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miércoles, 16 de mayo de 2012

FEDERICO GARCÍA LORCA: AMOR Y POESÍA



Era del todo ineludible para quien con toda modestia  y sincera y muy gustosa entrega suscribe esta nueva entrada de la sección (una de las favoritas de quien les habla)  Amor y Poesía del blog Ancile, acudir al excelso paisanaje de nuestro entrañable, predilecto y venerado poeta Federico García Lorca. Desde la óptica personal (inevitablemente subjetiva) del que ha hecho esta selección quiere mostrarse, al tiempo del indudable genio del poeta granadino, el encaje perfecto en este apartado nuestro, aunque con ecos claramente juanramonianos (otro dilecto de esta iniciativa, del que daremos cuenta más adelante) de nuestro blog: amor y poesía se nos antojan que son dos de los ejes que habrían de vertebrar la vida y obra de nuestro amado poeta, quien, sin duda iría gustosamente de la mano del que fuera su amigo Vicente Aleixandre, tan próximo también al corazón de quien les habla (ya anteriormente incluido en esta etiqueta de nuestra publicación), y de los ya anunciados precedentes poetas de los que, nos consta su segura afinidad y beneplácito pues, menuda compañía (Salinas, San Juan de la Cruz, Garcilaso…), y con los que se sentiría, estamos seguros, muy a su gusto.
            Añadiré dos enlaces: uno para el poema (de Sonetos del amor oscuro) Soneto de la dulce queja, por si quieren ver el entresijo técnico (métrico) excepcional del poema y constatar que el genio del poeta no es cosa impostada si no muy bien asumida en el manejo del verso; dos, para oír un recitado de uno de los más célebres poemas de Lorca (Elegía a Ignacio Sánchez Mejías) por un singular declamador: Andy García.

            Si en Lorca el amor es poesía, y la poesía muestra indubitable de profundo amor, queden estos poemas como muestra exigua por su número, mas inconmensurable por la intensidad, belleza y poderío que atesoran intemporalmente.



Federico García Lorca, Amor y poesía





FEDERICO GARCÍA LORCA: AMOR Y POESÍA




Federico García Lorca, Amor y poesía




SONETO GONGORINO EN QUE

EL POETA MANDA A SU AMOR UNA PALOMA




Este pichón del Turia que te mando,
de dulces ojos y de blanca pluma,
sobre laurel de Grecia vierte y suma
llama lenta de amor do estoy parando.

Su cándida virtud, su cuello blando,
en limo doble de caliente espuma,
con un temblor de escarcha, perla y bruma
la ausencia de tu boca está marcando.

Pasa la mano sobre su blancura
y verás qué nevada melodía
esparce en copos sobre tu hermosura.

Así mi corazón de noche y día,
preso en la cárcel del amor oscura,
llora sin verte su melancolía.




LLAGAS DE AMOR





Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.

Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.

Son guirnalda de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.

Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.





¡AY, VOZ SECRETA DEL AMOR OSCURO!




¡Ay voz secreta del amor oscuro!
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡ay perro en corazón, voz perseguida!
¡silencio sin confín, lirio maduro!

Huye de mí, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.

Deja el duro marfil de mi cabeza,
apiádate de mí, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!



SONETO DE LA DULCE QUEJA





Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío.

No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado.


NOCHE DEL AMOR INSOMNE





Noche arriba los dos con luna llena,
yo me puse a llorar y tú reías.
Tu desdén era un dios, las quejas mías
momentos y palomas en cadena

Noche abajo los dos. Cristal de pena,
llorabas tú por hondas lejanías.
Mi dolor era un grupo de agonías
sobre tu débil corazón de arena.

La aurora nos unió sobre la cama,
las bocas puestas sobre el chorro helado
de una sangre sin fin que se derrama.

Y el sol entró por el balcón cerrado
y el coral de la vida abrió su rama
sobre mi corazón amortajado.




EL AMOR DUERME EN EL PECHO DEL POETA





Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
Oye mi sangre rota en los violines.
¡Mira que nos acechan todavía!





Federico García Lorca, Amor y poesía


 ES VERDAD




¡Ay qué trabajo me cuesta 
quererte como te quiero!
  Por tu amor me duele el aire, 
el corazón 
y el sombrero.
  ¿Quién me compraría a mí 
este cintillo que tengo 
y esta tristeza de hilo 
blanco, para hacer pañuelos?
  ¡Ay qué trabajo me cuesta 
quererte como te quiero!



GACELA DEL AMOR CON CIEN AÑOS




Suben por la calle 
los cuatro galanes.
Ay, ay, ay, ay.
Por la calle abajo 
van los tres galanes.
Ay, ay, ay.
Se ciñen el talle 
esos dos galanes.
Ay, ay.
¡Cómo vuelve el rostro 
un galán y el aire!
Ay.
Por los arrayanes 
se pasea nadie.



GACELA DEL AMOR DESESPERADO



La noche no quiere venir 
para que tú no vengas 
ni yo pueda ir.
Pero yo iré 
aunque un sol de alacranes me coma la sien. 
Pero tú vendrás 
con la lengua quemada por la lluvia de sal.
El día no quiere venir 
para que tú no vengas 
ni yo pueda ir.
Pero yo iré 
entregando a los sapos mi mordido clavel. 
Pero tú vendrás 
por las turbias cloacas de la oscuridad.
Ni la noche ni el día quieren venir 
para que por ti muera 
y tú mueras por mí.



GACELA DEL AMOR IMPREVISTO





Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.
Mil caballitos persas se dormían
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura, enemiga de la nieve.
Entre yeso y jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué, para darte, por mi pecho
las letras de marfil que dicen siempre.
Siempre, siempre: jardín de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.


GACELA DEL AMOR MARAVILLOSO





Con todo el yeso
de los malos campos
eras junco de amor, jazmín mojado.
Con sur y llama
de los malos cielos
eras rumor de nieve por mi pecho.
Cielos y campos
anudaban cadenas en mis manos.
Campos y cielos
azotaban las llagas de mi cuerpo.



GACELA DEL AMOR QUE NO SE DEJA VER






Solamente por oír
la campana de la Vela
te puse una corona de verbena.
Granada era una luna
ahogada entre las yedras.
Solamente por oír
la campana de la Vela
desgarré mi jardín de Catagena.
Granada era una corza
rosa por las veletas.
Solamente por oír
la campana de la Vela
me abrasaba en tu cuerpo
sin saber de quién era.


REMANSILLO



Me miré en tus ojos
pensando en tu alma.
Adelfa blanca.
Me miré en tus ojos
pensando en tu boca.
Adelfa roja.
Me miré en tus ojos.
¡Pero estabas muerta!
Adelfa negra.



SI MIS MANOS PUDIERAN DESHOJAR




Yo pronuncio tu nombre
En las noches oscuras
Cuando vienen los astros
A beber en la luna
Y duermen los ramajes
De las frondas ocultas.
Y yo me siento hueco
De pasión y de música.
Loco reloj que canta
Muertas horas antiguas.
   Yo pronuncio tu nombre,
En esta noche oscura,
Y tu nombre me suena
Más lejano que nunca.
Más lejano que todas las estrellas
Y más doliente que la mansa lluvia.
   ¿Te querré como entonces
Alguna vez? ¿Qué culpa
Tiene mi corazón?
Si la niebla se esfuma
¿Qué otra pasión me espera?
¿Será tranquila y pura?
¡¡Si mis dedos pudieran
Deshojar a la luna!!



MADRIGAL





  Yo te miré a los ojos 
  cuando era niño y bueno. 
  Tus manos me rozaron 
  Y me diste un beso.
(Los relojes llevan la misma cadencia, 
Y las noches tienen las mismas estrellas.)
      Y se abrió mi corazón 
  Como una flor bajo el cielo, 
  Los pétalos de lujuria 
  Y los estambres de sueño.

(Los relojes llevan la misma cadencia, 
Y las noches tienen las mismas estrellas.)

      En mi cuarto sollozaba 
  Como el príncipe del cuento 
  Por Estrellita de oro 
  Que se fue de los torneos.

(Los relojes llevan la misma cadencia, 
Y las noches tienen las mismas estrellas.)

      Yo me alejé de tu lado 
  Queriéndote sin saberlo. 
  No sé cómo son tus ojos, 
  Tus manos ni tus cabellos. 
  Sólo me queda en la frente 
  La mariposa del beso.

(Los relojes llevan la misma cadencia, 
Y las noches tienen las mismas estrellas.)

Federico García Lorca



2 comentarios:

  1. Gracias, amigo, por traer al gran poeta. Sonetos magníficos, con una musicalidad y colorido que hacen escuela. Gracias por esa encomiable labor enriquecedora y didáctica, poeta por naturaleza y talento sobreañadido. Un abrazo.

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  2. Magnifico trabajo ¡si pudiéramos adjuntar las cartas de amor que cuelgan de las paredes de un museo!Me impresiona su obra, su vida, admiro todas sus letras y me gusta repasar mil veces aquellas pequeñas, o, grandes cosas que encuentro de él.
    Gracias por traer una vez más esta maravilla. Excelente página
    Saludos maestro.

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