Indagando sobre cuestiones que, al modesto entender de quien suscribe, son tan interesantes como perennes a las inquietudes del ser humano, así, para la sección Pensamiento del blog Ancile, traemos un nuevo post que lleva por título: ¿Es la fe una cuestión -razonablemente- teológica?
¿ES LA FE UNA CUESTIÓN
-RAZONABLEMENTE- TEOLÓGICA?
Es una cuestión ampliamente debatida si la razón es potencia suficiente para sostener la existencia de lo trascendente. Nadie duda que la razón es el fundamento para el acceso a la realidad del mundo y de nosotros mismos como realidad inmanente. Soy perfectamente consciente de lo incorrecto de estas reflexiones en un momento social y político (y desde luego ideológico) como el que nos ha tocado vivir en la actualidad. El odio antiteológico de los cientifistas ateos de la época del Unamuno de El sentimiento trágico de la vida está acaso ahora más patente y potente que nunca. El positivismo (neopositivismo lógico) es en verdad recalcitrante y agresivo cómo pocas veces ha tenido ocasión el juicio racional de observarlo.
Es de rigor que el lector sepa que no hago desde este foro defensa teísta o ateísta en modo alguno. Simplemente reflexiono sobre una realidad que no ceja de imponer con mano (ideológica) férrea la imposición de unos criterios que pueden ser perfectamente discutidos, e incluso rebatidos con cierta facilidad, habida cuenta del blando (por no decir superficial) discurso de los detractores de cualquier referencia a lo trascendente en la actualidad.[1]
Que la razón es un vehículo perfectamente adaptable para una argumentación coherente y poderosa en favor del deísmo, sin duda pueden ser muy ilustres ejemplos Swinburne, Plantinga, Polkinghorne, Jaki, Guittón, o el último Flew… los cuales dan muy clara referencia de esa capacidad de razonamiento para el acceso y provisión argumentaría sobre la realidad de lo trascendente. Todos ellos han tenido el valor (habida cuenta de la violenta reacción de los hijos de la sospecha: Marx, Niezstche y Freud) para confrontar con grandes dosis de energía el más alto razonamiento sobre la posible racionalidad de lo divino.Una de los hechos más extraordinarios para el provecho de un mejor razonamiento para la defensa de lo trascendente ha encontrado su fundamento más potente precisamente en la nueva ciencia (física y cosmología, sobre todo). En cualquier caso, lo que, a mí, personalmente, más me desazona es la actitud totalitaria de algunos (más de los que debiera) sectores del laicismo más extremo que con una postura que roza por momentos el fanatismo, pretende dar por cerrado un debate que en modo alguno puede ni debe cerrarse, ante todo porque se pretende exponer cualquiera posición de defensa de lo trascendente como sucesor y beneficiario de todo dinamismo irracional.
Como decía, me encuentro personalmente en el ámbito del que considero como el más sano escepticismo, pero en modo alguno puedo aceptar estos posicionamientos totalitarios, sobre todo cuando sus mantenedores no tienen el peso específico básico para confrontar con razonamientos suficientes las deducciones y cargas de prueba racional impecablemente expuestas de los que las defienden.
Desde aquí hasta los próximos post
del blog Ancile reflexionaremos sobre estas y otras cuestiones que nos parecen
de relieve e interés en los momentos de incertidumbre y frivolidad que nos ha
tocado en suerte vivenciar.
Francisco
Acuyo
[1] Richard Dawkins Daniel Dennett,
Lewis Wolpert, Sam Harris entre otros, herederos todos ellos de Hume,
Schopenhauer, Feurebach, Nieztsche…, todos, evidentemente, a grande distancia
de la talla intelectual filosófica de sus menesterosos hijos actuales.
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