Cuarta y última entrada sobre el hinduismo en la sección de microensayos del blog Ancile, por parte del profesor y catedrático de filosofía Tomás Moreno. Broche excelente para temática de tanto interés. Quienes deseen adentrarse en el universo del pensamiento hinduista estas cuatro entradas son de obligada referencia. Muy recomendables.
DEBATES
SOBRE EL HINDUISMO (Sesión IV)
ANTROPÓLOGO.- Es evidente que la doctrina ética y
sociopolítica que se derive de esta peculiarísima cosmovisión hinduista que Vd. acaba de exponer, tiene que ser en
extremo “teocrática” y “ritualista”. ¿No es así? ¿Podría hablarnos de este
aspecto tan importante y determinante para su evolución social?
El
Código contiene, pues, el conjunto de
preceptos, rituales y sacrificios que debe regir la vida del hombre en sus
aspectos familiar, social, moral, jurídico y religioso; ya que todo es sagrado
y está ritualizado: comer, lavarse, dormir, hacer el amor (recuérdese el
“popular” Kamasutra) etc., toda la
existencia cotidiana está dominada o presidida por el poder sacro. Y son,
precisamente, los sacerdotes brahmanes, los encargados de conservar, custodiar,
transmitir, enseñar y aplicar el ritual debido en cada caso “estrictamente”,
con lo cual se autoerigen en depositarios monopolizadores del saber y del poder
de la sociedad. Por eso el poder tradicional en la sociedad india siempre fue
una teocracia
indirecta de los brahmanes, fundada en un sistema
de castas muy elaborado y rígido, esto es: de grupos sociales o formas
hereditarias de vida social estratificada, separadas entre sí por
prescripciones de pureza y limpieza ritual, de tal forma que se impedía
cualquier forma de movilidad social[2].
ANTROPÓLOGO.- Me interesa mucho que amplíe un poco la
significación y funcionalidad de este sistema de castas.
SWAMI.- Lo intentaré. Este sistema de castas comportaba
no sólo una rígida división del trabajo social sino, sobre todo, una forma de
vida específica impuesta por el dharma
de cada casta e individuo.
Cada
uno tiene su dharma intransferible,
la actividad para la que ha nacido, sus propios deberes, que deben ser
obedecidos ritualmente para no romper el orden cósmico (Rta[3]).
No hay más ética que la práctica del dharma:
de la tarea de cada uno, de su misión en esta vida, derivada de su naturaleza
propia. Si no lo cumple y se transgrede el dharma,
sobrevendrán el pecado, la enfermedad, la desdicha, ya que hay una estrecha
vinculación entre el orden cósmico-natural, el jurídico-social y el
personal-familiar. Si lo cumple, realiza un “acto de verdad”, como enseña la
leyenda de las “Preguntas del rey a Milinda” (“Milindapañha”):
“Estando
Asoka a orillas del Ganges en su capital de Pataliputra preguntó a sus
ministros si sería posible correr hacia arriba las aguas del río, respondiéndole
unánimes que tal cosa parece inconcebible; oyó la conversación una refinada
prostituta llamada Bindumati, quien disintió, y en prueba se ofreció a cumplir
el milagro mediante la realización de un ‘acto de verdad’; para ello cumplió
enteramente su oficio en un ‘acto de verdad’, esto es, plena y efectivamente, y
el río remontó al instante su corriente”.
Y
por debajo de todas las anteriores, y fuera del sistema, se encontrarían los Parias,
intocables (Gandhi los llamaba afectuosamente “harijans”, “hijos de Dios”)[5].
SOCIÓLOGO.- De todo lo que nuestro ilustre Swami nos ha
enseñado de la civilización india, y ha sido mucho -su sublime espiritualidad,
su pluralismo, su tolerancia y liberalidad, su antifanatismo y antidogmatismo,
su doctrina de la no violencia, su pacifismo-, es este aspecto de la
civilización hinduista (el sistema de
castas, sin olvidar el de la absoluta subordinación
y sometimiento de la mujer)[6] en su milenaria cultura, de la que no
hemos podido hablar en estas sesiones, el que más hiere nuestra sensibilidad
occidental y el que más se aparta de nuestra concepción de la igualdad y de la
dignidad humanas y del respeto por los derechos humanos de todos. ¿Cómo es
posible que el hinduismo justifique y legitime, santificándolo, un sistema
social tan injusto como éste?
Quiero recordaros que Max Weber, y otros sociólogos de la religión, historiadores o economistas[7], ya repararon en esta injusticia y que, en su opinión, fueron, en efecto, las especiales características de la cosmovisión india e hinduista de la vida -con su énfasis en la reencarnación y en el karma inexorable de cada individuo, el desapego del mundo y de la vida social que comportaban, la constante apelación a la contemplación mística, la mortificación y la ascesis, la imposibilidad de cambiar las condiciones presentes de vida y las exigencias del propio dharma, además de este rígido sistema de castas- las que impidieron durante milenios el establecimiento en la India de un sistema político y económico racional y las que han llegado a configurar su civilización -en expresión del propio Weber- como extramundana, transcósmica y mística.
Por
su parte, el gran escritor indio Vidiadhar.
S. Naipul, premio Nobel de Literatura en el 2001, en su ensayo India. La civilización herida[8],
ha calificado las castas -santificadas por la tradición hinduista- como una
plaga, un lastre o rémora que ha impedido durante milenios el crecimiento
individual, social y económico de la India, llegando a afirmar que:
Vidiadhar. S. Naipul |
Después
de escuchar este duro testimonio del escritor V. S. Naipaul, mi respetado Swami, ¿qué podría decirnos de todo
ello?
SWAMI.- Afortunadamente la democratización de la India
tras su descolonización e independencia abolió formalmente el sistema de castas (artículo 17 de la Constitución de 1947). Y aunque los
cambios sociales tardan en fructificar en las mentalidades humanas, la sociedad
India, la India moderna, va
liberándose de semejantes prejuicios y creencias irracionales. Nuestra joven y
mundialmente conocida escritora, Arundhati
Roy[9],
recordaba por eso en una reciente entrevista que “en este país vivimos en
varios siglos y al mismo tiempo” y que la actual situación del subcontinente
indio es “la de un país viejo intentando vivir en uno reciente”. Es seguro que
el impacto de la globalización irá erradicando progresivamente todos esos
tabúes ancestrales, que tanto han lastrado su desarrollo humano y social.
Arundhati Roy |
El
hinduismo asumió, en su momento, el “liberalismo político” y la “democracia”, y
estoy seguro que podrá asumir también, que lo está asumiendo desde hace tiempo[10],
la igualdad de hombres y mujeres, la erradicación de la pobreza y de la
injusticias sociales[11],
así como la progresiva aplicación, en
sus instituciones políticas y sociales, de la “Declaración Universal de los
Derechos Humanos”.
Tomás
Moreno
Bibliografía.
Se han consultado (además de los
libros referenciados en las notas):
J. Roger Riviere, El pensamiento filosófico de Asia, B. H. F., Gredos, Madrid, 1960
J. G. F. Hegel, Lecciones sobre Historia de la Filosofía, FCE, México, 1966.
Alan Watts, Psicoterapia
del Este, Psicoterapia del Oeste,
Kairós, Barcelona, 1968.
Heinrich Zimmer, Filosofías de la India, Eudeba, Buenos Aires, 1979.
J. Mosterin, El
pensamiento de la India, Salvat, Barcelona, 1982.
T. P. M. Mahadevan, Invitación a la filosofía de la India, F. C. E., México, 1991.
Ana Agud, Pensamiento
y cultura en la Antigua India, Akal, Barcelona, 1996.
R. Pánikker, El silencio del dios, Trotta, Madrid,
2001.
[2] El sistema de castas comienza a formarse
hacia el año mil a.C. La palabra sánscrita que las designa es “jâti” que
significa “nacimiento” (actualmente indica un grupo social). El término “casta”
procede de los portugueses, los primeros europeos que se establecieron en la
India (Vasco de Gama llegó en 1498) y procede del latín “castum” (casto).
[3] La “Rta” es un
concepto que procede del Zend Avesta irano-persa (“asha”, “arta”) y significa
también orden cósmico y moral.
[4] Aún en la actualidad los expertos hablan
de la imposibilidad de determinar su número exacto. En los años sesenta los
especialistas señalaban la existencia de cerca de tres mil castas (¡).
[5] Tanto en el mito de
los metales de Platón, como en la postulada ideología indoeuropea del
historiador Georges Dumezil (cfr. Los
dioses indoeuropeos) nos encontramos con esta parecida estratificación
social y funcional: clase gobernante, clase guerrera y clase trabajadora. Con
la diferencia de que no eran castas cerradas, sino con posibilidades de una
cierta movilidad social.
[6] En el Código
de Manú se prescribe: “nada debe ser hecho independientemente por una niña,
ni por una joven, ni siquiera por una anciana; incluso en su propia casa. En la
infancia debe estar sujeta a su padre, en la juventud a su esposo, cuando su
señor ha muerto, a sus hijos”.
[7] Gunnar Myrdal, en su gran estudio sobre la pobreza de
Asia Meridional (Asian Drama: An Inquiry
into the Poverty of Nation, Nueva York, 1968) llegó a la conclusión de que
la religión india constituye “una tremenda fuerza de inercia social” y que en
ninguna parte actuaba como un agente positivo de cambio, como lo hicieron el calvinismo o el Jodo Shinshu. Aparte del torpor
espiritual inducido por el hinduismo, Myrdal puso de relieve que la
prohibición hindú de matar vacas era por sí misma un obstáculo mayor al
crecimiento económico, en un país donde el número de vacas improductivas
igualaba la mitad de la población, ya de por sí muy considerable. (Sobre el
origen del tabú y de la veneración a
las vacas, cfr.: Marvin Harris. Vacas,
cerdos guerras y brujas. Los enigmas de la cultura, Alianza, 1980).
[8] India: A Wounded Civilización, Nueva York, Vintage Books, 1978, pp. 187-188. La Dalit and Tribal People’s Electronics
Resource Site, de la India, denunciaba hace apenas unos decenios la
exclusión social de aproximadamente 250 millones de personas, pertenecientes a
las castas bajas.
[9] Novelista, autora de El dios de las pequeñas cosas, Anagrama, Barcelona, 1991.
[10] La ley de 1976 sobre protección de los derechos civiles
trata de establecer una mayor igualdad entre los ciudadanos indios.
[11] Gracias a un impresionante despegue económico que, si bien todavía no alcanza a la mayoría de su población -el boom económico indio está siendo llevado a cabo por no más del 25 % de una población de más de 1. 100 millones de habitantes- ha hecho de la India la cuarta potencia del mundo en lo que se refiere a la tasa de crecimiento de su economía (de un 7% a un 9% de promedio en ésta década) y uno de los líderes mundiales en sectores como el informático, el telemático y el nuclear, sin olvidar su mayor industria, la cinematográfica de Bollywood, que mete diariamente a más de catorce millones de indios en las salas de cine del país. Si a ello añadimos que el 70% de su población tiene menos de 35 años y que alguna de sus Universidades de elite se codean con las mejores del mundo en ciencias puras y en tecnologías punta, sus expectativas de progreso material son verdaderamente esperanzadoras.
[11] Gracias a un impresionante despegue económico que, si bien todavía no alcanza a la mayoría de su población -el boom económico indio está siendo llevado a cabo por no más del 25 % de una población de más de 1. 100 millones de habitantes- ha hecho de la India la cuarta potencia del mundo en lo que se refiere a la tasa de crecimiento de su economía (de un 7% a un 9% de promedio en ésta década) y uno de los líderes mundiales en sectores como el informático, el telemático y el nuclear, sin olvidar su mayor industria, la cinematográfica de Bollywood, que mete diariamente a más de catorce millones de indios en las salas de cine del país. Si a ello añadimos que el 70% de su población tiene menos de 35 años y que alguna de sus Universidades de elite se codean con las mejores del mundo en ciencias puras y en tecnologías punta, sus expectativas de progreso material son verdaderamente esperanzadoras.
Senciamente maravilloso y enriquecedor, muchas gracias por poner estos "tutoriales". Un gran abrazo Paco.-
ResponderEliminarAgradecer al profesor Tomás Moreno sus estudios y fundamentalmente su generosidad: estudia para uno y para todos. Particularmente, con lo que aprendo con el profesor Tomás Moreno, no me siento más sabio, me siento más feliz.
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