Para la sección, Microensayos, del blog Ancile, abrimos un nuevo apartado, dedicado a : Clásicos políticos olvidados, de la mano del filósofo Tomás Moreno; iniciamos con el trabajo titulado : El discurso de l servidumbre voluntaria o el contra uno, de Étienne de la Boétie.
CLÁSICOS POLÍTICOS OLVIDADOS,
EL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA
O EL CONTRA UNO, DE ÉTIENNE DE LA BOÉTIE[1] (I).
1. El Discurso
de La Boétie es uno de los grandes textos políticos no ya raros u olvidados[2] de
la literatura política occidental, sino más bien ocultados por la tradición teórica dominante a lo largo de casi
toda la modernidad. Casi desde su aparición, en los umbrales de la segunda
mitad del siglo XVI, ha sido injustamente relegado y obliterado en la
literatura académica convencional y por
ello mismo todavía casi por descubrir, pese a los cuatro siglos que nos separan
de él.
Pierre
Clastres y Claude Lefort, dos ilustres pensadores
políticos franceses, al final de la década de los setenta del pasado siglo
trataron, con éxito, de rescatarlo del olvido, con una edición actualizada del
mismo y con un enjundioso ensayo “La
Boetie y la cuestión de lo político”, editado en Payot, París, 1976. Con su
ensayo ambos trataron de demostrar que el Discurso
de La Boétie, lejos de ser un simple panfleto, era una obra en la que su joven
autor se anticipaba nada menos que en cuatro siglos a la corriente de
pensamiento político denominada “crítica de la dominación política”[3].
Descubrir a La Boétie y su Discours de la servitude volontaire ou Le
Contr’Un, era, pues, intentar
desvelar qué urde y encubre en realidad el aparato de la política y cuestionar
aquellas verdades ideológicas que, desde hace más de un siglo, vienen
afianzándose en el mundo como “proyecto de libertad”. Las dos preguntas
cruciales a la que trata de responder el Discurso
es ¿por qué los hombres luchan por su servidumbre como si se tratara de su
propia salvación? Y ¿por qué preferimos servir a cualquier poder (amo, tirano,
caudillo, mesías, partido, estado etc.) a ser responsables y libres?
Escrito en latín en 1548, cuando su
autor apenas contaba 17 o 18 años, traducido al francés antiguo por su íntimo
amigo Michel de Montaigne, y
publicado en 1576 en Ginebra por el hugonote Samuel Goulard dentro de las “Memorias
del estado de Francia en el reinado de Carlos IX”, una selección de escritos
calvinistas antimonárquicos, el Discurso
se convertirá muy pronto en punto de referencia obligado para los distintos
movimientos de contestación política que se sucedieron en Francia y Europa a lo
largo de los siglos XVI a XVII, llegando su influencia hasta el siglo XIX. Los
movimientos monarcómacos de oposición calvinista frente a la Monarquía católica
francesa y también los de oposición católica a Enrique IV de Borbón[4]; los revolucionarios franceses del XVIII, Marat y el círculo
de Babeuf, y el anarquismo revolucionario de Gustav Landauer en el XIX, son
citados por los entendidos como receptores de su legado político.
La obra de La Boétie es una
fulminante requisitoria contra el despotismo político, de apenas una veintena de páginas, en
la que, apoyado en una erudición clásica habitual en la literatura política de
su época y con numerosos ejemplos sacados de la Antigüedad, como hizo también
Maquiavelo, critica y denuncia la situación política de su tiempo. Constituye,
sin duda, uno de los alegatos políticos en defensa del individuo y de sus
derechos naturales y contra el absolutismo político más contundentes y
desconocidos de la ciencia política moderna.
Nacido en Sarlat, pequeña población cercana a Burdeos,
Étienne de La Boétie (1530-1563) estudia
derecho en la Universidad de Orleans, fue poeta y humanista de raíces estoicas,
jurista y consejero del Parlamento de Burdeos, traductor de los clásicos griegos
y, como decíamos antes, amigo de Michel
de Montaigne, gran pensador francés de la época y alcalde de Burdeos, quien
-además de traducir su Discours al
francés, incluir 29 de sus sonetos en sus famosos Essay (I, XXIX), y publicar el resto de sus escritos en 1571- mandó
erigir un monumento de mármol en memoria de su amigo, fallecido muy
tempranamente, en 1563, a los 33 años en Germignan. Fustigador ardiente de la
tiranía (encarnada por El Príncipe de
Maquiavelo) y defensor acérrimo de la “libertad natural”, puede ser considerado
para algunos como un anarquista “avant la lettre”, para otros como un precursor
de las teorías del Pacto y de la democracia liberal.
Michel
Onfray, uno de los más reputados filósofos franceses de la actualidad, ha
señalado recientemente[5]
con aguda lucidez las similitudes y contrastes entre El Príncipe (1532) la obra del florentino y el Discurso de la servidumbre voluntaria (1548)
el ensayo del pensador francés. Entre sus coincidencias[6]
destaca la presencia en ambos de una antropología enteramente laica, pese a ser
católicos los dos (aunque no confesos), que tiñe sus concepciones políticas y
de la política de un evidente inmanentismo secularizador, en el que el Dios de
la tradición judeocristiana prácticamente ha desaparecido y en las que tanto la
religión como la moral cristianas no cuentan ya para nada en el ámbito de la
teoría y de la praxis políticas. En el mundo de la política “sólo hay hombres
entre los hombres”[7].
Las discrepancias también son
evidentes: “Si Maquiavelo ofrece un manual acerca del fuerte poder otorgado al
príncipe a fin de establecer firmemente una república en la que el pueblo sea
bien conducido, la Boétie, por su parte, le regala al pueblo un librito que
contiene una carga política terrible capaz de hacer saltar en pedazos el poder
del príncipe. El florentino aporta los medios para construir al hombre fuerte,
el francés ofrece los medios para deconstruirlo”[8].
Según Michel Onfray mientras que el autor de El príncipe suministra un vademécum
del poder autoritario, supuestamente por el bien (romano) del pueblo, el autor
del Discurso nos proporciona, por el
contrario, “un manual del poder contra el poder autoritario, en otras palabras,
del contrapoder. Con uno, se hacen los reyes y los hombres fuertes; con el
otro, se los deshace”[9].
Con estos dos textos, viene a concluir, la ciencia política moderna tiene a su
disposición en uno y otro caso dos lógicas políticas antitéticas.
Su
Discurso se abre con una frase de
Ulises –personaje de la Ilíada de Homero-, dirigida a los príncipes y caudillos
militares aqueos que se encuentran desalentados y desunidos, en la que viene a
decir: “No es bueno tener muchos jefes; que uno, sin más sea el Amo, que uno
solo sea el Rey”. Todo el posterior desarrollo de su argumentación gira
alrededor de este verso homérico, y no sólo para combatirlo o rechazarlo, sino
para tratar de explicar lo extraño que resulta que semejante propuesta de
Ulises sea aceptada de inmediato por todo como algo lógico y hasta “secretamente
deseado”. En su Discurso el joven
jurista francés se asombra del dominio del Uno, del Tirano, del Amo sobre el
pueblo y la sociedad enteros, así como del hecho de que muchos se plieguen a Una sola Voluntad omnímoda, extraña a
ellos mismos y dimitan, por consiguiente, de su libertad natural para
obedecerla. Pero lo que más le irrita, como veremos, es que dicha sumisión y
obediencia no sea solo algo impuesto coactivamente desde el exterior sino que
sea voluntariamente aceptada y acatada por todos los hombres. (Continuará)
TOMÁS MORENO
[1] Étienne
de la Boétie, El Discurso de la
servidumbre voluntaria, trad. de Toni Vicens, Tusquets Editores, Barcelona,
1980. Se incluye en el volumen el ensayo de Pierre Clastres y Claude Lefort, La Boetie y la cuestión de lo político.
En adelante citamos con las siglas DSV más número de página.
[2] Como
reza el título de esta serie de post de carácter político que hoy iniciamos.
[3] Op. cit.
[4] Este
rey, converso al catolicismo desde el calvinismo, promulgará el Edicto de
Nantes en 1598, por el que se concedía libertad de culto a los calvinistas
franceses, sus antiguos correligionarios.
[5] Michel
Onfray, Decadencia. Vida y muerte de
Occidente, trad. esp. De Alcira Bixio, Paidós, Barcelona, 2018.
[6] Ibid., pp. 348 y 351
[7] Ibid., p 351
[8] Ibid., pp 350-351
[9] Idem.
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