viernes, 1 de marzo de 2019

OTTO WEININGER Y SU RENACER DE LAS CENIZAS DEL OLVIDO

Abundando en la figura de Otto Weininger, ofrecemos una nueva entrada para la sección, Microensayos, del blog Ancile, de la avisada mano del filósofo Tomás Moreno y que lleva por título: OttoWeininger y su renacer de las cenizas del olvido.

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Otto Weininger y su renacer de las cenizas del olvido. Tomás Moreno



OTTO WEININGER Y SU 

RENACER DE LAS CENIZAS DEL OLVIDO



Otto Weininger y su renacer de las cenizas del olvido. Tomás Moreno

Tras la tragedia de la Segunda Guerra Mundial las ideas antisemitas y antifeministas del pensador judío renegado fueron arrumbadas al desván de las pesadillas, afortunadamente superadas. Otto Weininger cayó en el olvido, del que sólo emergió ocasionalmente como extraviado producto de una curiosa época. Sin embargo, Weininger renació de las cenizas del olvido, en donde se encontraba merecidamente sepultado. Al menos desde los comienzos del último tercio del siglo XX asistimos a una especie de “revival” de su figura y de sus peculiares ideas sobre el sexo y las mujeres.      Hans Mayer ha señalado y denunciado el retorno de esos viejos fantasmas misóginos presentes tanto en las obras de escritores franceses, entre los que cita a Henry de Montherlant y a Jean Genet, como en la generación americana de dramaturgos, novelistas y guionistas de cine  que cantan la potencia y la autoridad sexual del macho (Tenesse Williams, E. Albee) o el desprecio de la mujer “como simple objeto sexual” (Henri Miller). En todas partes se manifiesta esa relación en la que comparten tanto una fe irracional como una ideología elitista de señores. Y concluye con estas premonitorias palabras: “A la lucha de clases ha de suceder la lucha de sexos[1].
Otto Weininger y su renacer de las cenizas del olvido. Tomás Moreno

            Y uno de los autores que ejemplifican con mayor exactitud esta mentalidad antifeminista y misógina es, sin duda, el escritor norteamericano Norman Mailer, sobre todo, con su ensayo The Prisoner of Sex. Antagonista del frente de liberación femenino, enemigo declarado de la Women’s lib -al que califica de movimiento narcisista y totalitario- y enfrentado con Kate Millet y su Sexual Politics[2], Norman Mailer se revela  como uno de los más combativos herederos del legado weiningeriano, una especie de Weininger redivivo que “volvería de nuevo, sin vacilación, a establecer la audaz antítesis: sierva y furcia”[3]. Por su parte Kate Millet ha esclarecido en su análisis de Henry Miller y de Norman Mailer, la complacencia de estos dos autores por lo lúbrico, lo degradante de la actividad sexual ejercida sobre la “fémina”, la inmensa arrogancia del Macho Coitante, o su reducción de las mujeres protagonistas de sus novelas a “ninfómanas insaciables”,  obsesas uterinas, puro almacénes vaginales de placer, que entonan la frenética Canción del Sexo celebrando el Buen Pene del macho de turno. Imágenes de la mujer que reproducen fielmente el estereotipo femenino weiningeriano que impregna  de principio a fin las páginas de Sexo y carácter.
            Incluso las semejanzas en la esfera subjetiva, aparentemente tan sorprendentes, de Weininger y Mailer son más bien desconcertantes que indicadoras: “El judío de Viena y el judío de Nueva York. Ambos amalgaman feminismo y semitismo. Weininger se atreve a establecer la equiparación de femenino y judío. Llama a su época “no sólo la más judía, sino también la más femenina de todos los tiempos”. Otto Weininger, el hombre y el judío, dictaba con ello su propia sentencia. Y fue él mismo quien la ejecutó”[4]. Ambos, en fin, analizan el tema de la homosexualidad, oculta y angustiosamente en el caso del austríaco; expresamente en el del americano (en relación con los casos literarios de D. H. Lawrence y Jean Genet).
      
Otto Weininger y su renacer de las cenizas del olvido. Tomás Moreno
      Mitificaciones de sus obsesivos estereotipos, como las llevadas a cabo por Normann Mailer o Henri Miller, y aproximaciones a su figura y a su pensamiento como las de  Chandak Sengoopta, Le Rider o Hans Mayer ponen de manifiesto cómo sus ideas no han perdido desgraciadamente poder de irradiación y sugestión en los menos avisados. Al ser, por otra parte, recientemente objeto de estudio –“en el posmoderno volver la espalda a lo real para mirar a lo aparente”, en expresión de Joachim Riedl – tanto el decadentismo de su época como su irracional angustia vital, Otto Weininger vuelve a gozar de renovado interés.
            Como señala Hortensia Moreno “la actualidad del texto puede verse reflejada en la cantidad de resultados o entradas que arroja una búsqueda en Google (137.000 en menos de un segundo). También resulta significativo que en 2003 los departamentos de inglés y de lenguas modernas de la Universidad de Sussex organizaran una conferencia internacional e interdisciplinaria para celebrar el centenario de Sexo y carácter y la publicación –en Indiana University Press- de su primera traducción completa al inglés”. El número de ediciones de la obra sobrepasa hoy las cincuenta ediciones[5]. Su tema nuclear, la lucha entre los sexos, y su verdadero móvil, la desesperación autodestructiva de una soledad insuperable y existencialmente padecida, han vuelto a estar de actualidad. El falso profeta aparece ahora como triunfal personaje de teatro y cine y sus teorías sobre la mujer y la sexualidad -meros extravíos de este estafador intelectual- sirven como materia de discusión a sus colegas posmodernos.

TOMÁS MORENO



[1] Historia maldita de la literatura, op. cit.,  p.118.
[2] Cf. Kate Millet, Política sexual, Cátedra , Madrid, 1995.
[3] Historia maldita de la literatura, op. cit., p.140. La figura de furcia o prostituta que Weininger consagra en su obra es la inversión exacta, la antítesis perfecta, del mito de la mujer idealizada de la tradición cristiana occidental: de la Virgen y Madre o de la Madonna de los pintores renacentistas, de la Angelicada, de la Beatriz del Dante, la Laura de Petrarca, la  Isolda de la leyenda medieval y wagneriana y de todas las Damas idealizadas por el modelo provenzal de las Cortes de amor medievales y sus variantes románticas desde Chretien de Troyes a Goethe. Es el mismo estereotipo invertido y transformado en  su otro extremo, en su antítesis, el mismo modelo sacro puesto al revés que ha modelado el sentimiento del amor en Occidente en los ocho últimos siglos. Una invención masculina totalmente denigrante y vengativa sobre la mujer. Para este estereotipo en el imaginario literario e iconográfico occidental, véanse: Denis de Rougemont, El amor y Occidente, Kairós, Barcelona, 2002  y Marina Warner, Tú sola entre las mujeres. El mito y el culto de la Virgen María, Taurus, Madrid, 1991, capítulos IX (Trovadores) pp. 187-204, X (Madonna) pp. 205-217 y XI (Dante, Beatriz y la Virgen María) pp. 218-233.
[4] Ibid. 141.
[5] Hortensia Moreno, Femenino y Masculino en las ideas de Otto Weininger, op. cit, p.131.



Otto Weininger y su renacer de las cenizas del olvido. Tomás Moreno


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