FRANCISCO GIL
CRAVIOTTO,
HOMENAJE AL AMIGO Y A LA LITERATURA
Como son numerosos y muy buenos
los amigos de nuestro homenajeado, no quiero restar un ápice más del tiempo a
ellos debido, ni disminuir más espacio de lo que exige la prudencia a lo que
aquellos tendrán bien a decir de nuestro gentil Francisco Gil Craviotto, que
será todo de muy grande interés y regocijo para sus oyentes, tal es el talento
y el talante de nuestro común y querido amigo. Por eso mi intervención será
breve, además soy consciente de que muchos de los que quieren obsequiar a
nuestro personaje con su sincero reconocimiento, lo han tratado muchos más años
que quien suscribe estas apresuradas, pero muy sinceras líneas.
Corría el año
de 1995, concretamente el mes enero, cuando, recién publicado el libro de
poemas de quien suscribe estas líneas bajo el título, Vegetal contra mosaico, en la Fundación Jorge Guillén de
Valladolid, en la agenda del extinto diario, La Crónica, apareció una reseña de un tal Francisco Gil Craviotto, de
quien había sólo oído hablar, y visto alguna cosa suya en prensa y algo también
de su dilatada producción como escritor y estudioso literario, mas no tenía el
gusto de conocerlo personalmente.
Titulaba,
en la sección que llevaba por nombre, El
placer de leer, del susodicho diario,
Una
pequeña Joya, su reseña sobre la primicia editorial recién aparecida. Traía
en su texto la memoria de Gil Vicente, de Juan Ramón Jiménez, de Federico
García Lorca, del Cancionero Tradicional, como influjos ostensibles de señalar
de aquel libro ya lejano. La razón métrica, de arte menor, señalaba
puntualmente Craviotto, como otra de las señas estructurales y de identidad
formal del libro. En cualquier caso, siendo yo un poeta raro, distante, poco
proclive a las andanzas por los cenáculos literarios de ninguna índole en
nuestra ciudad, ni en ninguna otra, me llamó la atención este detalle y
cortesía para con tan extraño y desconocido poeta, inusualmente traído a los no
acostumbrados pasos del periodismo local. Con todas aquellas sentidas y sabias
diligencias fue como, en primera instancia, leído, que no personalmente, conocí
a nuestro muy querido personaje, aunque no pude ya en aquel instante excusar a mi imaginación de pensar en alguien
muy singular. En aquella breve reseña quedaba la impronta del hombre avisado,
culto y extremadamente sensible que, a la sazón, no mucho más tarde habría de convertirse en
amigo verdadero. De aquel primer contacto, como digo, habría de fructificar una
larga y fraternal amistad, de cuyos detalles no habré de decir más, aunque a fe
que serían de mucha virtud y contento para quien los quisiere escuchar. Pero, yo soy un humilde poeta[1] en el
verso (que yo llamo algebraica en el poema) y otras consideraciones varias que,
junto a la celebración y elogio de la amistad, hacen de su conjunto y sabiduría
de aquellos filósofos del jardín, algo que causa verdadera y profunda nostalgia
aún en nuestros días.
que, acaso no
sabe expresarse de mejor modo que con la poesía. Por eso dejo adjunto a estas
líneas torpes y apresuradas un par de poemas, que con el verso me encuentro más
a mi solaz y gusto y más acorde con todo lo que siento y pienso de nuestro ilustre y
entrañable homenajeado; de aquel primer encuentro hago ahora breve y sentido
balance para la ocasión que se me brinda y pinto con algunos versos sus reflexiones
sobre la poesía y, al tiempo, yo mismo, sobre la amistad. El jardín epicúreo es
ejemplar consigna de la ciencia (y filosofía) y de la amistad, y en él muy bien
pueden reflejarse sus reflexiones de aquel momento primero, en el que señala la
forma y la cantidad
JARDÍN EPICÚREO
Para Francisco Gil Craviotto
Jardín de fraternidad
soñaba el verso algebraico
en un cristal de entidad
vegetal contra el mosaico.
La memoria del amigo,
al corazón igualmente
cristaliza, si consigo
fugaz el tiempo es la fuente
donde se mira testigo
la amistad perpetuamente.
Francisco Acuyo
FUENTE DEL JARDÍN DE LA AMISTAD Y LA CIENCIA
En el jardín de la ciencia
y la amistad, se ilumina
la fuente con la cadencia
de su fulgor cristalina.
De nácar y porcelana
apareció de repente
el ángel que desgrana
lo fugaz y permanente
donde contenida mana
la quietud de la corriente.
Francisco Acuyo
[1] Si el
álgebra es la parte de las matemáticas que trata de la cantidad en general,
representada por medio de letras u otros signos, la métrica puede ser
precisamente una suerte de álgebra métrica, en tanto que estudia las reglas de
sus estructuras en virtud de elementos tales como los acentos, el número de sílabas….
No hay comentarios:
Publicar un comentario