Para la sección Pensamiento del blog Ancile, ofrecemos una entrada nueva que lleva por título: El intelecto de la fe: ¿Es la fe necesariamente trascendente?
EL INTELECTO DE LA
FE:
¿ES LA FE
NECESARIAMENTE TRASCENDENTE?
Que la cuestión de la fe está llena de controversias, problemáticas y contradicciones no es algo que, traído al cabo, en cualquiera discusión sobre la realidad de lo trascendente, resulte en modo alguno novedoso. Pero nosotros insistiremos en ello porque no deja de resultar fascinante su incidencia en personajes de relieve intelectual de más que reconocida importancia en la historia de la humanidad. No haremos aquí un relato ni una contabilidad de los mismos, por resultar tarea harto tediosa y que de ninguna manera aportaría carga argumental a nuestros propósitos expositivos.
Podemos poner como preclaro ejemplo el cristianismo en su diversas vertientes, doctrinas y corrientes teológicas e históricas, en las que nos encontramos inevitablemente con la realidad histórica de Cristo y el de la fe. Pablo, como baluarte y fundamento del cristianismo, expone su razón trascendente en base a una fe estricta, aunque nunca conoció personalmente a Jesús. Su convicción proviene pues, no tanto de las referencias de lo que otros dijeran del mismo, sino de sus visiones y voces que experimentó después de la muerte de Jesús[1]. No se nos pasa por alto que Pablo tenía por equivocadas la opinión sobre la misma doctrina de Cristo (pasando por la familia y el propio Pedro), derivando todo esto en las lógicas y pertinentes divisiones en el seno del mismo cristianismo primitivo.
De todas formas, la figura de Pablo no deja de resultar fascinante desde una óptica paradigmática de la fe en aquello que, sin haber sido visto, era creído y, lo que es más importante, era tenido como fundamento ejemplar de lo trascendente encarnado en la figura misma de Cristo. Debemos hacer una reflexión anexa a este apunte que creo que será también de capital importancia, en tanto que es muy probable que el mismo Pablo, al hora de establecer los fundamentos doctrinales del cristianismo actual (pagano, entendido como más cercano a la corriente helénica en sus presupuestos básicos de creencias, lo veremos más adelante), acaso nunca fue pensado para durar nada menos que más de dos mil años, de hecho, el tenía el convencimiento de que el final de los tiempos era muy próximo, y en esta convicción hizo fuerte su fe para la conversión de sus contemporáneos. Visión radicalmente distinta de la fe judía sobre la figura de Jesús asentada en aquellos que sí le conocieron (familia, amigos y discípulos directos encabezados por Pedro). El cristianismo paulino es audaz hasta extremos que llevan sino al delirio, si a un convencimiento de su propia fe que le lleva a establecer marchamos y etiquetas de falsedad a los que, aún conociendo a Cristo, eran expuestos como falsos hermanos[2].Sí las cosas, ¿qué fe es la verdadera? Las comunidades paulinas de cristianos eran consideradas como una secta dentro del propio judaísmo. El Mesías creído por la corriente del judaísmo acaso no era la misma que predicaba Pablo, si este pensaba que el fin era próximo, establece una fe que gira entorno a la idea de Jesús redentor. Si añadimos la universalidad de su pretensión evangelizadora que lo distingue de la elitista del judío, nos lleva a establecer unos parámetros lógicos de diferencia entre una fe y otra, que tiene su origen en la misma figura del Jesús cristiano, aunque, como iremos viendo en diferentes exposiciones al respecto la idea de fe, que a nosotros nos preocupa, no es la referente a este o aquel credo singular, sino la idea general de fe entorno a las diferentes explicaciones de rango intelectual que puedan justificarla.
Para
todo ello, expondremos argumentos varios en los próximos post del blog Ancile
para su reflexión y entendimiento.
Francisco Acuyo
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