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lunes, 12 de noviembre de 2018

INFORMACIÓN, ONDAS GRAVITACIONALES Y ENTROPÍA: ENTRE EL TODO Y LA NADA

Bajo el título: Información, ondas gravitacionales y entropía: entre el todo y la nada, traemos una nueva entrada para la sección, Ciencia, del blog Ancile.

Información, ondas gravitacionales y entropía: entre el todo y la nada, Francisco Acuyo


INFORMACIÓN, ONDAS GRAVITACIONALES

Y ENTROPÍA: ENTRE EL TODO Y LA NADA







 Una de las consecuencias más notables que pueden extraerse del principio de  entropía será que la energía tiene la tendencia modificarse. Dicha alteración discurre conforme el tiempo pasa, y lo hace de forma, en principio, ordenada, para luego tender al desorden. En virtud de esta tendencia se nos muestra la asimetría del tiempo (flecha del tiempo) y su irreversibilidad que impide que cuando se rompa un vaso este vuelva a recomponer sus trozos para restituirse en el vaso original. En cualquier caso, si, como todo parece indicar, la flecha del tiempo (pasado, presente hacia el futuro) se encamina, se dirige hacia una aleatoriedad cada vez mayor, la información a tenor del caos creciente, acabaría por perderse. De la disolución de los agujeros negros que comentábamos con anterioridad, parece deducirse lo contario. De hecho, la historia del tiempo nos muestra que en su registro no se desciende hacia el caos, más bien a nuevo tipo de orden, y la información, como medida de la novedad, aumenta en vez de disminuir con el transcurso de los años[1].

Información, ondas gravitacionales y entropía: entre el todo y la nada, Francisco Acuyo                De lo anteriormente dicho puede extraerse una nueva paradoja, en tanto que la flecha entrópica que reside en los entornos de los supuestos vacío y nanidad, no sigue la aleatoriedad prevista por el principio entrópico, sino precisamente lo contrario, todo indica que se tiende a una mayor complejidad y equilibrio. Tan solo advertiremos un detalle (porque no es el propósito de esta exposición actual entrar en profundidades sobre esta cuestión) que en el mundo subatómico los[2], por lo que las paradojas parecen sucederse en el ámbito de la energía y de la información, al contrario de lo que sucede en el mundo macroscópico. Dicho esto, creo conveniente volver a reflexionar sobre la información supuestamente perdida en la disolución material de diversos fenómenos (apuntábamos los agujeros negros, ¿acaso también deberíamos incluir los proceso vitales?) constatables en el mundo que nos rodea. Para eso debemos volver al concepto y fenómeno de la entropía.

                La entropía  (que como hemos adelantado, parece concebirse y describirse en el vacío o en la nada más cómodamente) supone la pérdida de la información. Pero, ¿esta información está realmente perdida? Se diría que en los sistemas cerrados del mundo de lo ordinario –decíamos, macrocóspico- la información que se supone perdida aumentará en el mundo subatómico. Entonces, insistimos en este punto, ¿el vacío en realidad está vacío? Más allá de las fallidas conjeturas del éter o el pneuma o la matière subtile cartesiana, que pretendían llenar el espacio vacío y toda la problemática para explicar la materia – y sus derivaciones energéticas-, quedan las rotundas dudas manifiestas por la teoría de la relatividad, que acaba con cualquier explicación de aquella naturaleza vacía que se resiste a ser rellenada; si el espacio no es absoluto como tampoco lo es el tiempo, ¿qué papel juega el vacío espacial –y temporal) en el universo? ¿Es posible, por tanto, que la información pueda permanecer en un lugar donde la entropía es máxima y el orden propicio para la información es imposible?

Información, ondas gravitacionales y entropía: entre el todo y la nada,                Desde una óptica matemática, si esta ha sido fundamental para trazar un nueva geometría y una nueva física, superando el axioma euclideo de una geometría plana, frente a las nuevas geometrías (Gauss, Lobachevski, Bolyai), parece engrandecerse las distancias ente el mundo físico y las realidades matemáticas, diríase que mucho más amplias y profundas, las cuales acabarían por influir y hacer mucho más complejo la noción de cero y, por tanto de vacío (Boole y Cantor), ya que conjunto vacío[3], el cual, pese a que no tiene elementos, diríase tener un grado de existencia similar al de los conjuntos que sí los tienen, es decir, capacidad o potencialidad de creación, por lo que, al igual que el vacío físico, tiene  la potencialidad de ser parte de todo aunque nada tenga dentro de él.[4] Dicho esto, ¿es posible la información en un vacío sin nada, sin elementos? O, ¿acaso no es el mismo vacío un elemento crucial de información en tanto que en él radica cualquier potencialidad de adquirir dicha información? Si bien la matemática pura logró liberarse hasta de la misma ciencia, ella nos enseña el camino hacia la liberación de las cargas conceptuales y lógicas pensamiento mismo (acaso como la poesía).[5]

                Cuando Alfred North Whitehead afirmaba que no se puede tener espacio y después cosas para poner en él, reafirmaba a Einstein, quien llevará a cabo una nueva contemplación del vacío o la nada a través de sus ecuaciones y de la inferencia de los universos vacíos. De hecho expone algo realmente enigmático, ¿cómo es posible que esos universos descritos puedan describir curva si no contienen materia (estrellas, átomos…)? El límite de la velocidad de la luz tiene que ver con esta singularidad, la cual se emparenta a su vez con las ondas gravitacionales, ya que será por influjo de la gravedad que viaja bajo la prescripción y el límite de la velocidad de la luz que adquiere esta singular curvatura el espacio vacío de estos universos. ¿Las mareas de ondas gravitacionales en el universo y sus espacios vacíos no son en cierto modo una potencial manifestación creativa y de orden y por lo tanto de información? Sobre estas y otras interesantes cuestiones debatiremos en las siguientes entradas del blog Ancile.


Francisco Acuyo



[1] Campell, J.: Op. Cit. p.112.
[2] Ibídem, p. 113.
[3] Concepto recogido en la Teoría Axiomática de conjuntos, de la matemática de finales del siglo XX, y que viene a resumirse en que dicho conjunto vacío en realidad está compuesto por aquellos elementos que son desiguales a sí mismos.
[4] Barrow, J.: Op. Cit. pag. 189 (El conjunto vacío es el único conjunto que es un subconjunto de cualquiera otro conjunto).

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