Para la sección Pensamiento del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: Entre la pistis y la gnosis: las razones del mito en la idea de trascendencia.
ENTRE LA PISTIS Y LA GNOSIS:
LAS RAZONES DEL MITO EN LA
IDEA DE
TRASCENDENCIA
NO deja de resultar harto curioso
cómo en la misma cristiandad primitiva no acaba de resolverse la disputa entre
las dos ópticas preponderantes a la hora de atender al fenómeno de los propios fundamentos del
cristianismo: la fe (pistis) y el
conocimiento (gnosis) basado en la
razón.
Los
designios divinos no son alcanzables al conocimiento y voluntad humanos (según
se infiere del mismo Pablo de Tarso) por lo que el camino de toda redención
radica en la fe y el desasimiento de cualquier voluntad entendimiento de los hombres ante la
disposición divina representada por Jesús, el Cristo.
El imperio de la razón de un sector muy importante de aquellos primeros cristianos encontraba fundamento y salvación, sin embargo, en la gnosis basada en el empírico discernimiento que se puede hallar en la comprensión directa del mensaje de Jesús, porque acaso esto sea lo verdaderamente importante.
Al
margen de los intereses institucionales que se derivan de una y otra postura
(la fe exige de una orientación en los momentos graves de duda de la que se
encargará todo el aparato eclesiástico; y la gnosis que elude cualquier tipo de
necesidad orientativa que no sea la regida por la propia razón sostenida en un
conocimiento que no se impone organizativamente y que no desea dirigir en modo
alguno la orientación en los momentos difíciles.
La
cuestión es que aunque con la renuencia de la jerarquía institucional
cristiana, acaso desde una óptica teológica y doctrinal[1],
mucho le debe a aquel gnosticismo primitivo en tanto que en sus presupuestos
encontró una vía de autodefinición de gran calado intelectual, y tal vez no
pueda separarse tan claramente de la idea de fe (amparada siempre en un grado
racional que de sentido a sus presupuestos doctrinales, buena fe dan de ello
los no pocos padres de la iglesia que razonaron filosóficamente sobre los
fundamentos de su propia fe, estableciéndose como los gnostikoi –conocedores- en intérpretes racionales de sus
convicciones teológicas).
La
fe como idea sustentadora de la comprensión (incomprensible) hacia la voluntad
de Dios, entra en franca confrontación con el conocimiento iniciado (revelación
secreta) que les conecta directamente con la trascendencia. Quizá de aquí surja
el dualismo acaso más engañoso de historia de la humanidad, al confrontar
materia (defectuoso de origen) y el espíritu creador (perfecto por naturaleza),
cuya armonización proviene del Redentor (el Héroe) enviado al mundo para la
salvación unánime de las criaturas.
La
herejía gnóstica, hoy lo sabemos, era en realidad mucho más antigua que el
propio cristianismo (acaso proveniente de Egipto), influyó de manera decisiva
en el propio trasfondo que fundamentaría el concepto mismo de su fe, y si se
observa con detenimiento, nos pone en duda sobre si este pensamiento no fue el
que de manera más profunda influyó en la doctrina (no evangélica) deducible del mensaje de Jesús.
No
alimentaremos controversias en este punto porque lo que a nosotros nos
interesas es la idea de fe y su genealogía compleja e interesante. Cosa que abordaremos en próximos post de este blog
Ancile.
Francisco Acuyo
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