Concluyo la selección de poemas
del libro Los principios del
tigre, ya agotado*, para
satisfacer la curiosidad de algunos lectores amigos que no habían tenido la
ocasión de hacerse con el poemario, o de leer alguno de sus poemas en otras
selecciones de mi poesía. Así pues, concluyo esta muestra de la temible
simetría de la panthera tigris, con los
siguientes títulos.
*Esta entrada se confeccionó antes de la aparición de la segunda edición aumentada llevada a cabo por la editorial Polibea, en su colección Los conjurados, ahora El levitador. Pueden, por tanto hacerse con un ejemplar en este enlace: Todos los libros de la editorial Polibea.
EL TIEMPO EN LOS ÁLAMOS
MEMORIA. Sol de los muros.
Angel caído en la tarde:
Entre ramos de azucenas,
entre jazmines galanes,
las palomas y las fuentes
de corolas y corales.
Tras del tópico del agua,
el arrayán y el estanque;
y las frutas en los frescos
y ataurique en los cristales.
El horizonte bermejo
sobre sueños verticales.
Tras de su huerto las fuentes,
aunque juguete de edades,
regresan donde el futuro
eternamente se sabe.
En derredor de sus muros
las nuevas antigüedades.
En el vértigo hacinados
proyecta el tiempo los valles:
El anónimo trasiego
de escogidos personajes.
El álamo cotidiano
y las prisas seculares.
A LA SOMBRA DEL ÁLAMO BLANCO
LA vida sube la cuesta
pendiente de la calima,
potencia la luz que en acto
alza el mirador arriba;
arriba donde se gesta
el aliento y la fatiga,
donde sofoca caliente
vaho el soplo de la brisa.
Sube. Con la imagen sube.
Sube el espejo el estigma
hasta el alto promontorio
donde verá su caída.
Calienta estío.
Crisol,
crisol en donde destilan
las rosas de los jardines
el cáliz de dulce alquimia.
El sudor desde la cuesta
precipitadas desliza
almas o luces al pozo
que las acopia y las cifra.
El aroma de la luz
sobre la rosa culmina
con fragancia que los astros
escancian de la pupila.
Aquí, algo en sí intolerable
pretendo hacer con mi vida.
Puedo masticar el tiempo,
puedo beber la canícula.
Puedo tocar el pasado,
puedo escuchar si crepita
el ascua desde el futuro
que regresa a su ceniza.
Francisco Acuyo, de Los principios del tigre
Francisco Acuyo, de Los principios del tigre
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