martes, 1 de octubre de 2019

PREÁMBULO PARA MIS VISIONES ONÍRICAS

Traemos para -indistintamente- las secciones, Pensamiento, Narrativa, del blog Ancile, estas oníricas reflexiones de  nuestro amigo (escritor y poeta) Pastor Aguiar, y todo bajo el título; Preámbulo para mis visiones oníricas.  


Preámbulo para mis visiones oníricas.  Pastor Aguiar



PREÁMBULO PARA MIS VISIONES ONÍRICAS




Uso la palabra “soñar” acá, en el estado al que casi todo el mundo llama “vigilia”. Tengo que adoptar un punto de referencia en esta cara de la realidad donde creo transcurrir en línea recta hacia la cesación, para mí, del “mí mismo” que escribe ahora sin un esquema preconcebido, porque aunque llevo más de treinta y cinco años devanándome los sesos con el tema de marras, no he logrado más que engordar dudas, asomarme a misterios que al rato mutan y dan lugar a otros, o al primero de todos disfrazado.Pero al menos yo lo he hecho como lego, a veces dejando a la mente que indague sola y guarde sus archivos quién sabe dónde, porque es mucha la distracción. Pena me dan aquellos que son profesionales en los asuntos del dormir y de los sueños. Les es mucho más difícil justificar sus incapacidades de llegar a un consenso esclarecedor de al menos la punta del iceberg.

Ni siquiera saben a ciencia cierta para qué dormimos; creen conocer procesos neurofisiológicos, mediadores químicos, etc., etc.; pero ello no les aclara la gran incógnita: ¿Por qué dormir?, ¿por qué tiene que ser durmiendo la reparación de energías y todo lo demás?

Y si de tal ciénaga no salimos respecto a ese parecer un cadáver con aliento vital llamado “dormir”, imaginen cuando el objeto de escrutinio son los sueños.Ya puedo imaginarme una curia de nuevos Einstein obsesionados con fórmulas develadoras: Tal aminoácido en determinada posición, sueño agradable; cuando es sustituido por este otro, pesadilla, y así ad infinitum.
Preámbulo para mis visiones oníricas.  Pastor Aguiar


No duden que un día lleguen a la farmacia y se rompan la nariz contra ofertas especiales (Cien dólares el frasco) de mejunjes inductores de todo tipo de género de sueños.
Mas todo lo que he elucubrado hasta aquí no pasa de ser un preámbulo anémico de lo que en verdad me ocupa y preocupa, y, además, me da constantemente una lección sobre lo arrogante e indefensos que somos ante lo fundamental de la existencia: lo desconocido.


Lo único que me permito hacer es soñar también durante lo que convenimos en llamar “vigilia” al inicio de estos desafueros: soñar aquí, soñar allá, durmiendo; porque al fin y al cabo cuando duermo, sueño que allí estoy vivo, vigilante, y en tal dimensión puedo acostarme, cerrar los ojos y verme acá, en estos renglones. No fue a priori que dije “dimensión”, entiéndase “realidad paralela” a otra realidad…y todas, la misma caleidoscópica.

Esta tarde se me dio la idea de un ir y venir constante del sueño a la vigilia: allá podemos morir como acá. Morimos al otro lado y nos paren hoy en este; o fallecemos aquí y quedamos por un período indefinido en aquellos lares hasta ser una memoria en blanco, recién nacida entre los de esta dimensión.

Tal parece que allá el tiempo tiene diferentes parámetros, porque suelo reunirme con gente de mi juventud y los veo tal como eran entonces, incluyendo a quienes están bajo tierra hoy.

A veces se me mezclan personas actuales con aquellos, y padecemos gravedades insólitas, nos hieren y no sangramos, casi nunca comemos, jamás decimos que son las doce del día. Pero casi siempre hay algo de tristeza en tales estados, como si hubiera una subconsciencia que nos percibe muriendo y naciendo, aprendiendo para olvidar, ignorando aún más que lo conscientemente conocido.

Lo único que se me ocurre es contar historias, dejar que ambas realidades, o irrealidades, fluyan en una común, por breves instantes una sola, tan inverosímil como la misma verosimilitud.



Pastor Aguiar 



Preámbulo para mis visiones oníricas.  Pastor Aguiar

1 comentario:

  1. Gracias, querido y admirado amigo, por tomar el riesgo de publicar estos síntomas de locura innata e incurable que gozo. Divagar es un alivio gratis para eso que muchos llaman realidad. Un fuerte abrazo.

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