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viernes, 7 de enero de 2011

ELENA MARTÍN VIVALDI: DISTINTA NOCHE II. PARA POETAS INVITADOS

En esta segunda entrada mostramos otros poemas de la autora granadina incluidos en el poema Distinta noche que, a mi modesto entender, son de ineludible referencia en la obra poética de Elena Martín Vivaldi, como el que da título al libro Distinta noche y la Música Callada, entre otros.




Elena Martín Vivaldi: Distinta noche 2, Francisco Acuyo





BODEGÓN



A Juan de Loxa



Un jarrón. Ramo de rosas.
Todo el aire detenido
por la forma.
Espacio donde las cosas
ocupan todo el sentido
Elena Martín Vivaldi: Distinta noche 2, Francisco Acuyode la norma.
De su color amarillo,
de su aromada belleza
delicada,
resplandece leve brillo,
y algo como una pureza
donde cada
pétalo es perfil, ensueño
de una callada armonía
y hermosura
en plenitud. Fiel diseño
de un solo nombre: poesía
su figura.






OTRA SOLEDAD





Dije soledad. Fingía
su opaca nube en mi cielo,
si la temí, en su desvelo
claros sueños encendía.
La temí, la pretendía,
escudo de mi tristeza.
Luego llegó, en tal certeza,
pulpa de sangre llevada,
ay, dolor, que me clavaba
su desolada tristeza.







DOS SONETOS DE: DESENGAÑOS DE AMOR FINGIDO



VI




Pues muero cuando dejas de matarme
y sólo al tiempo que me matas vivo.
P. SOTO DE ROJAS




Porque la muerte en que me das la vida,
hecha está con tu cruel indiferencia,
morir es más verdad. Es la conciencia,
el existir de un alma desvivida.

Callas por no decirme la temida
palabra que me nombre la evidencia
de tu seguro desamor. Clemencia
que al negarme la muerte ahonda la herida.

No temas mi desdicha, y que, al dejarme,
sola, sin ti, perezca entre la llama,
«pues muero cuando dejas de matarme».

Sufra yo tu desdén, tu ceño altivo
consuma de mis hojas frutal rama,
si «sólo al tiempo que me matas vivo».


VII

...dirán mi muerte y, tras mi muerte, olvido.
P. SOTO DE ROJAS

Por montes y por prados, en desvelo,
corre tras de Narciso desolada
Eco, la ninfa, en súplica callada
perdida al viento, cómplice del cielo.

Consumida de amor, en tanto celo,
sólo queda la voz enamorada,
clamando, día y noche, entre su nada:
hondo el gemido de su eterno duelo.

Así yo, de este amor sin esperanza,
puse en mi acento el eco más dolido,
siendo mi voz de aquella a semejanza.

Y por montes y valles van mis quejas
con sones de mi muerte y de tu olvido
pues cuanto más me tienes, más me dejas.







LA MÚSICA CALLADA






A Mª Teresa Vivaldi






Se quedó el mundo solo, sin aroma,
solo en su inmensidad,
desposeído, sin dolor. Callado.
Como sonido mudo,
roto arpegio,
apagándose, huyendo, desangrándose. Inerme.
Sin un ritmo, en sigilo de palabras y voces.
Solo.
Sólo quedó el color arco iris, promesa.
Oculta sinfonía.

Azul.
Elena Martín Vivaldi: Distinta noche 2, Francisco Acuyo
De Mª Teresa Martín Vivaldi
Azul de los silencios imposibles,
nocturno azul. Recuerdos.
Inundación de cielo y mar, entrelazados, vírgenes.
Mañanas transparentes,
altos presagios. Ecos.
Antorchas de la noche:
oscuridad visible.
Nombre y azul.
El aire.
Y el amarillo fue. Armonía total,
rama del entusiasmo,
del llegar a la cima,
de alcanzar la alegría.
Gozo de la nostalgia y el nacer de un otoño.
Amarillo triunfante.

Y el verde.
Llama de amor y síntesis —¡ay azul y amarillo!.
Y se abrían las hojas
de aquel árbol, llegando casi a un cielo perdido.
Recientes primaveras, entre un bosque de brazos
tendidos a una altura.
Verde.
Toda la gracia única de la tierra en tu nombre.

El rojo. Intensidad.
Gritos de plenitud, ascendiendo en su audacia.
Palidecen los ocres, los rosas se deshacen,
los morados se esfuman,
a su fulgor vencidos.
Rojo. Fuego escondido entre cuerpos desnudos,
abrasando los miembros,
alzados hasta un muro:
y, nuevo, el blanco ardía sosteniendo el espacio.

Sin aromas...
Sólo vibra el color.
La música callada.







 DISTINTA NOCHE



En la muerte de Carlos Villarreal



Como eriales, mis ojos desdecían la vida,
desterrados del goce,
resecos de la pena y del dolor:
sin alma.
Y hoy, renacidos, húmedos,
fueron lluvia a la sed ávida de mi verso,
Elena Martín Vivaldi: Distinta noche 2, Francisco Acuyosu aridez aliviando, en su aliento crecidos.
No imagino el motivo, la causa de este único
dolorido sentir,
de este llorar sin lágrimas,
de esta tristeza íntima
amarga su raíz
que se enreda en mis sienes,
ni el por qué escucho, nuevo,
un resurgir del hondo sentido de mi angustia.
Acaso, fue el sonido lejano de aquel verso
adentrando en la noche su claridad de asombro,
o la fría indiferencia, materia del olvido,
de lo que fuera un día principio de mis sueños.

Envuelta en mi dolor estaba tu partida,
la irrazonable marcha,
súbita, del amigo.
Y unido a este desganola herida inexplicable
van otras voces, ecos. Antiguos gestos, nombres:
huecos en el silencio de los mundos astrales.
Después de tanto tiempo,
he llorado esta noche.
La garganta enmudece, negándose al gemido
y de toda la tierra asciende la pregunta
de un imposible acento
que desvele la noche.





Elena Martín Vivaldi: Distinta noche 2, Francisco Acuyo

1 comentario:

  1. Felicitaciones, Francisco por la puesta en marcha de este proyecto de publicación de autores hispanohablantes que han dejado huella en la literatura contemporánea. Elena Martín Vivaldi, sin duda, brilla con una obra magnífica y es de gran importancia para el poetario en general, recordarla y nutrirse de estas fuentes.
    Gracias por tu esfuerzo en beneficio del Arte.
    Un abrazo
    Jeniffer

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