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martes, 2 de mayo de 2023

INTELIGENCIA ARTIFICIAL, CIBERNÉTICA Y COMPUTACIÓN ORGÁNICA

 Con el título de: Inteligencia artificial. cibernética y computación orgánica, traemos un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, en donde seguimos con las indagaciones sobre tema gran actualidad e interés.


INTELIGENCIA ARTIFICIAL, 

CIBERNÉTICA Y COMPUTACIÓN ORGÁNICA


 

Inteligencia artificial. cibernética y computación orgánica, Francisco Acuyo



 

Después de haber debatido sobre aspectos muy variados sobre la IA, la cibernética y otros posturas e imposturas de la información que vienen a configurar las ciencias del mismo nombre, y siguiendo el hilo argumental de la anterior entrada, queremos trae a colación otra faceta de la misma que trata de fundamentarse o tener su asiento en la biología, más concretamente en la disciplina que se ha denominado neurociencia, y donde ciertos sectores de la misma tratan de observar el componente neurológico, con el cerebro en primera instancia, como una computadora orgánica.

            Ya de inicio, como adelantábamos con anterioridad, encontramos franca contradicción entre uno y otro término, me refiero a la palabra computación y a su supuesta organicidad. Pero, veamos unas aproximaciones lingüístico etimológicas sobre estos dos términos, acaso contrapuestos. Computar, computare (contar, calcular,), prefijo con (todo, junto) y putare que nos remite a calcular y contar, como decíamos; y, a su vez, la palabra computación derivada del verbo computare es la acción y efecto de calcular: sufijo -ción (acción y efecto). La palabra organismo, derivada del griego (organon, instrumento, y el sufijo, ismo (actividad, sistema) nos remite al significado de conjunto de órganos que forman un ser vivo.

            Si ciertamente un organismo es un ser vivo, ¿hasta qué punto puede establecerse una analogía tan ferozmente arrogante entre el organismo y la entidad mecánica que se dedica al cómputo? No es, si de eso se trata, una metáfora en modo alguno lograda. Al fin y al cabo, como ya comentábamos anteriormente, una de las grandes diferencias del organismo es que radica en el intercambio de este con el medio ambiente o el entorno. La máquina de cómputo, decíamos, no obedece a la aleatoriedad de lo que suceda en el entorno y, por tanto, reducida a uno o varios algoritmos.

Inteligencia artificial. cibernética y computación orgánica, Francisco Acuyo

            Pero esta supuesta metáfora entre máquina de cómputo y organismo (decíamos, computadora orgánica) no puede ser más desacertada. Nos parece que existe una clara contradictio in terminis que no puede augurar nada bueno para la clarificación de lo que quiera que sea esa computadora orgánica. Al margen de la mala utilización trópica (de la que también hablamos en otros post de este medio) es necesario precisar que la utilización del lenguaje (en ciencia, también) no puede quedar sólo en un anecdótico problema lingüístico.

            Este problema se extiende, además, para mayor confusión, a la propia naturaleza del funcionamiento de lo que tiene características orgánicas, que define su estructura y manera de conectar con el entorno, a través de la analogía, y que en modo alguno puede ser computación, si este es un proceso automático de procesar información, recordemos, del verbo computare (contar, calcular). La analogía, como manera de obtener conocimiento, es cosa bien diferente, si de lo que se trata es de basar dicho conocimiento en relaciones de semejanza. Qué menos que seguir una de las directrices marcadas por la acepción de la RAE, cuando expresa, como analogía, al menos la semejanza formal entre los elementos lingüísticos que desempeñan (o quieren desempeñar) igual función, o tienen entre sí alguna coincidencia significativa. La coincidencia significativa entre la computación y la organización dinámica de un sistema vivo, complejo y abierto no parecen muy cercanas en el ámbito de la significación, que como aproximación debiera ser algo más riguroso.

            Sin ánimo de polemizar y de reducir esta aproximación de las nuevas ciencias de la información, sobre todo en el ámbito de las neurociencias, a una cuestión semántica,  nos parece del todo muy prudente hablar con cierta propiedad, y establecer terminologías adecuadas en el uso de determinados recursos trópicos, porque de no ser así, no sólo alimentamos la confusión, sino que estamos invalidando, por contradictoria, cualquier hipótesis al respecto.

            Me parece una temeridad seguir al pie de la letra la afirmación del padre de las ciencias de la información (Claude Shannon) para resolver el problema fundamental de la comunicación, con reproducir exacta o aproximadamente un mensaje seleccionado en otro punto, y de deducir en su interpretación, que no había lugar para el contexto, la semántica o incluso el sentido.[1] De estas inferencias tienen que provenir necesariamente grandes confusiones, sobre todo cuando se pretenden establecer diferentes tipos de informaciones, a saber: la información de Shannon y la gödeliana. Sobre este puntual asunto hablaremos en el siguiente post del blog Ancile.



Francisco Acuyo

 



[1] Nicolelis, M.: ob. cit. 58.



Inteligencia artificial. cibernética y computación orgánica, Francisco Acuyo


1 comentario:

  1. Que el nombre de computador es inadecuado es evidente. Y creo que la razón es que quien bautiza a las nuevas máquinas suelen ser los mismos que las crean, es decir, los ingenieros o/y científicos y ambos tipos de expertos no lo son tanto en etimología.
    En mi juventud las calculadoras comenzaron a hacerse tan complejas que un día dieron un salto y se convirtieron en ordenadores (“computers” para los americanos). La diferencia estaba tan solo en que las nuevas computadoras (en Europa ordenadores) podían realizar operaciones lógicas, además de las aritméticas. Pero lo más importante es que se podían programar. Y esto, con el tiempo, las convirtió en una máquina capaz de usar "prestada" la inteligencia de su programador. De ahí su éxito.
    La nueva Inteligencia Artificial es un nuevo salto. Estos nuevos “ordenadores de IA” (todavía sin nombre) tienen una estructura interna distinta y están comenzando a utilizar las llamadas “propiedades emergentes”, conocidas en el mundo de la biología pero aún inexplicadas por cualquier rama de la ciencia.
    He intentado explicar esto en un articulillo. Si alguien está interesado:
    Oleoceno: La inteligencia artificial comienza a ser inteligencia.
    https://shre.ink/HyZT


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