JORGE GUILLÉN Y ELENA MARTÍN VIVALDI: CORRESPONDENCIA

Vertemos en la bitácora de hoy una muestra de la correspondencia ofrecida en su día en la Revista Jizo de Humanidades, en su número 2-3, entre Jorge Guillén y Elena Martín Vivaldi. Que sirva de homenaje a ambos, como así también a Claudio Guillén, quien tuvo la amabilidad de darnos su aquiescencia y beneplácito en la publicación de estas dos cartas en su momento, en la Universidad  de Granada, en una visita de grato e imborrable recuerdo.

CORRESPONDENCIA (INÉDITA) DE JORGE GUILLÉN Y ELENA MARTÍN VIVALDI

De entre un total aproximado de cuarenta y siete cartas de la correpondencia de Elena Martín con el poeta de «Cántico», seleccionamos dos de ellas como breve muestra de la amistad que unió durante más de veinte años a la poeta granadina con Jorge Guillén, quien anunciaba ya algunas primicias en forma de breves puntualizaciones sobre la poesía y la persona de Elena, así las ofrecemos, para lo que pudieran aportar en el momento de situarnos en el espacio y el tiempo humano y poético de nuestra queridísima poeta.

Las cartas que presentamos tienen fecha de agosto de 1966 y septiembre de 1973, respectivamente, las cuales reproducimos en nuestras páginas como singular primicia.

Nerja, 6 de agosto - 1966



A Elena Martín Vivaldi.

Mi querida amiga: Hacía tiempo que no sabía de usted, y en este «Arco» último la encuentro en toda su identidad, que me atrae y admiro. Recorrí varias veces el volumen, que se lee muy bien. Su poesía mantiene una rigurosa continuidad: el tema, la voz, el estilo de «Arco en desenlace» pertenecen a usted de modo inconfundible. Esos poemas, al mismo nivel de tensión, encantan y entristecen. Si hay una «poesía de experiencia», es la suya, tan adentrada hasta las raíces de su propio vivir. ¡»La espera»! Espera, esperanza, y luego... ¡Siento no fuese más que «literatura»! Lírica muy dramática –que maneja tantas formas para expresar profundo, auténtico sentimiento conmovedor. Y con belleza, melodía, gracia.

Se lo digo con absoluta sinceridad. Su poesía me gusta, me ha gustado siempre. Y su autora, también. Siento mucho no ir a Granada a charlar despacio con usted.

Con todo afecto, su amigo, su admirador,

Jorge Guillén







Málaga, domingo tarde



30 - Setiembre - 1973



Mi querida Elena. Gracias, mil gracias por su aparición en esta ciudad y en este Paseo Marítimo. La conversación es indispensable e insustituible.

A veces, la escritura permite más precisión al pensamiento, así más responsable. Leí Durante este tiempo, y por su orden, lo que no me ocurre con frecuencia si se trata de poesía. El libro está muy bien ordenado. Y eso, ante todo, intenso. Los poemas, ágiles, sobrios, vibran siempre con felicidad de sentimiento y de expresión. En la primera parte se hallan ecos de esa situación espiritual que usted ha tratado en otros volúmenes: ¡la espera, la esperanza, la ilusión - y la desilusión. Tema esencial y eterno, no hay duda. Los símbolos de la Naturaleza, luna, lluvia, mar, están vividos con imaginación sorprendente, en (¿unas?) imágenes de libre amplitud.

Todo se enlaza con perfecta coherencia hasta llegar a Las ventanas iluminadas, desenlace. Este libro muestra cómo la madurez se junta a la maestría; el poeta menos joven puede escribir con sus rocallas más densas y más intensas.

Me ha sido grato encontrarme dos veces con mi nombre: homenaje a los de mi generación. ¡lo celebro!

Elena: nos vamos el martes. ¡Adiós! Ya tiene nuestras señas de Cambridge.

¡No me olvide! La quiere, la admira, la abraza su muy amigo,



Jorge



[Al margen]: Recuerdos afectuosos de Irene que también la lee y la admira.