miércoles, 20 de noviembre de 2013

DÍA UNIVERSAL DEL NIÑO: CON POESÍA

Hoy se celebra el Día universal del niño, que mejor manera de celebrarlo con un par de poemas inspirados en la indeleble memoria de la infancia puesta al día. Os dejo unos poemas del libro de Pan y leche para niños.



Día universal del niño, con poesía, El hada de mi niño, Francisco Acuyo, Ancile




DÍA UNIVERSAL DEL NIÑO: CON POESÍA



Día universal del niño, con poesía, El hada de mi niño, Francisco Acuyo, Ancile


EL HADA DE MI NIÑO



A Jorgito


CUANDO te sientas solo,
mi niño, ten presente
la mágica aureola
del hada de la nieve.

Su velo sobre pétalos
de rosa te protegen,
te acoge y de la sombra
como estrella de fuentes.

Cuando te sientas solo,
la ventana estremece
el cristal del invierno
con aliento sin dientes,

cuando la niebla o nube
sobre los muros vence
la soledad traidora
que desnuda su albergue,

su lecho de amapolas,
sus pétalos de leche
que tibios visten velo
entre nieve a la nieve.

Cuando te sientas solo,
la luz muestra el juguete
de querubes furtivos
que juegan con la suerte.

Mi niño en su palacio
de algodón transparente,
canicas y cristales
cuenta por capiteles,

y un cervatillo inquieto
sobre el lomo sostiene
las jambas y el dintel
de vidrio y cascabeles.

Bajo monte de pájaros
la imagen de la nieve.
Aleja. Lejos. Deja.
Deja que ella te bese,

y que ponga su magia
tu mejilla caliente,
que tenga de tus labios
el clavel, y en tus sienes,

mi niño, dos guirnaldas
con la luz de las fuentes,
con aroma de mirtos
y colores de peces.


ALMAS GEMELAS



Para Marramaquiz, valiente, mi gato, 
cuando mira a mi niño, Jorgito.



AL fondo, la sombra 
se funde en la esfera,
y eleva de fuego
un iris de fiera.

Un iris de fiera,
lucifer felino
que observa inefable
del gesto focino
su zarpa implacable.

Su zarpa implacable
se lame mirlado,
y el lomo el espejo
le copia gibado
su grácil reflejo.

Su grácil reflejo
donde un príncipe árabe,
aspecto cabal,
reclama en el cárabe
del dulce cristal.

Del dulce cristal,
arrogante el porte
te mira después
que salta el resorte
raudo hasta tus pies.


Raudo hasta tus pies,
mesura fruncida
que halaga en su arrimo
topando, subida
la cola, con mimo.

La cola con mimo
aliñada un tanto,
después del rodete,
y muestra quebranto
inflando el copete.

Inflando el copete,
contigo respira
siendo el centinela
que en tu sueño mira
un alma gemela.

El alma gemela
que a tus pies se aduerme,
y sueña contigo,
y combate inerme
común enemigo;
común enemigo:
y al fondo la sombra
se funde en la esfera
que eleva de fuego
un iris de fiera.


NANA DEL ÁNGEL DE LA GUARDA



Para Abraham Nicolasillo,
por su primera comunión

EL ángel del azar
seguro, inscribe un orbe
vívido de azucenas
que circundan tu nombre:

Tú, en el centro, mi niño,
estás inscrito sobre
los pétalos que aroma
música de las flores.

Mi niño, a ti se obliga
la angelical cohorte
cuyo emisario más
puro a ti ofrece incólume.

En el paisaje sus
alas extiende doble
silueta donde el tiempo
la eternidad recorre.

El ángel de la guarda
pinta azul un acorde
de luz con el pincel
que arde en el horizonte.

En ti lírica un aura
vierte de ruiseñores
que esboza con su canto
el musical azogue.

En este día hermoso
en ti busca su norte
la luz que suena alada
en sus célicas torres.

Traslúcido silencio
a tu arcángel de molde
sirve; con él conforma
un ángel nuevo y cómplice.

El ángel, niño mío,
senda de girasoles
a tu sueño de magnolia
entre las rosas pone.

Contigo, por su casa
constelada, en la noche
salta y juega por sus
celestes corredores.



ALMA



Para Laurita, pequeña

                 
SOBRE la luna, laureles
de lirio y nardo de plata;
el sueño apenas de flores,
entre algodones pintaba.

Sobre la luna, mi niña,
de azucenas y de nácar
mariposa del amor
leve desliza sus alas.

De la noche y sus colores
finge otra flor enojada
en tus pupilas, espejo
absorto, oteador del ámbar.

Niña, rutilante sombra
lleva fulgores al alba,
en donde la eternidad
efímera huella dejara.

Mas es preciso que sepas
de donde la luna el agua
de vida (para la flor
que el mundo aroma) tomaba:

De la fuente que en la noche
pura para la esmeralda,
mi niña, de tus pupilas,
siempre inmarcesible mana.

La luna (en su halo) le pinta
invisible al laurel: aura,
que colorea su nombre
con los pinceles del alma.



Francisco Acuyo




Día universal del niño, con poesía, El hada de mi niño, Francisco Acuyo, Ancile


2 comentarios:

  1. Gracias por tus versos, querido Francisco.

    Un cordial abrazo.
    Jeniffer Moore

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  2. Amigo mío, del que me enorgullezco, porque me ha tocado por suerte recibir tanto alimento de tus letras y de todo lo que ofreces en estas páginas que son escuela, pólvora inspiradora. Delicados, tiernos versos, donde el romance abunda con esa especial melodía que refuerza los hondos contenidos. Me ha traído a la memoria los versos de Marí en Ismaelillo, anunciando al Modernismo. La ternura, la belleza, la perdurabilidad, la poesía...que más decir, poeta. Un emocionado abrazo.

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