jueves, 2 de mayo de 2019

NOMBRAR LA CONCIENCIA Y LA NADA


Para la sección, Ciencia, del blog Ancile, traemos el cierre o conclusión a las reflexiones sobre la nada (y la conciencia)  con la entrada que lleva por título: Nombrar la conciencia y la nada.


Nombrar la conciencia y la nada. Francisco Acuyo



NOMBRAR LA CONCIENCIA Y LA NADA







CUANDO John Weeller afirmaba que ningún fenómeno será considerado como tal (no sería o sería nada) hasta que fuese observado, planteaba una visión bien diferente sobre el concepto y realidad de lo que es en el mundo. La retrocausalidad[1] muy bien nos pudiera estar sugiriendo que la realidad es algo subyacente que interconecta el contenido todo del universo y que, en cierto modo, me recuerda a la idea del sunyata Zen, en cuyo vacío todo está originariamente, y que el espacio y el tiempo no son nada sin la conciencia, situación que hace imposible establecer una conexión lógica de lo que acontece en esta realidad originaria (y última). La nada previa a la mente o a la conciencia es algo inaprensible mediante un racionamiento positivo ya que está sujeta a una enigmática contradicción, ya que nos situamos en una dialéctica de la contradicción, y es que para que el tiempo y el espacio sean nada, ese ser es existir, pero negado consecuentemente.

                La energía oscura ha pretendido ser una fuente explicativa de aquella contradicción positiva que anunciábamos en el párrafo anterior. La cuestión es que muy poco o nada sabemos de ella, salvo que es una fuerza antigravitatoria que diríase impregnar todo el espacio y que cuanto más vacío esta el espacio más prevalece esta energía. En cualquier caso este vacío, aquella nada predomina en el universo como potencia inimaginable. El concepto de distancia acaso deja de tener sentido (ya Einstein demostró que el espacio -y con él el tiempo-  es algo inherentemente sustantivo), por lo que el vacío o nada supuesta o potencialmente originaria debiera ser algo que, algunos pensamos, es en realidad un continuum de conciencia (recordemos a Kant cuando decía que es nuestra mente la que procesa la información que recibe del mundo y pone orden… y que será nuestra mente la que crea las condiciones de espacio y tiempo para experimentar los objetos), y se nos viene a la cabeza aquella afirmación en forma de interrogante de Cicerón: ¿Por qué os empeñáis en que el universo no es una inteligencia consciente, cuando da luz a inteligencias conscientes?.
Nombrar la conciencia y la nada. Francisco Acuyo

                Acaso una de las razones por las que nos cuesta tanto trabajo asimilar el concepto de la nada sea porque el pasado en realidad no comienza cuando el Big Bang acontece, sino cuando tenemos conciencia de que ha sucedido, la nada no tiene razón de ser y por tanto es inaprensible para nuestra existencia consciente. La nada y la conciencia mantienen una singular interconexión que acaso ha acabado por manifestarse como uno de los enigmas más profundos a lo que se enfrenta la ciencia y el pensamiento humano y que comienza cuestionando la naturaleza física de aquella, no en vano el mismo Steven Weinberg reconoce que la conciencia no parece derivar de ninguna ley física.

                En el proceso (conceptual, retórico y analógico) de dar nombre a las cosas podemos detectar interesantes consecuencias en relación a nuestra percepción de la realidad y también de lo que esta hipotéticamente sea. Si al nombra los colores (proverbio chino) estamos dejando apercibir toda la inmensa gama de tonalidades que encierran, debemos entender que los límites de nuestro conocimiento son los límites de nuestra razón, la separación de los objetos proviene de la ilusión conceptual de distinguirlos distintos de nosotros, acaso sólo el lenguaje poético puede aproximarse a la totalidad que integra la realidad del mundo, porque acaso se rebela contra la misma norma racional lingüística para aprehender el mundo, y nos obliga a plantearnos con Heisenberg, si la ciencia contemporánea a plantearse si es posible comprender la realidad a través de los procesos mentales. Los algoritmos desarrollados por la mente (en los que se incluyen los del funcionamiento de los diferentes lenguajes) nos obligan a reconocer sus límites, y que la lógica y los juicios racionales, fuera de su marco en el que fueron concebidos poca cosa pueden explicarnos sobre la realidad última y primera (que viene a ser la misma cosa) del mundo y donde todo está en todo y donde la nada que es conciencia hace posible cualquier todo.

Francisco Acuyo
               



[1] Los sucesos que una vez tuvieron lugar (supuestamente en el pasado) no tuvieron lugar –manteniéndose en un estado probabilístico-  sino cuando en la actualidad lo observamos y se hace realidad.





Nombrar la conciencia y la nada. Francisco Acuyo

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