Dentro del mundo sugestivo y altamente interesante de la semiosis o semiótica y la poesía ofrecemos otra entrada para la sección de Pensamiento del blog Ancile, esta vez con el fragmento titulado Sentido y poesía.
SENTIDO Y POESÍA
SI PARTIMOS DE LA IDEA DE que la estructura del lenguaje poético puede entenderse como sistema de signos, parece del todo necesario establecer en su análisis formal la cuestión del sentido.22 En cualquier caso, podrá apercibirse la peculiaridad del fenómeno polisémico de manera especialmente acentuada en poesía, tanto si atendemos a su (inter)relación con el contexto verbal, como en su vinculación con el no verbal, y todo para poder establecer un criterio (y unidad) de comprensión semántica. Entendemos que especialmente en poesía, la estructura a tener en cuenta muy bien no tiene por qué ser la de la lengua misma. Deducimos también que el contenido semántico de la palabra poética (aun dependiendo de la estructura estilística) no se entiende sino en virtud de una estructura superior que tiende hacia una totalidad más compleja. Mas de ello podemos colegir que la poesía es característica (singular) por ser el discurso del contexto.23 De todo lo aducido podemos finalmente inferir que la palabra poética está imbricada en una compleja estructura que se expande fuera incluso de la frontera de la lengua (aun expresa por los medios de esta), y es que se ofrece sujeta en el acto (en la acción) creativo, y es que este, a su vez, se manifiesta en base a su propia acción en la transmisión de su contenido.
En cuanto a la función semiótica de la poesía, creemos de interés traer a colación las reflexiones de Dámaso Alonso24 en su magna obra Poesía Española, ante la necesidad de contemplar la obra literaria (y, sobre todo poética) teniendo en cuenta que el estudio y el análisis de la poesía no garantiza su comprensión integral sino ha sido leída y directamente intuída 25 como conocimiento, cuya base (y estructura) totalizadora
cumple unas exigencias que trascienden en muchos momentos un entendimiento netamente racional, pues incumbe también un reconocimiento afectivo de dicha intuición que pretende ser totalizadora y que, en la analítica científica, deducimos parcialmente, pues su método no atiende a la impronta afectiva (ni fantástica).
Esta intuición estilística puede sernos muy útil para la aprehensión (y comprensión) del texto (y aun del fenómeno) poético al situarse en los límites de su aprehensión racional (lógico-deductiva) y afectiva.
La concepción del significado y significante (ya vimos con mayor detenimiento este aspecto),26 y en consecuencia del signo lingüístico y ya puesta en duda su arbitrariedad, sobre todo en poesía, y ha de entenderse esta en virtud de que trasciende los significados ofreciéndolos como delicados complejos funcionales27 que superan un sentido meramente conceptual. Del significante como complejo de significantes parciales puede observarse el aspecto semiótico que puede inferirse como uno de los elementos genuinos de la poesía: así puede deducirse de la observación del mecanismo métrico, por ejemplo, en las singularidades métricas que inciden en los momentos afectivos o descriptivos especiales del poema, los cuales vienen a reseñar la estrecha vinculación entre significante y significado.
Sabemos que no adelantamos nada nuevo cuando señalamos el carácter sígnico del poema 28 y la referencia a la noción de signatum, 29 mas sopesando el rudimento referencial del mismo en dependencia al 30 y donde la comunicación no es tanto objeto primordial de su responsabilidad como el hecho de mostrarse como auténtico creador. 31 El papel de enorme responsabilidad que se traslada al receptor para la comunicación trae consigo que, la equivocidad (e intransitividad) del poema, ha de manifestarse en un enclaustramiento ontológico, 32 el cual se hace expreso en aquella célebre ambigüedad de comprensión del ámbito heidegeriano; 33 todo esto que decimos lo pondremos en oposición a la idea de univocidad del destinatario (receptor) humano como razón de ser del poema (o de la poesía), que no compartimos totalmente, aun en el caso de que el poema pueda decir una cosa y significar otra 34 nos hará también reflexionar sobre la ambigüedad y polivalencia del signo poético y del sentido creado, el cual, acaso, nos invita a reconocernos en el espejo del ser que es la poesía.
contexto netamente social para orientarse en relación a aquella raíz anclada en la conciencia del poeta.
Sobre la cuestión del sentido es interesante la consideración de una propia semiótica en virtud de la capacidad creativa del poeta; dicha semiología del sentido no nos parece en modo alguno motivo de exclusión para un estudio filológico-semiótico, aun teniendo en cuenta las dificultades de trascripción del singular ámbito de la poesía a través de los métodos lógico-racionales del análisis científico; será esta cuestión del acoplamiento de dichas normas y preceptos a la particular -extravagante- (y aparentemente aleatoria en tantas ocasiones) jerarquía de leyes que rigen singularmente el ámbito de lo poético, motivo de otro más que interesante estudio que nosotros no tocaremos momentáneamente.
Francisco Acuyo
Notas.-
22 Strauss, L: Estructura y dialéctica de Roman Jakobson, Antropología estructural, Edebe, Buenos Aires, 1968.
23 Lotman, I.M.: Sobre la delimitación Lingüística y Literaria de la noción de estructura en R. Barthes y otros, Nueva Visión, Madrid, 1970.
24 Alonso, D.: ob. cit. nota 11
25 Ibidem
26 Ibidem.
27 Ibidem
28 Peirce, Ch. S.: Collected Papers 2, Cambridge, Mass, Harvard University Press, 1932.
29 Mukarovsky, J.: Arte y semiología, Alberto Corazón, Madrid, 1971.
30 Lázaro Carreter, F.: De poética y poéticas, Cátedra, Madrid, 1985.
31 Brooks, C: Ttehe Well Wrougt Urn. Studies in the Structure of Poetry,. La structura della poesía, Il Mulino, Milán, 1973.
32 Lázaro Carreter, F.: ob. cit. nota 30.
33 Heidegger, M: ob. cit. nota 8.
34 Rifaterrre, M.: Ensayos de estilística estructural, Seix Barral, Barcelona, 1976.
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