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miércoles, 4 de julio de 2018

DE KANT AL CONCEPTO DE CAMPO CUÁNTICO


Para la sección, Ciencia, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que sigue la dirección argumental del anterior post de esta sección, en relación al concepto y ámbito de la conciencia, y todo bajo el título, De Kant al concepto de campo cuántico.


De Kant al concepto de campo cuántico. Francisco Acuyo



DE KANT AL CONCEPTO DE CAMPO CUÁNTICO




 La referencia y auxilio a los conceptos de campos cuánticos[1] (situados fuera del espacio tiempo) parecen servir para seguir ignorando cualquier alusión al observador inevitable. Kant vuelve a la palestra aún en nuestros días en esta singular visión del mundo: sujeto y objeto son inseparables. Así las cosas, el sujeto (consciente) debe tomar cuerpo –a regañadientes- por algunos científicos en la descripción del funcionamiento y naturaleza del mundo. En cualquier caso, esta visión del mundo no es más que el intento de certificar la defunción del infinito. El fin del infinito no es sino la concreción discreta del espacio y la elusión del tiempo, sino es en virtud de la, diríase, mágica contemplación (sin sujeto) del universo macrocósmico.

                La pieza clave para la definitiva elusión del observador se remite a la información y su concepto, establecido como la posibilidad de los sistemas físicos para comunicarse, y donde  dicha comunicación se produce entre emisores materiales (diríase que en ausencia de receptores sensibles); no obstante, acaba por reconocerse que aquello que podemos saber de un sistema depende de nuestra relación[2] –receptiva-  con dicho sistema, mas, ¿Por qué esta renuencia a aceptar la consciencia como elemento primordial sobre lo que la realidad sea? Y esto aunque se reconozca que la realidad puede no estar hecha de objetos aislados sino de una variable continua que depende estrechamente de la percepción del observador.

De Kant al concepto de campo cuántico. Francisco Acuyo                No estamos en esta reflexión teórico científica haciendo una apología de una suerte de nuevo empirismo berkeleyano, donde abundar en aquello de que, ser es percibir. Tampoco en realizar una nueva confrontación con el positivismo de la ciencia decimonónica y su evidente influencia mecanicista en la actualidad, la cual insiste en que la única realidad es aquella que está al margen mismo de la mente, y todo porque a mi juicio está del todo periclitada en la actualidad por la misma
ciencia (teoría de la relatividad y teoría cuántica).

           Acaso estemos ante aquellos presupuestos que marcan la ciencia de la actualidad que el gran Roger Penrouse identificaba como Moda, fe y fantasía[3], y esto a la hora no sólo de identificar determinadas posiciones teórico-científicas como a la que hacemos referencia, centradas en todo aquello relacionado a la asepsia forzada para explicar una realidad ajena al sujeto que la observa. La estructura de la realidad ha de ser descrita por la ciencia por una matemática coherente y una experimentación contrastada y verificada rigurosamente. En la mecánica cuántica, sin embargo, existen problemas de coherencia (que deben superar el criterio matemático estético) que, no obstante, experimentalmente encuentran un respaldo contrastado, todo lo cual ha de ofrecer alternativas de explicación (como es el caso de la teoría de cuerdas[4]) para hacer concorde el fundamento matemático y el resultado experimental. La cuestión es que el aspecto sustancial de la conciencia observadora se sigue pretendiendo, sino ignorar, sí, sin duda, extraer la importancia que requiere en la configuración de la realidad, y nos parece que en modo alguno pueda decirse, al admitir dicha relevancia, que estamos ante una injustificada libertad funcional en el mismo comportamiento de la realidad cuántica del universo. En próximas entradas seguiremos abundando sobre la tendencia de la ciencia mecanicista en relegar la conciencia a la hora de reconocer su papel fundamental en la configuracion y estructura de la realidad.


Francisco Acuyo



[1] Campos cuánticos covariantes, dícense de aquellos que viven sobre sí mismos fuera del espacio tiempo, 
[2] Ob. cit: p.229.
[3] Penrouse, R.: Moda, fe y fantasía en la nueva física del universo, Debate, 2017.
[4]La teoría de cuerdas expone que el componente básico de la materia no es una partícula concreta  ni de 0-dimensiones, ni de 3 dimensiones, sino de 1 dimensional como una línea curva (cuerda) que se puede identificar matemáticamente con las superficies de Riemann y de los números complejos.





De Kant al concepto de campo cuántico. Francisco Acuyo

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