lunes, 23 de septiembre de 2019

LA MENTE CONTINUA


Para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: La mente continua.




La mente continua. Francisco Acuyo






LA MENTE CONTINUA
                       




Mente, pensamiento, conciencia. ¿Qué tienen en común estas terminologías? ¿Qué las diferencia? A mi juicio, y dada la importancia que en los estudios modernos de la conciencia adquiere a través de la neurociencia, sería más que conveniente trazar algunas nociones sobre el repertorio terminológico al respecto, sin olvidar que otros ámbitos del saber humano tiene mucho que decir al respecto.

                La mente (men, mentis) es término que relaciona su acepción originaria –etimológica- a los procesos que reconocemos a través del pensamiento, siendo la potencia intelectual del alma,[1] adquiriendo carácter sinónimo con pensamiento,[2] aunque observando  una más que interesante vinculación con el propósito, el designio y la voluntad. La mente entendida como proceso cognitivo[3] la enlaza con la psicología y así mismo la sitúa más cerca de la enunciada neurociencia.

                El pensamiento (pensare), coloca su término dentro del campo semántico de la comparación, la estimación, el examen, la semejanza, la analogía; la facultad de pensar[4] lo sitúa en el dominio activo de la acción –y efecto- de pensar,[5] para conectarlo con el mundo de las ideas[6], singularmente del eido (yo vi) del territorio de las formas y las apariencias.
La mente continua. Francisco Acuyo

                La conciencia (conscientia) –estar consciente del bien y del mal, supone etimológicamente: con (unión, conjunto, todo) y scientia (cualidad del que sabe), una significación acaso más compleja: de aporte ético[7], racional y de conocimiento[8] (espontáneo) de la realidad[9] y por tanto como especial percepción que  vincula al mundo a aquél que la tiene y la contiene.

                Esta aproximación y diferencia terminológica tiene una gran importancia si queremos saber de qué hablamos cuando decimos: conciencia. Las tres terminologías indican en cierto modo una función psíquica (aunque, paradójicamente no sepamos muy bien lo que es la psique),[10] cuya referencia al alma (psy-c-khé) abriría más incógnitas que soluciones, ante todo porque el alma es el principio de la vida[11], por lo que intentemos arreglárnoslas con la idea de mente (y pensamiento). Así las cosas, ¿podemos decir que la mente es un producto de la evolución? ¿Qué es lo que evoluciona, el sistema nervioso y el cerebro, si la mente (y el pensamiento) es un epifenómeno de aquellos (sistema nervioso y, sobre todo, cerebro)? 

               La mente, se dice, que ha evolucionado en respuesta a otras mentes[12] en tanto que crea oportunidades y exigencias para otros. En cualquier caso no debemos ignorar que no son pocos los que piensan que es nuestro cuerpo y no tanto el cerebro, el responsable de buena parte de la inteligencia con la que manejamos el mundo (cognición personificada o corpórea).[13] En cualquier caso, ¿debemos aceptar la afirmación de William James de que la conciencia, como corolario de la mente (y del pensamiento) de que esta no surge de manera espontánea o repentina? Se diría que esta continuidad evolutiva exige de una aproximación distinta en cuanto que atendemos al fenómeno de la experiencia subjetiva. De todo ello hablaremos en próximas entradas de este blog Ancile.







Francisco Acuyo



[1] RAE, primera acepción.
[2] RAE, segunda acepción.
[3] RAE, tercera acepción
[4] RAE, primera acepción.
[5] RAE, segunda acepción
[6] RAE, cuarta acepción.
[7] RAE, acepción primera y segunda.
[8] Rae, acepción tercera y cuarta
[9] RAE, acepción quinta y sexta.
[10] Jung, C.G.: Escritos sobre espiritualidad y trascendencia, Edt. Trotta, Madrid, 2016, p.145.
[11] RAE, acepción primera y única.
[12] Godfrey-Smith, P.: Otras mentes, Taurus, Madrid, 2017, p. 53.
[13] Clark, A.: Estar ahí, Cerebro, cuerpo y mundo en la nueva ciencia cognitiva, Paidós, Barcelona, 1999.




La mente continua. Francisco Acuyo

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