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DOS LUCES DOS, DOS SONIDOS
QUEDÓ en la casa celeste
la bóveda que un venablo
en entramado de estrellas
hace del cielo su patio.
Y la fuente que balbuce
le transcribe del filabre
con palabras sobre el pórtico
que se cifran sin lenguaje.
Propicia sombra de sueño,
casi un espejismo o pétalo
que sobre la niebla vaga
como un presagio sonámbulo.
Entre su pecho se duermen
dos palomas con el aire,
sublimes ambas se comban
como dos sueños cendales,
y saber cómo del cielo
dulces son todos los rayos
para su entorno suavísimo
de ángel fieramente humano.
Dos ángeles y el paisaje,
y la imagen de un retablo
que finge entre los espejos
combar el tiempo en sus manos.
Francisco Acuyo
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