Retomamos la sección, De juicios paradojas y apotegmas, del blog Ancile, para seguir incidiendo sobre la inhibición de las intuiciones más profundas de nuestra consciencia (inconsciencia) y sus más burdas manipulaciones por la ignorancia (e ignorantes) de ellas; en esta ocasión bajo el título: La interpretación ignominiosa de las catástrofes como vía de obtención del poder, para olvido de lo profundo verdadero.
LA INTERPRETACIÓN IGNOMINIOSA
DE LAS CATÁSTROFES
(COMO VÍA PARA LA OBTENCIÓN DEL PODER,
Y OLVIDO DE LO PROFUNDO VERDADERO)
Es indubitable que hay voluntades
humanas que están decididas a interpretar, si lo hubiera, el significado de cualquiera
catástrofe ofreciéndola como una visión apocalíptica, como el temido e inevitable
final de todo. Serán precisamente los más interesados en mantener esta
perspectiva aquellos que aspiran al dominio de los otros. A diferencia del
sabio, que quiere ver tras la calamidad el símbolo esperanzador de la luz que
le ha de iluminar, aunque sea dolorosamente, hacia la visión de aquello que muy
bien pudiera estar por encima de los que los hombres -no avisados-pudieran pensar.
El
miedo será la herramienta más útil para convencer (por vía de la creencia
política, falsamente religiosa o positivamente científica) de la necesidad del
sometimiento a la ley del imperio del más fuerte (el Estado o la institución religiosa, o del designio
metodológico del conocimiento positivo) que conecta con el único y poderoso,
que mediante la llamada a la reafirmación individual que, al final quiere ser el pueblo
(de Dios de la sociedad civil amparada
en el mandato ideológico y político del partido, o del decurso del conocimiento
mecánico de la ciencia, salvador de todas nuestras aspiraciones), que oculta la
verdadera naturaleza de nuestro espíritu.
En
realidad, en virtud de los criterios antecedidos, que en realidad son creencias
(religiosas, ideológicas y de conocimiento), se pierde el sentido más profundo que podemos abstraer de los
sucesos calamitosos y del dolor inexplicables de este mundo, y que en modo
alguno deben interpretarse como el final
de nada, a saber: el significado de la
necesidad de la entrega y de la renuncia, de cualquier temor y de cualquier
anhelo; el alcance de los símbolos ancestrales que pueblan nuestro inconsciente
colectivo en las calamidades, nos hablan de la necesidad última de entrega a lo
que ha de ser, aunque esto signifique el anonimato imprescindible para la feliz
unificación con lo conocido y sobre todo con lo incognoscible , que será la que
realice en verdad al individuo.
Francisco Acuyo
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