miércoles, 23 de mayo de 2012

GARCILASO DE LA VEGA: DE LA MÉTRICA CELESTE, SONETO 16


Ante la insistencia de  algún amigo lector de Ancile, aficionado este, avisado aquel, para ofrecer algún nuevo poema con versos endecasílabos para su atención métrica, he resuelto publicar, salteadamente, unos sonetos más para el entretenimiento o estudio de sus estructuras métricas. He decidido ofrecer muestra de dos de los más grandes maestros de este metro para mejor justificación de los argumentos en la construcción métrica del poema, así pues, ahora de nuevo, Garcilaso de la Vega en el soneto 16.


Garcilaso de la vega, soneto 16, Francisco Acuyo


 GARCILASO DE LA VEGA: 
DE LA MÉTRICA CELESTE, SONETO 16


Garcilaso de la vega, soneto 16, Francisco Acuyo



SONETO 16



No las francesas armas odïosas,
en contra puestas del airado pecho,
ni en los guardados muros con pertrecho
los tiros y saetas ponzoñosas;

No las escaramuzas peligrosas,
ni aquel fiero rüido contrahecho
de aquel que para Júpiter fue hecho
por manos de Vulcano artificiosas,

pudieron, aunque más yo me ofrecía
a los peligros de la dura guerra,
quitar un hora sola de mi hado.

Mas infición de aire en solo un día
me quitó al mundo, y me ha en ti sepultado,
Parténope, tan lejos de mi tierra.




Esquema métrico:

No las francesas  armas odïosas,
      (1ª)———4ª——6ª—––––10ª
en contra puestas del airado pecho,
——––––––4ª———8ª——10ª
ni en los guardados muros con pertrecho
—————4ª––––––6ª–––––––––10ª
los tiros y saetas  ponzoñosas;
––––2ª––––6ª————10ª
No las escaramuzas  peligrosas,
(1ª)—————6ª————10ª
ni aquel fiero rüido contrahecho
––––2ª—(3ª)——6ª–––––––10ª
de aquel que para Júpiter // fué hecho
––––2ª–––––––––6ª––––––(9ª)–10ª
por manos de Vulcano artificiosas,
–––––2ª———6ª————10ª

Pudieron, // aunque más yo me ofrecía
––––––2ª–––––––––––6ª––7ª–––––––10ª
a los peligros de la dura guerra,
–––––––4ª————8ª——10ª
quitar un hora // sola de mi hado.
—2ª——4ª———6ª———10ª


Mas infición de aire en solo un día
 —————4ª——6ª———8ª——10ª
me quitó al mundo, // y me ha en ti sepultado,
––––(3ª)––––4ª––––––––––6ª-(7ª)–––––––10ª
Parténope, // tan lejos  de mi tierra.
––––2ª–––––––––6ª————10ª



Garcilaso de la vega, soneto 16, Francisco Acuyo



CONFORMAN LOS VERSOS endecasílabos que se ofrecen la relación siguiente en el poema: establece una estructura versal (soneto) que vierte la distribución de verso y rima que sigue: catorce versos (arte mayor) endecasílabos con rima consonante que obedece a la distribución de dos cuartetos con rimas ABBA ABBA y dos tercetos con rimas en la distribución siguiente: CDC CDC.
Verso primero: endecasílabo a maiori acentuado 6ª y 10ª sílabas —heroico—; con acento de equilibrio (rítmico) en la 4ª sílaba: No las francesas armas odiosas; todo lo cual nos apresta a la disposición anímica del poeta en los siguientes versos del soneto no tan bien atemperados. Diéresis en odï_osas. Es conveniente atender a la acentuación de incitación expresiva en la primera sílaba del verso, No.
Verso segundo: se ofrece una acentuación de endecasílabo a minori (4ª y 8ª) sílabas, sáfico: 4ª, 8ª y 10ª: en contra puestas del airado pecho, marca un ritmo binario por el que mantiene el mismo pulso de contención del primer verso. «Acento latente» en 2ª que mantiene el ritmo binario del verso.
Verso tercero: vuelve al acento del endecasílabo a maiori (6ª y 10ª, heroico) con acento de equilibrio en 4ª: ni en los guardados muros con pertrecho; termina el verso en deslizamiento (encabalgamiento) hacia el verso cuarto, barruntando acaso no tanta tranquilidad para el resto de su discurso.
Verso cuarto: aunque mantiene el acento a maiori en el endecasílabo (heroico) y el apoyo en acento de equilibrio en 2ª, la totalidad del verso se acentúa en 2ª, 6ª y 10ª: los tiros y saetas ponzoñosas; comienza a mostrar cierta inquietud expresada por la separación de vocales a-e (sa_eta) —azeuxis, hiato gramatical— para marcar expresivamente el ritmo en 6ª sílaba.
Verso quinto: la presunción sobre una potencial inquietud se hace evidencia en este verso, que manifiesta en su acentuación endecasilábica a maiori (6ª y 10ª sílabas), una clara atonía en la parte primera del verso: No las escaramuzas peligrosas, para nosotros, parece acento de incitación expresiva el de la 1ª sílaba (No) que exige una disposición anímica de evidente inquietud.
Verso sexto: la exacerbación se convierte en un hecho en el verso sexto aunque mantiene acentos en 2ª, 6ª y 10ª, (endecasílabo a maiori, heroico): ni aquel fiero ruido contrahecho; el elemento altamente expresivo, en parte se debe al acento en 3ª en conjunción con el de 2ª sílaba, acento de incitación, y al movimiento que aporta la diéresis, rü-ido, gracias a la cual marcará el acento de equilibrio (en 6ª) para reestablecer la metricidad del verso, esta compensación expresiva que anuncia ya la convulsión del siguiente verso.
Verso séptimo: la conjunción —tensión— de las sílabas 9ª y 10ª en el endecasílabo (a maiori): de aquel que para Júpiter fue hecho, manifiesta en su atonía inicial el violento contraste en la conjunción de acentos en 9ª sílaba (de tensión) y en el 10ª, acento de equilibrio —y pausa— que se desliza o encabalga, no obstante, en el verso octavo, mostrando una evidencia de no linealidad y dinamismo extraordinarios. Es conveniente tener en cuenta los acentos latentes en 2ª y 4ª que marcan el ritmo binario del verso (yámbico). Cesura en la 6ª sílaba.
Verso octavo: endecasílabo a maiori (heroico) con acentuación en 2ª, 6ª y 10ª: por manos de Vulcano artificiosas; culmina la serie de cuartetos guardando el equilibrio inicial con apoyaturas de equilibrio —o rítmicas— para culminar sentenciosamente, aún con el eco de la distorsión de los versos anteriores, en el hipérbaton «manos (de Vulcano) artificiosas».
Verso noveno: prosigue la genuina dinamicidad de otros versos anteriores en este terceto, cuyo primer exponente ofrece de nuevo, con atonía evidente en la parte segunda del verso, el desasosiego del poeta, así, la acentuación 2ª y 10ª sílabas: Pudieron, aunque más yo me ofrecía; que culmina con un brusco deslizamiento (encabalgamiento) al siguiente verso. Cesura en 2ª sílaba.
Verso décimo:  culmina el deslizamiento en un endecasílabo a minori, 4ª, 8ª y 10ª sílabas (sáfico): a los peligros de la dura guerra; quiere recuperar el equilibrio rítmico acentuando la pausa de la sílaba última con una coma, como pretendiendo recuperar el aliento gastado en la dicción de versos anteriores.
Verso undécimo: Termina el primer terceto, otra vez ofreciendo atonía que expresa desaliento y desasosiego (desmayo) con una acentuación rítmica 2ª, 4ª, 6ª y 10ª: quitar un hora sola de mi hado; mas acompasado por un ritmo interior bimembre (yámbico) con el que termina el terceto ofreciendo nuevo descanso (más prolongado) con el punto del verso.
Verso duodécimo: verso que vierte una acentuación en 4ª, 6ª y 10ª, a maiori (heroico): Mas infición de aire en solo un día; que enlaza abruptamente de nuevo mediante encabalgamiento con el 2º verso del terceto, y anuncia otra vez de manera harto expresiva, como veremos en el siguiente verso, el final del poema.
Verso decimotercero: el desmayo y desasosiego se acentúan considerablemente buscando el clímax del poema no sólo por el deslizamiento del anterior verso en este otro, también la acentuación del mismo interviene decisivamente: 4ª y 10ª sílabas como acentos de equilibrio (rítmicos) y el de 3ª, sílaba impar, como acento de incitación: me quitó al mundo, y me ha en ti sepultado; junto al de 4ª, que parece hacer precipitar (sepultar) el ánimo del poeta. Coma en el final de verso, para recuperar nuevamente el aliento y preparar el final de los tercetos y del poema. Cesura en 4ª sílaba.
Verso decimocuarto: endecasílabo a maiori (heroico) que se diría pretende reestablecer cierto equilibrio o mejor sosiego (descanso), con la compensación regular de sus rítmicos acentos; 2ª, 6ª y 10ª: Parténope, tan lejos de mi tierra; así lo atestigua el acento en Parténope, que carga de melancolía el siguiente extremo del verso y que da fe del extraordinario dinamismo de que es capaz indudablemente el verso y la poesía de nuestro admirado poeta.
El soneto de Garcilaso que, finalmente nos ocupa, viene a cumplir en definitiva las mismas reglas de singularidad dinámica de los anteriores. Así, los versos 7º y 13º, vienen a incumplir la norma rígida del metro con la aportación de sus correspondientes acentos de tensión heterodoxos a la ley métrica que concibe el verso, el poema y la poesía como un fenómeno de carácter lineal sistemático, sujeto a una normativa mecánica que, desde luego, entra en franca colisión con el magnífico dinamismo y expresividad de estos versos y de la totalidad del poema.
Así también ha de prestarse atención a la concurrencia especialmente dinámica de los acentos de incitación que entran, por ende, en confrontación con el impulso yámbico del verso, granjeando de esta manera una peculiarísima y enriquecedora expresividad que acabará por convertirse en la verdadera norma de incertidumbre ante la complejidad del fenómeno poético en su vertiente métrica.
Así los elementos de integración que aparecen en el poema (véase el verso 1º: No las francesas armas odïosas,) se ofrecen resueltamente para la extraordinaria movilidad del verso —y del poema—, por ejemplo con la diéresis audaz odï_osas, en cuya separación vocálica vuelve a manifestarse de manera tan expresiva. O así también en el caso de azeuxis del cuarto verso: los tiros y saetas  ponzoñosas, donde la palabra sa_etas parece estirar en el verso su impulso y movimiento, como en el natural ejercicio del tiro con arco.



Garcilaso de la vega, soneto 16, Francisco Acuyo


5 comentarios:

  1. Excelente post que es tan educativo. Muchas gracias Francisco!
    Un cordial saludo.
    Jeniffer Moore

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  2. Jeniffer discrepo con lo que dices de que este post es educativo ya que la educación es el proceso de facilitar el aprendizaje o la adquisición de conocimientos, así como habilidades, valores, creencias y hábitos. El proceso educativo se da a través de la investigación, el debate, la narración de cuentos, la discusión, la enseñanza, el ejemplo y la formación en general. La educación no solo se produce a través de la palabra, pues además está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes. Generalmente, la educación se lleva a cabo bajo la dirección de las figuras de autoridad: los padres, los educadores (profesores o maestros),1​2​ pero los estudiantes también pueden educarse a sí mismos en un proceso llamado aprendizaje autodidacta.3​ Cualquier experiencia que tenga un efecto formativo en la forma en que uno piensa, siente o actúa puede considerarse educativa.

    La educación puede tener lugar en contextos formales o informales. La educación formal está comúnmente dividida en varias etapas, como Educación preescolar, escuela primaria, escuela secundaria y luego la universidad o instituto. Al concluir la formación se expide un comprobante o certificado de estudios, que permite acceder a un nivel más avanzado. Existe una educación conocida como no formal (no escolarizada) por la que, a diferencia de la formal, no se recibe un certificado que permita acceder a un nuevo nivel educativo al terminar la formación; normalmente, los lugares que ofrecen la educación no formal, son los centros comunitarios, instituciones privadas, organizaciones civiles o el Estado.

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  3. Jeniffer, gracias a ti por alegrarme siempre las mañanas

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