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martes, 1 de febrero de 2022

SINESTESIA Y LA FRAGILIDAD COGNITIVA

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile traemos un nuevos post que lleva por título: Sinestesia y la fragilidad cognitiva, ponencia que tiene el título general de: Arte y ciencia de la sinestesia: Semiosis de la sinestesia. Síntesis y realidad. El significado de la sinestesia. Se trata de un breve fragmento de la ponencia que se prepara para el VII Congreso Internacional de Sinestesia, que tendrá lugar en Granada y Alcalá la Real (Jaén) en octubre del presente año 2022, y que organiza la Fundación Internacional Artecittá., al que podrán acceder para mayor información cliqueando  en los enlaces de esta entradilla y al final del post.





SINESTESIA Y LA FRAGILIDAD COGNITIVA

 

 

Sinestesia y la fragilidad cognitiva,  Francisco Acuyo

 

Por convención, lo dulce; por convención, lo amargo;

por convención, lo caliente; por convención, lo frío;

por convención, el color; por naturaleza sólo átomos y vacío.

 

Demócrito

 

 

 En poesía, el recurso (trópico) bien equilibrado, asaz conseguido y mejor integrado, el advertido creador del poema sabe a ciencia cierta que lo eleva, potencia y enriquece. Por eso el poeta hace de este arbitrio particular prototipo y especial figura que usará para alentar y despertar la conciencia, no sólo de los avisados lectores, también del no iniciado en la poesía, pues se verterá en el poema como un requerimiento (o manera) muy sugerente(s) y harto apreciado(s) por su expresividad en el decir del verso. Y lo hallará de tal talle, que además nos obliga a su atención, bien con sorpresa, bien con extravagancia, y muchas veces (y de forma paradójica) en una suerte de rara ponderación en el contar y el expresar del verso, a la par que una no menos discreción y buen preceder en el devenir total del discurso poético.

                 Por todo lo cual, una vez tras otra que hube de encontrarme entre otros procedimientos retórico expresivos como la sinestesia en poetas de genio e intuición singulares, me vi impelido irremediablemente a la reflexión sobre la naturaleza, génesis y realidad práctica del tropo en general, y de la sinestesia muy particularmente, pero, incluso más allá de los principios de toda virtud de elocución, ornato, estilo y elocuencia. Así, por interesante y enigmático origen y trascendencia de muchas de las figuras del catálogo retórico, la sinestesia, con mayor grado de distinción e idiosincrasia a mi entender destacaba; acaso por esta curiosidad y predilección despertada, no acertaba cuál fuese a distinguir, si artístico o científico, el interés que me empujaba. Y es que la retórica en general (y con particularidad la sinestesia), con todo su extenso y complejo aparato teórico descriptivo, con todas sus taxonomías, definiciones, formulaciones y figuras, requería(n), a mi humilde juicio, una ponderación y acercamiento acaso más amplios, más profundos, más  vigilantes. Y para la indagación me encontraba dispuesto a cualquier óptica de aproximación, aunque tuviese que acudir al auxilio de criterios, valoración y parecer de investigación totalmente interdisciplinares. Criterios, digo, de la más diversa índole sobre los que apoyarme, así: las matemáticas, la física, la psicología, la neurociencia…, porque no acababa de satisfacer, entendía, la realidad discursiva, expresiva y de significado del singular discurso poético bella y prestamente atildado, y manifiesto con gran potencia expresiva a través de muchos de los recursos trópicos de consuno ordenados en tratados de retórica, y destacando, entre todos ellos, sin duda, la sinestesia, pues entendí un mundo más allá del ámbito en el que siempre se la habría ubicado, nada menos que con la misma metáfora.

                Así las cosas, la extensión de mi fascinación por el poder expresivo de esta figura habría de dar lugar a reflexiones sobre aquella (la sinestesia) que marcharían allende la misma disciplina retórica. Todo lo cual me llevó a plantear interrogantes en no pocos momentos fuera totalmente de los dominios de los estudios literarios, y que concluiría, para sorpresa de mí mismo, en propuestas, interpelaciones e

Sinestesia y la fragilidad cognitiva,  Francisco Acuyo
incógnitas tales como: ¿Es la sinestesia  una muestra más de perplejidad de nuestra conciencia frente a la interpretación del complejo mundo, pues este se realiza en virtud de una innumerable cantidad de probabilidades que se acaban enigmáticamente haciendo objetivas (¡como en el universo cuántico!)[1] una vez realizada la observación de aquellas? ¿Cuál era la realidad de la sinestesia?

                Si es posible El sabor del amarillo[2]a través de la sinestesia, será porque, al fin, el poeta sinéstata ha constatado que su realidad cognitivo-perceptiva (en su traslación o fusión poética), no es sino una realidad extravagante (y bella, si estuviese estética y expresivamente bien concertada) que contrasta con la convención perceptivo-cognitiva al uso. Así mismo, como la física cuántica cuestiona en tantas ocasiones las convenciones del sentido común de la realidad física clásica, el sinéstata hace lo propio, poniendo patas arriba la percepción y el conocimiento experimental sensorial ordinario, haciendo de los qualia[3] un elemento todavía más perturbador de lo que en sí ya supone para cualquier teoría del conocimiento. Pero en esta atrevida analogía ¿interviene realmente el azar, como se dice que sucede en el ámbito de las paradojas y extravagancias de la teoría cuántica? ¿Es aleatoria la identificación de un color con un determinado número, por ejemplo? ¿Es  fortuito y casual que el sabor del amarillo sea de este color y no de otro? O, simplemente, ¿nos muestra una realidad profunda que nos advierte de que el azar y las propiedades de las cosas, no están en modo alguno definidas hasta que el propio sinéstata poeta interviene para redefinirlas?

                La sinestesia es, y creo que no exagero en esta afirmación, una muestra más (como sucede en el ámbito de la visión cuántica fundamental del mundo, o en el teorema de Bell[4], o en el teorema de la incompletitud de Gödel[5]) de que las convenciones apegadas al sentido común son estériles para una comprensión penetrante, honda, de la realidad del mundo, pero también para entender la realidad extraordinaria y no menos compleja y enigmática de la misma conciencia.



[1] Esta referencia a la física, en este caso de partículas, llega a ser mucho más que recurrente en bastantes escritos investigadores de mi cosecha, se verá si con acierto o no a lo largo de este trabajo.

[2] Acuyo, F.: El sabor del amarillo, Diez décimas decimales, World Fine Arte Galery de Nueva York, 1999, 1ª edición, 2ª edición, Jizo ediciones, Granada, 2018.

[3] Referente a las experiencias sensoriales subjetivas que epistemológicamente son incognoscibles, y todavía nos mantenemos en el debate (acaso más inclinado a estas alturas de las investigaciones por el segundo caso) de si existen realmente o no en la naturaleza.

[4] O teorema de las desigualdades de Bell que (como teorema de imposibilidad) anuncia que ninguna teoría de variables ocultas locales puede reproducir todas las predicciones de la mecánica cuántica.

[5] Gödel afirma muy generalmente  en su primer teorema que ninguna teoría matemática formal podrá describir tanto los números naturales como a la misma aritmética de manera consistente y completa, o que en el caso de que el sistema de axioma sea consistente no podrá demostrarlo mediante el uso de esos axiomas.


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