Los números y sus relaciones singulares en la construcción del verso y del poema, nuevamente para la sección, Poesía y matemáticas, del blog Ancile, y esta vez bajo el título: La poesía y lo irracional numérico en sus estructuras -métricas-.
LA POESÍA Y LO
IRRACIONAL NUMÉRICO
EN SUS ESTRUCTURAS –MÉTRICAS-
CUANDO anteriormente veíamos las
relaciones numéricas en las estructuras métricas de determinados versos, y la
tendencia del metricista a hacerlas racionales (que pudiesen estructurarse en
base a números enteros y en la relación 1/2,
recordamos el caso, por ejemplo del verso alejandrino 7 + 7 = 14; ó, en
la relación 14/2 = 7), también hacíamos
énfasis en que muchos casos no tendrían una relación semejante a la proporción
exacta de ½. Veíamos el caso del
endecasílabo y la subdivisión en determinados hemistiquios, los cuales no
tendrían por qué seguir dicha proporción, de hecho según las pausas o cesuras
del verso podían encontrase en una relación de 11 / 2 = 5,5; ó 11 / 3 = 3,666….; este último caso nos
muestra una fracción inexacta (periódica), donde p / q, son números enteros, y,
en fin, por lo que nos encontramos ante una relación numérica irracional.
Las
estructuras métricas de los versos y sus relaciones numéricas (en relación a
ritmos, acentos, pausas,…. ) son muy variadas, como hemos visto, y nos hablan
de unas estructuras complejas (no sólo desde la óptica lógico lingüística y de
sus relaciones con lo estrictamente lógico matemático deducible de ellas),
también de unas relaciones numéricas que nos hacen reflexionar sobre sus
relaciones con la música y de sus particularidades propias en tanto que no
tienen anotaciones (como la música sus partituras) como aquella, no obstante,
de que se puedan realizar gráficas sobre sus singularidades rítmico
estructurales (creando dimensiones fractales verdaderamente interesantes),[1]
todo lo cual vuelve a hacer incidencia sobre la estructura dinámico –no
lineal-compleja del verso y del poema, donde las reglas sencillas del precepto
métrico (número de sílabas, acentuación, pausas….) pueden llevar a resultados
realmente complicados.
Sabemos
que la raíz duodécima de 2 configura el patrón de las frecuencias de las notas
en la escala musical, y sucede que, al igual que en la estructuración numérica
de algunos versos (recordemos el endecasílabo con tres hemistiquios como
ejemplo), da lugar a aproximaciones numéricas irracionales. La nota musical
corresponde a una onda de sonido que manifiesta una
amplitud y una longitud concretas,
así mismo sabemos que dichas ondas tienen una determinada frecuencia y que esta
puede tener distintas oscilaciones dando lugar a diferentes tipos de frecuencias,
que los músicos acaban describiendo en forma de pares de notas que señalan
los intervalos determinados (octavas en
relación ½, la cuarta, en proporción 4/3, quinta en una proporción 3/2), como medida para saber los grados que las
separan en su escala musical. Vemos que, como en la poesía, son las
proporciones sencillas las que acompañan la armonía musical, aunque alcancen
posteriormente un alto grado de complejidad.
La
complejidad numérica de una composición poética (desde una óptica de su estructura
métrica) irá en proporción a la clase de versos y las diversas combinaciones de ellos que contenga dicha composición. Veamos, por ejemplo, las variantes en una
simple composición de versos endecasílabos (como puede ser un soneto). Si nos
atenemos a una clasificación en la que se distingan los endecasílabos
acentuados en 1ª, 6ª y 10ª; en 2ª, 6ª y 10ª; en 3ª, 6ª y 10ª; en 4ª, 6ª y 10ª;
y, finalmente, en 4ª, 8ª y 10ª[2],
y esta clasificación la denomináramos respectivamente A, B, C, D, E, tendremos
las variantes en una composición con estas disparidades y sus maneras
diferentes que sugieren un patrón como 5 x 4 x 3 x 2 x 1 = 120 variantes, si
requerimos más variantes (que las hay), las denominamos n variantes para reordenar los tipos de endecasílabos según su
acentuación, así quedaría : n x (n -1) x (n -2) x…x 3 x 2 x1, es decir
factorial de n, por lo que podemos hacernos una idea de su complejidad si
tenemos en cuenta que los primeros factoriales son 1! = 1, 2! = 2, 3! = 6, 4! = 24, 5! = 120 (en el ejemplo que nos
ocupa), y si seguimos añadiendo variables quedarían en la relación: 6! = 720,
7! = 5040….
Creo
que con esta aproximación podemos tener una idea de la inmensa variabilidad que
podemos obtener simplemente con versos de 11 sílabas. Habida cuenta de las
diferentes clases de versos, en su combinación, tendremos ocasión de imaginar
la enorme (¿incalculable?) variabilidad numérica de las estructuras métricas
que pueden contener un poema, y cada una de ellas (sin contar las formas
desviadas de su uso en algunas ocasiones),[3]
con los componentes expresivos que conllevan cada uno de ellos, todo lo cual hace
de la estructura métrica de la poesía un verdadero vasto dominio, cuyo potencial
estructural creativo es prácticamente infinito, adecuado en su dinamismo y
complejidad a la realidad viva de su creatividad.
Indagaremos
posteriormente sobre las consecuencias que conlleva tan rica complejidad
instrumental y las posibilidades que
ofrece tan potente herramienta creativa.
Francisco Acuyo
[1] Hay
quien ha descrito curvas patológicas (fractales) en la relación de los versos
que componen poemas escritos en verso libre, que sería el caso más extremo de
aparente falta de pautas o patrones de construcción numérica.
[2] Esta
sería una clasificación parcial sin duda, habría que tener en cuenta otras
clasificaciones como los endecasílabos acentuados en 3ª y 7ª (gaita gallega),
los acentuados en 6ª y 7ª….
[3] Acuyo, F.: Fundamentos
de la proporción en lo diverso, Universidad de Granada, 2007, y Jizo ediciones,
edición corregida y adaptada, 2009.
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