jueves, 17 de abril de 2014

PASCAL, POEMA SEMANAL

Del conjunto titulado Cuadernos del Ángelus, 1992, ofrecemos un nuevo poema, concretamente de la sección del poemario denominada Héroes, bajo el nombre de Pascal. Como singular característica de estos versos y los que siguen, los referentes aparecen diluidos en una suerte flujo irracional que impregnan buena parte de los poemas, sin llegar en ningún caso a beber de las fuentes del surrealismo, en tanto que nunca fueron escritura automática. El objeto real al que puede aludir el signo lingüístico en estos poemas diríase que quiere disolverse en el ámbito inaudito de la ambigüedad, de la analogía y del símbolo  que sustenta el tantas veces el lenguaje especial de la poesía. Poemas de un momento particular del poeta en el verso se ofrece como una vía de conocimiento y exploración del mundo y del sí mismo. Pascal, el gran pensador, Pascal, el lenguaje de programación de softwer, Pascal como entidad cibernética que abre vías nuevas de aprehensión del mundo... Una senda abierta, en fin, al impulso creativo del poeta que quiere saber de sí y de todo aquello que le influye rodeándole para ser quien es.





Pascal, Francisco Acuyo, Ancile



PASCAL
(EN CUATRO INSTANTES)


Pascal, Francisco Acuyo, Ancile


«Lumina mors clausit domini mirantia forman»

OVIDIO


I

REFLEJO



ASÍ te observas, mientras bebes sangre
de un hilo tenso y la mejilla sobre
el peso del anhelo que con la
caricia pende.
Escorzo acaso donde
acorde luminaria gira su
trapecio o vidrio sin enigma; ahora
tornasolado espacio, casi como
cuando lágrima, a contrapeso, en triste
equilibrio, si auspicio del vacío
queda inmerso en la estela,
encubierto, si esculle el rostro sobre
el pulso de tu imagen, pero espejo.


II

ESPACIO




LA noche no es el cielo.
De rosa, de candor, de pura brisa, la noche
no es lirio sobre el iris pasajero donde brilla.
Refl eja desde el astro aquel con riesgo
hasta la misma frente remotísima.
Mas, casi resonando,
percibe un arpa o coro percutida
entre temidos límites de fl ores,
como un eco transido
de la tierra.



III

VIDA




SOBRE la oscura orilla el mirlo arúspice,
también enhebra sorprendido cada
fl agrante estrella de la mar,
suspiro
o rumor si memoria
donde pájaro.
PASCAL, de amarillos
pétalos y semillas no templadas,
¡salve!, párpado inmarcesible, ¡salve!
si en la oquedad o fuente
de silenciosas plumas
golpeas en el pecho acaso,
ya sin alma,
ya sin lengua,
sin lenguaje.

ESTÁN abriendo entre sus dedos tímidas
                                                               [flores
instantáneas, y en su vientre ya
recorre una memoria de guirnaldas
pródiga aquel circuito
o abeja, si imprevista, entre sus hélices
vibra y abre también los élitros
de oscurísimos cálices presuntos.



IV

TIEMPO



ACASO veinte y tres
siglos no eximen con suficiente plenitud
en paraíso.
De este proceso mórbido de siglos
se comba el tiempo,
más diría,
que oprime con los brazos de otros seres,
si es humano,
o recicla de su mano
un metal,
dulce bulto
de voces espumosas
que en las olas, al fin clamor
retira y vierte todavía todo
hueco hecho luz en su intersticio.
DE frágiles aristas
el prisma de la tarde el torso gira.
Postrado de través el tibio cuerpo
en la arena del tiempo;
sin la luz ya no fulge, finge como
el etéreo arco iris
la delicada veste para el tigre.







Francisco Acuyo, de Cuadernos del Ángelus, 1992.






Pascal, Francisco Acuyo, Ancile

1 comentario:

  1. "Reflejo" abre esta muestra magistral. Una compleja y finísima trama lírica que vence al tiempo, a todas las tendencias de la poesía, para ser única en el presente. Un abrazo, amigo.

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