unión con Dios,
por el camino de la negación espiritual



En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

A escuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a escuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía.

Aquésta me guïaba
más cierta que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.                  


¡Oh noche que guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!,
¡oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!

En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.


El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme,
 dejando mi cuidado
¡entre las azucenas olvidado!


TRAS DE UN AMOROSO LANCE



Tras de un amoroso lance,
y no de esperanza falto,
volé tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino,
tanto volar me convino,
que de vista me perdiese;

y con todo en este trance,
en el vuelo quedé falto;
mas el amor fue tan alto,
que le di a la caza alcance.

Cuando más alto subía,
deslumbróseme la vista,
y la más fuerte conquista
en escuro se hacía;

mas por ser de amor el lance
di un ciego y oscuro salto,
y fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Cuanto más alto llegaba
de este lance tan subido,
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaba.

Dije: ¡No habrá quien alcance!
y abatíme tanto, tanto,
que fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo,
porque esperanza de cielo
tanto alcanza cuanto espera;

esperé sólo este lance,
y en esperar no fui falto,
pues fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.


EL PASTORCICO




Un pastorcico solo está penado,
ajeno de placer y de contento,
y en su pastora puesto el pensamiento,
y el pecho del amor muy lastimado.

No llora por haberle amor llagado,
que no le pena verse así afligido,
aunque en el corazón está herido;
mas llora por pensar que está olvidado.

Que solo de pensar que está olvidado
de su bella pastora, con gran pena,
se deja maltratar en tierra ajena,
el pecho del amor muy lastimado.

y dice el pastorcico: ¡Ay desdichado
de aquel que de mi amor ha hecho ausencia,
y no quiere gozar la mi presencia
y el pecho por su amor muy lastimado!

y a cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol, do abrió sus brazos bellos,
y muerto se ha quedado, asido de ellos,
el pecho del amor muy lastimado.


                                 S. Juan de la Cruz


San Juan de la cruz, Pastor verdadero del amor y la poesía, Ancile

2 comentarios:

  1. Maravillosa poesía. Gracias, Francisco.
    Un fuerte abrazo.
    Jeniffer

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  2. Siguiendo las miguitas que ha dejado en el camino Mara Romero he llegado hasta este remanso de paz y gozados del lirismo de San Juan de la Cruz. Me marcho satisfecho del recorrido y del destino.

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