miércoles, 3 de enero de 2018

LA IMAGEN CORPORAL DE LA MUJER EN LA ILUSTRACIÓN

Para la sección, Microensayos, del blog Ancile, traemos una nueva entrada del filósofo Tomás Moreno, que lleva por título, La imagen corporal de la mujer en la ilustración, siguiendo los trabajos espléndidos anteriores sobre la misoginia.


La imagen corporal de la mujer en la ilustración, Tomás Moreno




LA IMAGEN CORPORAL 

DE LA MUJER EN LA ILUSTRACIÓN




La imagen corporal de la mujer en la ilustración, Tomás Moreno

Durante la época Ilustrada el prejuicio de la debilidad bio-fisiológica femenina se mantuvo sin cuestionamiento alguno. Así, en el artículo dedicado a las “mujeres” de su Diccionario filosófico  Voltaire llegaba a sostener argumentos como el siguiente:

En lo físico, en razón de su fisiología, la mujer es más débil que el hombre, las emisiones periódicas de sangre que debilitan a las mujeres y las enfermedades que se originan en su eliminación, las épocas de embarazo, la necesidad de amamantar a los hijos y de cuidar continuamente de ellos, la delicadeza de sus miembros, las hacen poco apropiadas para todos los trabajos, para todos los oficios que exigen fuerza y resistencia[1].
           
            J. J.  Rousseau sostendrá también la inferioridad general de la mujer respecto al hombre a partir de su inferioridad física. A una mujer “que es débil y que no ve nada fuera de sí misma”, le conviene, ante todo, conocer “los móviles que puede poner en práctica para suplir su debilidad, y esos móviles son las pasiones del hombre”, dice el pensador ginebrino. De ellos podrá sacar, gracias también a su propia finura espiritual, una “moral experimental”, que corresponderá luego al hombre sistematizar. Desde esa debilidad o  incapacidad fundará su propia psicología “natural”, su propio conocimiento no del espíritu del hombre en general o en abstracto sino del espíritu de los hombres que la rodean y a los que está sometida:

La imagen corporal de la mujer en la ilustración, Tomás MorenoEs menester que aprenda a calar en sus sentimientos, con sus palabras, sus acciones, con sus miradas, con sus gestos. Es preciso que con sus palabras, con sus acciones, con sus miradas, con sus gestos, ella sepa dar los sentimientos que a él agradan sin que parezca siquiera que piensa en ello. Ellos filosofarán mejor que ella sobre el corazón humano; mas ella leerá mejor que ellos en el corazón de los hombres. A las mujeres corresponde encontrar, por así decir, la moral experimental, a nosotros reducirla a sistema. La mujer tiene más ingenio, el hombre más genio, la mujer observa y el hombre razona (J. J. Rousseau, Emilio o de  la Educación, V, 579-580)[2]. 

            También Kant considera la debilidad física de las mujeres una de las causas de su posición subordinada y sometida con respecto al varón. En su Antropología en sentido pragmático (1789)[3] plantea la unidad de los sexos (o de los diversos caracteres de ambos sexos) como una necesidad inscrita en el propio orden teleológico de la naturaleza, de tal manera que el sexo fuerte del varón esta llamado naturalmente a ejercer la función racional, mientras que el bello sexo de la mujer, o el sexo débil, está sometido a aquel por una ciega inclinación natural. Por ser la mujer el sexo débil depositario de la fertilidad, arguye Kant, requerirá del sexo más fuerte para protegerla. De esta manera, las relaciones entre los sexos pueden encontrar un ámbito de unidad, el matrimonio, en el que la conocida fórmula kantiana según la cual la mujer “manda”, pero el hombre “reina”, tenga su natural realización.


Tomás Moreno




[1] Voltaire, Diccionario filosófico, voz mujeres, Daimon, Barcelona, 3 vols., 1977.  
[2] J. J. Rousseau,  Emilio o de la Educación, sexta reimpresión,  prólogo, traducción y notas de Mauro Armiño, Alianza Editorial, Madrid, 2008. A partir de ahora citamos abreviadamente EOE, nº de libro y nº de página.
[3] Immanuel Kant, Antropología en sentido pragmático, versión castellana J. Gaos, Alianza Editorial, Madrid, 1991 (En adelante se citará como ASP).



La imagen corporal de la mujer en la ilustración, Tomás Moreno

1 comentario:

  1. Muy curiosos estos criterios que, a la vista de nuestro conocimiento actual no están excesivamente descaminados ya que la "debilidad" femenina es obvia si nos referimos a su menor desarrollo esquelético y muscular. La malinterpretación de la menstruación es una consecuencia lógica de la incultura científica sobre sus causas. Y el menosprecio de su inteligencia me parece claro que se debe a que la mujeres en estas épocas quedaban al margen de la educación, claro. Me ha llamado especialmente la atención el acusarlas de estar siempre pendientes de sus hijos y su familia y es que hoy sabemos por los estudios neurológicos que esta es precisamente una de las características esenciales del cerebro femenino y gracias a la cual la raza humana tiene hoy el éxito biológico del que gozamos. (Véase: "El cerebro femenino" de Louann Brizendine. RBA Libros. 2013.

    ResponderEliminar