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jueves, 14 de julio de 2022

FE, CIENCIA Y CONCIENCIA DEL SUFRIMIENTO

 Abundado sobre la cuestión del sufrimiento, traemos este nuevo post para la sección Pensamiento del blog Ancile, y esta vez bajo el título: Fe, ciencia y conciencia del sufrimiento.


FE, CIENCIA Y CONCIENCIA

DEL SUFRIMIENTO 


Fe, ciencia y conciencia del sufrimiento. Francisco Acuyo


Si, como decíamos en la anterior entrada, Dios es la coicidentia oppositorum (Nicolas de Cusa), ¿por qué dicha coincidencia de opuestos resulta tan trascendental para el entendimiento del dolor? Es más, ¿por qué Dios ha de identificarse en la coincidencia frontal de los contrarios? En primer lugar, tendríamos que hacer un inciso, creo que fundamental, y que tiene que ver con la misma palabra Dios: es cierto que pocas formas lingüísticas que acompañan signos, conceptos y significados ha sido tan manipulados, manoseados y, finalmente, controvertidos; seguidamente, atender a la naturaleza de esa oposición es en realidad la vocación de unidad de la dualidad querida por Dios, que emparenta con el concepto platónico (andrógino y hermafrodita) que acaso debe entenderse más bien como complementario. Así, si Dios es amor, debe contener, como decíamos, el deseo, el apego a lo amado, siendo el amor el que atrapa al alma y la lleva al sufrimiento por nada dura, ni el amor mismo, y acaba manifestándose en forma de caos o de discordia; por lo que será le caos el que en realidad y en el fondo la libera; y que el amor es la ilusión que nos ofusca y nos esclaviza en lugar de liberarnos y nos lleva a una incierta y extraña lucha contra Dios, parece algo bien claro, sobre todo cuando se manifiesta este dolor en el momento en el que no podemos aceptar el sufrimiento del inocente, que no puedo aceptar y desde luego creer que provenga de un Dios de bondad.

La naturaleza de la fe (credere, cor dare) es puesta en entredicho, o acaso se ve puesta en duda si atendemos a la etimología griega pisteuein, si la fe es tener algo como verdadero, lo cual implica a aquel razonar con la pasión que atribuíamos al sufrimiento en la anterior entrada y que nos lleva a una profunda paradoja. No será la primera vez que nos encontremos la visión contradictoria del sufrimiento como vía de realización personal[1], si es que a través de aquel y de su fracaso se entiende una manera muy sustancial de aprendizaje. En cualquier caso, la desesperación que conlleva el sufrimiento, sin embargo, puede conllevar la esperanza que nos invita a una especie de optimismo que dicta mucho de ser metafísico, si no trágico.[2] No obstante, es inevitable encontrar dudas razonables ante esta pasión optimista fundamentada en la tragedia.

Fe, ciencia y conciencia del sufrimiento. Francisco Acuyo

Así las cosas, es también inevitable preguntarnos si en verdad, tiene algún sentido el dolor y si es posible compaginar una justificación del mismo entre la razón de una lógica y la pasión de la fe y de la esperanza. Decía Lapide[3] que más que contradicción debíamos entenderla como interacción singular donde el homo sapiens llega a realizarse como homo patiens a través del dolor y del fracaso. Sin embargo, queda para muchos en el aire el sufrimiento de los inocentes y de los justos que, a no ser por una vía del todo inconsciente, pone en duda cualquier acercamiento a un razonable sentido de su sufrimiento.

Decíamos que el amor (y acaso este encarnado en entidad divina) son la constatación de su existencia en virtud del sufrimiento que conlleva. El amor nos lleva a apegarnos a quienes amamos, aún sabiendo que habremos de perderlos, por lo que filosofías como el Budismo invitan al reconocimiento de la verdad del sufrimiento a través de ese apego y nos conmina a despegarnos de todo, pero, ¿no será esta petición algo que no es propio o asequible para el ser humano?

Si recordamos a Blaise Pascal o a Nietzsche  que ponían énfasis en la necesidad de la superación de ser humano, quizá encontremos una senda de entendimiento extremadamente sutil para la superación de la humanidad a través de la esperanza, porque no ha de contentarse con lo que es, sino la de ser mucho mejor y con ese afán cambiar el mundo.

        ¿Será esta aportación intelectual, pero también emocional, una vía de entendimiento a la realidad del sufrimiento? Indagaremos sobre este punto más adelante en la próxima entrada del blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo



[1] Frankl, V. y Lapide, P.: Búsqueda de Dios y sentido de la vida, Herder, Barcelona, 2005, pág. 111.
[2] Ibidem, pág. 112.
[3] Frankl, V. y Lapide, P.: pág. 114.



Fe, ciencia y conciencia del sufrimiento. Francisco Acuyo

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