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martes, 12 de julio de 2022

RAZONAR CON LA PASIÓN: EL SUFRIMIENTO

 Traemos a colación nuevas aproximaciones en forma de adenda a la temática del mal, del dolor o el sufrimiento en el mundo, esta vez bajo el título: Razonar con la pasión: el sufrimiento, y todo para la sección de Pensamiento del blog Ancile.



RAZONAR CON LA PASIÓN:

EL SUFRIMIENTO



 

Razonar con la pasión: el sufrimiento; Francisco Acuyo

 

PORQUE acaso razonar con la pasión sea dialogar (reflexionar, aprehender) y discernir algo sobre el mal del sufrimiento, será mediante dicho diálogo que se revele una acción paradójica, por la que no debe resultar extraño pensar el sufrimiento como una suerte de incubación, en el sentido greco latino clásico, pues en virtud de esas meditaciones nos vemos embarcados en un viaje que tiene todos los visos de iniciático a una dimensión mal apercibida y mucho peor aceptada. Podemos constatar, además, que aquél que habla con sabiduría del dolor, pasa por ser para quien lo escucha un terapeuta sanador a la guisa del iatromantis profeta, capaz de curar el mal a través de su enigmática y paliativa ciencia. En cualquier caso indagar sobre el sufrimiento es tarea cuya noción científico explicativa es harto difícil, aunque sea esta fundamental para intentar llegar a su comprensión desde esta óptica metodológica. Pero la visión o contemplación que atañe a los dominios del significado y por tanto a su comprensión a la que ya Dilthey hacía clara referencia y ya en ámbitos caso menos intricados que el del mismo y siempre subjetivo pero universal sufrimiento.

                La recepción o captación y posterior aceptación del sufrimiento son los primeros pasos para llevarnos a la senda de la quietud, que a su vez nos transporta, de manera no menos extraña y paradójica al fin del pensamiento, acaso también del mismo sufrimiento, pues una vez que lo has tocado no hay división, nada desgarra tu corazón, pues no conoce separación alguna.[1] Y es que en verdad el pensamiento cuando analiza separa, escoge, reúne lo vivido para comprobar que el dolor todo es su acervo dividido.

                Afrontar el dolor y su sufrimiento es vital; su huida lo acrece y agrava a través de una sensación que puede que no sea nada más que la existencia mirándose así, por separado, en sujetos y objetos. Pero si vivimos su experiencia como totalidad una y plena, no hay ausencia, ni ruptura, ni

separación; es la prueba de fuego de nuestra percepción, inteligencia y experiencia para contrastarla con el ser verdadero.

                La percepción del sufrimiento es caer en la cuenta de nuestra indefensión e incapacidad mortal de ir más allá del mismo sufrimiento existencial, Este caer en la cuenta fundamental de nuestra insuficiencia ante lo que es más grande que nosotros mismos. La razonable y lógica propuesta ante la pasión es el resultado del mayor sufrimiento y su fin, en aparente y flagrante contradicción no acabe tanto con el amor ansiado sino con el caos en el que se inició todo en el mundo, si es que en verdad el amor es el poder que atrapa el alma y la Discordia el que lo libera.[2]

                Todo lo que una vez fue inmortal, de pronto se convirtió en mortal (Empédocles), y todo en virtud de la potencia que lleva a la encarnación, es decir, el amor, si es que el amor es quien diseña nuestros efímeros cuerpos,[3] y a través del deseo se manifiesta como verdad revelada el sufrimiento que conlleva capcioso el amor como ingenio que nos hace estar a merced de su apatê (engaño).

                Parece que la manera de evitar el sufrimiento radica en reconocer el engaño cuyo producto más sofisticado somos nosotros mismos, seres que sufren y experimentan en el dolor de la existencia. Esta superación del engaño es la atención sobre la superación del dolor que sobreviene cuando mueres antes de la muerte, que es entender que el mal. Como fuerza terrible disruptiva, puede servir al bien usada adecuadamente.

Pasión y razonamiento, es una muestra paradójica de la coincidentia opositorum que Nicolas de Cusa atribuía nada menos que a Dios, y donde Éste tiene una plena identificación con el sufrimiento. Veremos en próxima entrada estos atributos y relaciones en principio tan heterodoxas.

 

 

 

Francisco Acuyo

 



 

[1] Oráculo de Apolo en Anatolia

[2] Kingsley, P.: Realidad, Atalanta, Gerona, 2004, pág. 389.

[3] Ibidem, pág. 396.



Razonar con la pasión: el sufrimiento; Francisco Acuyo


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