LA TEORÍA ESTÁNDAR
Y
LAS INSUFICIENCIAS DE LA MISMA:
LA NUEVA FÍSICA Y LAS
ANOMALIAS DEL MESON B
Como neófito interesado en las
investigaciones y conclusiones de la
moderna física, y de las influencias
inevitables de esta en el pensamiento (y en la no extinta filosofía) contemporáneo(s),
no deja de causarme fascinación las recientes investigaciones llevadas a cabo
en el mundo de la física cuántica. De hecho la insuficiencia de la teoría
estándar de partículas (por otra parte aceptada por la comunidad científica sin
demasiadas reticencias), y el hecho de intentar nuevas observables[1]
para poder explicar las incertidumbres
hadrónicas,[2] como son
las extrañas desintegraciones de los denominados mesones B,[3]
que no parecen adaptarse a las reconocidas y celebradas predicciones de las
hipótesis de la teoría estándar, no hace sino abrir nuevas y seductoras vías de
especulación en relación a la íntima estructura de la realidad, que a mi
juicio, siempre van a afectar a otros ámbitos del conocimiento, es claro que la
ciencia (sobre todo física) mantiene un grado de influencia en todos los
dominios del saber.
El
hecho de que la teoría estándar no pueda incluir a la gravedad en sus
presupuestos científicos para dar noticia completa de la realidad física del
mundo, además de no poder encontrar explicación para el origen de los fenómenos
de la simetría entre materia y antimateria, o cual es el origen y naturaleza de
la materia oscura, también abre ahora la posibilidad de su incompletitud el
hecho de que tampoco pueda explicar la desintegración de los mesones B, cuyo
proceso no se adapta al predecible determinado por la visión estándar de la
física.
Todas
estas cuestiones, para un aficionado como quien suscribe estas líneas
apresuradas no es sino un estímulo para seguir alimentando su, de por sí
calenturienta pero muy entusiasta imaginación, y, encontrar motivos nuevos para
alimentar y dar pábulo a la reflexión filosófica, a mi modesto entender en modo
alguno agotada. De hecho me parece que estos vacíos que no puede llenar (por el
momento) la ciencia son una fuente inagotable para reconocer la complejidad del
universo y de nuestras propias conciencias que, de un modo u otro (filosófico,
científico, artístico….) tratan de buscar respuestas y, sobre todo, sentido al funcionamiento del cosmos y de nuestro lugar en el mismo.
La
insólita desintegración de estos mesones B pone sobre el candelero del saber
humano no solo la posibilidad de una nueva física, acaso también la necesidad
de una vía de entendimiento del mundo y de nosotros mismos en una íntima relación
de interacción que mantenga una exigencia de revisión continua y, ante todo, de
apertura creativa continuada para su mejor conocimiento.
Si
al final de las diferentes acciones experimentales en relación a la violación o
no de la universalidad leptónica, y de confirmarse ésta, estaríamos ante una
nueva era de la física fundamental,[4]
y desde luego de una nueva forma de
disertación, de dinámica conjetural y de la manifiesta necesidad de una nueva y
viva vía imaginativo creativa para entender el mundo.
Francisco Acuyo
[1]
Nos referimos a las cantidades medibles en los diversos experimentos en el
dominio de la física de partículas
[2]
Detectadas fundamentalmente en los grandes aceleradores de partículas como el
LHC del CERN.
[3]
Son partículas formadas por un antiquark b y un quark d, en cuyo proceso de
desintegración al colisionar en los aceleradores dan lugar a elementos que se
generan en unos porcentajes bajísimos que acaban por tener a estos elementos
como candidatos singulares para una física nueva de partículas.
[4] Matias,
J.: ¿Indicios de una nueva física en el LHC?, Investigación y Ciencia, nº 491,
Panorama, p.13.
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