La poeta Magda Robles (Magdalena Robles León) ha sido galardona con el XVII premio de poesía Miguel de Cervantes de la ciudad de Armilla por su libro En penumbras se hizo verbo. Traigo al blog Ancile, para su sección de noticias, la primicia de su concesión y publicación en la editorial Jizo Ediciones, en la colección Jizo de Literatura contemporánea. Adjunto además un fragmento del prólogo que sirve de introducción al poemario, llevado a cabo por el poeta Francisco Acuyo, así como unos poemas del libro como muestra de que evidentemente vale la pena hacerse con un ejemplar para disfrute de su lectura más que recomendada.
MAGDALENA ROBLES LEÓN Y SU LIBRO
"EN PENUMBRAS SE HIZO VERBO",
XVII PREMIO DE POESÍA MIGUEL DE CERVANTES
Magda Robles, Gerardo Sánchez Escudero (Alcalde de Armilla) y Mª del Mar Callejas (Concejala de Cultura) en la entrega del premio |
[…] Cuando Magda
Robles en su poema titulado Escríbeme en el viento, al final del poema, nos
decía:
Hazme inmortal
en el silencio de las piedras,
o en el rumor esquivo del agua,
y el sabor a incertidumbre de tu boca.
Y dame nombre...
Está pidiendo la
atención debida a un hecho tan incontestable como que la tierra gira, que la
poesía es ciencia (y no sólo arte y filosofía) en tanto que muestra el hecho
vital ineluctable en el que se sustenta cualquier sentido consciente o
inconsciente de vida: la creación. La inmortalidad es posible sólo en el
reconocimiento de nuestras capacidades de sorpresa, de indagación, de asombro
para, al fin, impulsar y consumar el lance del hecho creativo.
En poesía, la
ficción de su relato, o mejor, de su discurso, es ya del todo cuestionable,
pues, para ser, es condición indispensable el reconocimiento de su necesidad:
no es mero amusement, divertimento placentero (o doloroso)
adherido a la imaginación, y es que se nos revela, aun desde los márgenes oscuros
de lo misterioso e insondable, como una exigencia vital imponderable que, en
realidad abarca cualquier iniciativa nueva, verdadera y bella de humanidad.
Así, e insisto
en lo anteriormente expuesto: tras la observación de este conjunto poemático
nos parece distinguir un aparato expresivo, emotivo e intencional que se aleja
de cualquier neorromanticismo en tanto que no halla preocupación en discernir
diferencias en su discurso con la realidad o lo imaginario (sobrenatural,
apuntábamos en muchos casos), pues el poema es sujeto y objeto, ciencia y
conciencia que no enfrenta (admiradora de Keats, pero lejos de sus concepciones
intencionales o teóricas) hechos con poesía, porque la poesía no trata las
cosas como aparecen (Wordsworth), pero tampoco como son, pues ella misma es, en
inevitable integración con el mundo. Sin saberlo o reconocerlo Keats era hijo
necesario de su tiempo y, paradójicamente asumió las claves positivistas (de
sus virtuales enemigos, matemáticos, físicos...) al enfrentar ciencia y poesía,
siendo ambas vástagos de la misma (divina) inspiración, pues, no en vano basan
ambas su verdad en la fundamentación necesariamente bella de su
discurso, formulación y hallazgo. Pero vean que, para mayor novedad, en estos
poemas pueden discurrir sin el menor empacho de contradicción, el mito, la fábula,
como espejo sobrenatural que trasciende la apariencia de las cosas: marcha con
grácil desparpajo hacia la realidad de aquellas, pues son los sueños, los
mitos, las fábulas, sucesores y herederos oscuros de la realidad más viva, pues
ofrecen con sus símbolos las claves para el mejor conocimiento de uno mismo. En
este sentido ¿qué es sino ciencia la poesía? La ciencia más profunda y elevada
que habla del hecho ¿indescriptible? Desde cualquier otra disciplina: la
conciencia (humana) en la sublime aspiración por crear para mejor entendimiento
de sí mismo y
del mundo en el que habita. Blake (también
Shelley), el visionario, intuía(n) acaso estas apreciaciones que ahora
comienzan a tener explicación teórica y literaria (que no poética), y que
supondrían la base para el constructo explicativo de una realidad intemporal
que acaso fue mal entendida: un orden invisible (que) está tras los casos visibles. Si el Verbo se hizo carne para dar materialidad a la intención divina, de la inconsistente sombra,
del fantasmal espectro, del lóbrego y misterioso reflejo que anima el espejo de
la conciencia, ha de tomar aliento el verbo que dará razón y sentido últimos al
alma escrutadora y, sobre todo, creadora del poeta. Lean sosegadamente a Magda
Robles en este deleitoso y delicioso primer poemario de singular penumbra, para
ver la luminaria cegadora de su fanal intenso, pues mora en el recinto de la
luz más pura y verdadera: el de la belleza.
Fragmento del prólogo titulado: La luz oculta en la penumbra
Francisco
Acuyo
POÉTICA
Perdida entre las
letras de un pergamino amarillento
y el crujir de
páginas que se deshacen a la vez que pasan,
la encontré.
Poesía...
marcando ritmos,
olvidando tempos,
deshojando
nombres,
entregando cuerpos
desviviendo vidas,
revolviendo almas.
La palabra,
que late cual
sangre ardiente,
arrebata y da vida en el mismo intento.
MAR DE TUS
SARGAZOS
Dime, corazón,
¿Por qué si
pensabas marcharte
no te llevaste tus
huellas?
Me arrebataste tus
pasos,
pero has dejado
tiradas por el suelo
cada una de tus
pisadas.
Como estela sin
barco que la preceda,
que condena a un
vagar eterno a quien la persigue.
Y hay noches
en que no puedo
evitar perseguir
fantasmas de
luciérnagas por el pasillo,
soñando que me
conducen
al seguro amarre
de tu cintura.
Aunque sé
que esos restos de
naufragio con que tropiezo
son tan solo el
vestigio impalpable y abandonado
de aquella frágil crisálida que nunca llegó a ser
mariposa...
DES NOMBRES...
Si no te nombro...
Si te nombro me
arrancas las letras,
y juegas a ganar
en desengaños,
y a ocultar
retazos de un espejismo
que gota a gota se
disuelve por mis rincones.
Si te nombro...
Si no te nombro te
desvaneces,
y dejas de arañar
desde el vacío,
y dejo de ser una
vez más
gata que se lame
las heridas.
Porque hay días
en que los versos me muerden las manos...
HIEDRA
Tengo manos de
muerte que rozan tu escarcha.
Y quizá amar no
sea
más que este
deshacerse en guijarros y saliva.
Ser hiedra,
y piedra rota
desmoronada
que se transforma,
que nos diluye
y nos une así
en una sola bruma
imperecedera
que aparenta lamer
un nuevo día.
No hay otro
milagro que disuelva el nosotros.
Porque tú y yo
somos...
esencia atemporal convertida en arena.
Gracias... por tanto.
ResponderEliminar¡¡Precioso!!
ResponderEliminarQué belleza de poemas de nuestra querida Magda Robles, y qué tan atinado y profundo comentario de la obra que realiza el poeta Francisco Acuyo. Sólo queda felicitarlos a amabos y desearles que la Poesía los siga abrazando.
ResponderEliminarUn cordial saludo desde Miami.
Jeniffer Moore