Comenzamos con el libro La transfiguración de la Lira y el poema que abre dicho título, del ya lejano 1984.
Confiando que sirva de utilidad a los interesados en estas ediciones ya agotadas de mis poemas, queda aquí esta iniciativa con mi más sincera gratitud por tan benevolente disposición hacia mi modesta producción poética.
ELEGÍA BREVE
Escogiendo del néctar el espejo
estaba, cuando (lágrima el reflejo
o estrellas tibias, o posible lava
trasudando) mostraba
de quien es tenue velo
la ya invisible frente
desvanecida y, aun evanescente.
Aunque sueño deshace la corola,
intacta se dormía
donde la noche nace o muere el día:
Y abejas la amapola
en ruedo rumorosas al reposo,
aureola le ungían en revuelo
de los cálices puesto inordenados,
trémula, sí, del suelo
con gestos lamentándose alterados.
Hacía lo indeciso de su vuelo
el ave, sin espuma, honesta nave.
La muerte del espejo
vigilante; ya cálido el olvido
la vida inscribe del proclive paso
–fuerza todo y rechazo–:
Sus alas dejará, que no su nido
porque desvaneciese al roto instante,
vuelo el reflejo y vidrios el semblante.
Francisco Acuyo, de La transfiguración de la Lira, 1984
Maravilloso texto. Felicidades, poeta.
ResponderEliminarUn cordial abrazo.
Jeniffer Moore
Efectivamente, "maravilloso", porque además de la calidad sonora y de contenido, está ese estilo como resucitado de los tiempos de oro de nuestra mejor poesía hispana. Una sutileza envolvente, inteligentemente dada con un manejo especial del orden oracional, que obliga la releer,a reflexionar una y otra vez con el temor de que nos perdemos algo dentro de tanta riqueza. Me quedé prendado de versos como: "Hacia lo indeciso de su vuelo
ResponderEliminarel ave, sin espuma, honesta nave." ¡Cuánta sugerencia misteriosa! Un abrazo, amigo y feliz 2014.