Para la sección De la métrica celeste, del blog Ancile, nos parece que viene muy a propósito este breve pero muy enjundioso compendio del profesor y poeta Antonio Carvajal sobre el soneto y el verdadero origen de su introducción en nuestro país. Certero y muy recomendable tanto para avisados como para los que parecen no tener claro muchas cosas esenciales en la historia del métrica y la literatura española, y todo ello bajo el título que no improvisamos y que escogemos para el mejor entendimiento de nuestro acervo métrico literario: Origen y destino del soneto en España.
ORIGEN Y DESTINO DEL SONETO EN ESPAÑA,
POR ANTONIO CARVAJAL
Querido Francisco, he vuelto
a don Miguel de Unamuno y su cancionero nutricio del adolescente de pueblo que
fui. La adolescencia no la recupero, claro está, pero sí las resonancias y
armónicos con que sus notas de poeta enriquecían mi alma. Esta certera copla la
escribió en 1928 y Hendaya, donde cumplía destierro:
¡Qué tontos se han vuelto todos,
no hacen sino repetir
las más viejas tonterías;
tal es nuestro porvenir!
Miro el panorama literario
español casi desde tan lejos como Unamuno, pues entre Motril y el resto de la
península, hacia el norte, Sierra Nevada impone su alta barrera y todo lo que
ocurre en la otra ladera, la que no piso, es para mí asunto ultramontano, es
decir, asunto de quienes trepan al puesto para ser autoridad postiza, erigirse
en papa de su delincuente religión y, desde su sede, gozar y repartir regalías
que debieran ser un jardín abierto para todos y son paraísos en que se
encierran y se lustran unos pocos. Y así estamos muchos, jibarizados en efigie
o arrojados a una fosa común, como nonatos, abortos y otras gentes sin nombre.
No hay remedios para los males del sectarismo, la ignorancia, la petulancia, el
rencor y la mala fe, como no la hay para corregir la tendencia al uso de la
conjunción o con valor acumulativo.
que el soneto no entró en España por ese libro sino por unos papeles que un siglo antes emborronaron Ausias March en su lengua limusina e Íñigo López de Mendoza en la suya castellana con sonetos de mucha calidad, en los ratos que les dejaban libres las copas y otros oficios cortesanos al servicio de Alfonso V Trastámara, hijo de Fernando el conquistador de Antequera y primer rey de Aragón con ese nombre, padre de los infantes por los que preguntó Manrique, etc. La duda que me planteo es esta: ¿tiene algo que ver lo que yo entiendo por España con lo que estos saltabalates significan con el mismo nombre? Estoy de acuerdo con Eugenio de Ochoa, cuyas palabras traslado aquí:
“Sonetos.... fechos al
itálico modo.
He aquí resuelta la
cuestión sobre que tanto se ha discurrido, a saber : ¿ quién introdujo en
España la imitación de los sonetos italianos? Boscán, en su carta a la duquesa
de Soma, que precede al libro IIº de sus poesías, se atribuye esta gloria, que
pone encima de las nubes, y muchos en su tiempo y después le han confirmado en
ella; pero ya Fernando de Herrera en sus citadas Anotaciones, y Argote
de Molina en su Discurso de la poesía castellana, restituyeron al
marqués el honor que le había usurpado Boscán, aunque sin citar este pasage,
que hubiera atajado de una vez todas las dudas sobre este interesante punto de
nuestra historia literaria”.
Comprueba la verdad de lo
transcrito en este enlace,
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000235945&page=1
Boscán no tenía enmienda porque el libro lo publicó
su viuda. El biznieto de Íñigo López de Mendoza, Diego Hurtado de Mendoza, no
estaba por esas fechas en su casa natal, uno de los palacios de la Alhambra,
para corregir a Boscán ni lo está ahora mismo para que se acuerden de él
quienes ignoran a tantos buenos poetas que viven a nuestro lado. De “esa fosa
con flores que llamamos poesía” hablé hace años en un soneto mío. Pues no,
Granada es una fosa común de buenos poetas silenciados.
Qué
tontos se han vuelto todos,
¿verdad, maestro Unamuno?
Recibe un fuerte abrazo.
Antonio Carvajal
Qué placer sentir tan de mañana tu voz, querido Antonio, en su claridad y rigor.
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