Para la sección de Ciencia, traemos un nuevo que lleva por título: Probabilidades, conciencia y metalenguajes, para el origen de una nueva criatura creativa.
PROBABILIDADES, CONCIENCIA Y
METALENGUAJES,
PARA EL ORIGEN DE UNA NUEVA CRIATURA
CREATIVA
Hay programadores e incluso
matemáticos que les parece observar vida propia a los algoritmos complejos
generados para el reconocimiento y construcción de diferentes manifestaciones artísticas,
como la música, la poesía e incluso en las artes plásticas. Aplicado a la
música de jazz, a dicho algoritmo se le denominó el continuador, porque hacía un
cálculo de probabilidad sobre el uso de una u otra determinada nota, con el
fin de hacerla lo más semejante a determinado creador jazzístico. Me resultaba
aún más fascinante que esta generación de datos musicales, el hecho de que
ninguno de los escuchantes de estas aproximaciones, en su entusiasmo por la
composición músico algorítmica, no apreciaran lo que ellos mismos, como
portadores de conciencia, estaban aportando a la supuesta original creación del
ingenio informático.
En
su afán de dar validez a sus presupuestos teórico prácticos en la generación de
datos de la índole creativo artística de sus máquinas, y con el fin de superar
las dificultades de combinar con libertad los procesos algorítmicos, con las
inevitables restricciones que habían de proponer las composiciones y sus estructuras (fuesen musicales, poéticas…), algunos matemáticos de la
información, han intentado crear un algoritmo que, de algún modo, ayudase al
artista de la información a lograr una fluidez semejante a la que el artista,
denominémoslo natural, lleva cabo sin dificultad aparente, llegando a crear
automatismo altamente sofisticados impulsados por algoritmos que pudieran
investir a dichas máquinas con el carácter genuino de creadoras (musicales,
poéticas, pictóricas…); un ejemplo fue el llevado a cabo en 2016 a través de un
algoritmo llamado AIVA, que tuvo la aquiescencia de la sociedad de autores de
música francesa SACEM.
La
irracionalidad e ilogicidad del rito pone de manifiesto en la creación de
patrones algo realmente fascinante que, a mi juicio, va mucho más allá del
vigor de mantenimiento de unión del grupo, también y sobre todo, en la participación de un vínculo que trasciende la propia materialidad del mismo, es
decir, la conciencia, que será, en fin, la que ponga de manifiesto, en su incorporeidad, la alteración de cuerpos y mentes de aquellos que comparten su
interacción fundamental.
A
mi modesto entender, el día que mediante la creación de potentes y complejos
algoritmos puedan aparecer máquinas capaces de alterar e interactuar
conscientemente, dichas máquinas dejaran de serlo, para verterse como nuevos
organismos capaces de vincularse e interaccionar conscientemente.
El
intento de creación de metalenguajes capaces de traducir la lengua del
ordenador a lengua común del ser humano, para comunicar no solo demostraciones
matemáticas, también pensamientos y emociones, es una muestra palpable de que para
estos es del todo posible.
¿Estamos
en el momento en el que la alta matemática, influida por la belleza de sus constructos,
se conviertan en narraciones que acabarán por arrastrar, creativamente, al
viaje de la transformación y el cambio genuinos de cualquier producción artística?
Indagaremos
estas aproximaciones en próximas entradas de este blog Ancile y reflexionaremos
sobre ellas.
Francisco Acuyo
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