Para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos un nuevo post que lleva por título: Los símbolos de misericordia y la COVID 19.
SÍMBOLOS DE MISERICORDIA
Y LA
COVID 19
Ante momentos catastróficos del
mundo se hacen precisas más que nunca las imágenes de misericordia. Los
símbolos de este jaez ante la potencial destrucción de lo que conocemos y su energía
protectora se hacen más patentes. Acaso se ofrecen de manera más o menos
inconsciente los encantos más primitivos como componendas de magia simpatética
más diversas. Es así que el mago (institucional, político de turno), ofrece al
compungido ciudadano toda una suerte de registros simbólicos –divinos o
ideológicos, según se avenga el caso- mediante los cuales el héroe individual
se inviste de héroe universal y el ciudadano en cuerpo ecuménico, cuyo esfuerzo
es imprescindible para la superación de la catástrofe.
El
dirigente reconoce y pulsa todos los resortes inconscientes del individuo para
sobreponer y manipular cualquier intento de oposición a la gestión de recursos
materiales y humanos, por muy desastrosos que sean los resultados en el
cometido de sus funciones. Es curioso como el
ideólogo maneja estos resortes con gran agilidad y diligencia, aun
pensando que los mecanismos llevados a cabo son estrictamente ideológicos (en
algunos casos como resultado de la belicosa acción de determinadas clase),
cuando en realidad son parte del organismo psicológico más profundo del ser
humano.
La
misericordia hacia el que sufre se manifiesta mediante la voz del Padre
(trascendente –divino- o político –
Estado-) que avisa, advierte y finalmente conmina a aceptar sus recomendaciones.
Es pues el ogro, el monstruo simbólico del Padre, desde lo más hondo de nuestra
consciencia, el que nos lleva a aceptar la admonición de sus argumentos. Es
así que Campbell decía que el individuo
debe tener fe en la misericordia del padre y debe confiar en su misericordia.[1]
Es así por lo que en tantas ocasiones el
ser humano se somete sin sentir, en momentos de catástrofe, a los poderes
político paternales que, sin escrúpulos, sojuzgan, suprimen y dominan no tanto
al individuo racional y consciente, como al más bajo e soterrado habitante de
nuestras consciencias, invistiendo esta debilidad nuestra como la fuerza y el
poder de su capacidad regidora hasta en los momentos más críticos, quedando en
realidad el ropaje político ideológico como una mera máscara de su simulacro
que aspira en realidad al sometimiento y al dominio.
El
sectarismo de algunos partidos -gobiernos- políticos se manifiesta precisamente en la
necesidad que tiene el Padre de ser en extremo diligente y cuidadoso a la hora
de admitir en su munificiente casa solo a aquellos que han sido (ideológicamente)
probados, así serán objeto de las prebendas, beneficios y regalo del padre, y
sus hijos estarán siempre dispuestos a toda obediencia en pos de la voluntad sagrada del padre.
Sobra decir que este es el origen de no pocos autoritarios, intransigentes y
sanguinarios absolutismos.
¿Hasta
qué punto estaríamos dispuestos a reconocer en estos tiempos de desventura,
escasez e infortunio, nuestro papel individual en el mundo como meras comparsas
de nuestros Estados en la gestión de las catástrofes, si es el caso?
Trataremos
de dar respuesta a esta y otras interrogantes que nos afectan, desgraciadamente
con tan cruel actualidad en nuevas entradas de este nuestro, vuestro, medio de
reflexión y entendimiento que quiere ser el blog Ancile.
Francisco Acuyo
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