Incluimos para su análisis métrico el excepcional soneto de D. Luis de Góngora que comienza: Con diferencia tal, con gracia tanta [...], en la sección habitual dedicada a la métrica española, De la métrica celeste, en el epítome de versificación que confeccionamos para el blog Ancile, y que se encuentra ya en un estado bastante avanzado en contenidos teóricos y ejemplos. Para su mejor y más contrastado aporte en relación al verso endecasílabo, mostramos el siguiente ejemplo de excelencia en el buen hacer del soneto así como la opción analítica correspondiente a su estructura métrica, extraído todo ello del texto: Fundamentos de la proporción en lo diverso: sobre la simetría y la asimetría del verso endecasilábico, de quien suscribe esta entrada con toda modestia.
LUIS DE GÓNGORA. SONETO
Con diferencia tal, con gracia tanta
aquel ruiseñor llora, que sospecho
que tiene otros cien mil dentro del pecho
que alternan su dolor por su garganta;
y aun creo que el espíritu levanta
-como en información de su derecho-
a escribir del cuñado el atroz hecho
en las hojas de aquella verde planta.
Ponga, pues, fin a las querellas que usa,
pues ni quejarse, ni mudar estanza
por pico ni por pluma se le veda;
y llore sólo aquel que su Medusa
en piedra convirtió, porque no pueda
ni publicar su mal, ni hacer mudanza.
Esquema métrico:
Con diferencia tal, // con gracia tanta
————4ª——6ª——–—8ª——10ª
aquel ruiseñor llora, // que sospecho
—————(5ª)–6ª—————10ª
que tiene otros cien mil // dentro del pecho
———2ª(-3ª)—6ª–(7ª)—————10ª
que alternan su dolor // por su garganta;
———2ª————6ª—————10ª
y aun creo que el espíritu levanta
(1ª)———2ª————6ª———10ª
-como en información de su derecho-
(1ª)———————6ª————10ª
a escribir del cuñado el atroz hecho
———3ª————6ª——(9ª) 10ª
en las hojas de aquella verde planta.
————3ª———6ª——8ª——10ª
Ponga, // pues, // fin a las querellas que usa,
1ª————––––4ª———––8ª——–––10ª
pues ni quejarse, // ni mudar estanza
—————4ª————8ª——10ª
por pico ni por pluma se le veda;
——2ª———6ª—————10ª
y llore sólo aquel que su Medusa
—2ª——4ª——6ª—————10ª
en piedra convirtió, // porque no pueda
——2ª————6ª-(7ª)————10ª
ni publicar su mal, // ni hacer mudanza.
———4ª——–6ª————8ª——10ª
EL POEMA Y LOS VERSOS endecasílabos que conforman el poema establecen una relación y estructura versal (soneto) que muestra la siguiente distribución de verso y rima: catorce versos (arte mayor), endecasílabos con rima consonante que obedece a la distribución de dos cuartetos con rimas ABBA ABBA y dos tercetos con rimas en la distribución siguiente: CDE CED:
Verso primero: ritmo marcado con acentuación en 4ª, 8ª y 10ª sílabas que marcan un endecasílabo a minori (sáfico) como arranque del soneto: Con diferencia tal, con gracia tanta, cuyo primer verso se desliza (encabalga) con gracilidad y equilibrio al siguiente. Cesura en la 6ª sílaba.
Verso segundo: contrasta este con el primer verso ante la dureza del acento de tensión en 5ª en conjunción con el acento de equilibrio en 6ª: aquel ruiseñor llora, que sospecho. La tensión y desequilibrio manifiesta en el endecasílabo una sensación de balanceo que se incrementa al precipitarse en deslizamiento al verso siguiente. Cesura en la 6ª sílaba.
Verso tercero: verso que se nos antoja de no poca complejidad dinámica, pues advierte acentos de equilibrio en 2ª, 6ª y 10ª (endecasílabo a maiori —heroico—): que tiene otros cien mil dentro del pecho; y acentos de tensión en 3ª, incrementando el desequilibrio por la sinalefa tiene__otros y el acento en 7ª sílaba; se produce ante tal desconcierto la sensación deseada (expresiva) de confusión (de cien mil sonidos) por parte del poeta que, nuevamente precipita el verso con abrupto encabalgamiento al final del cuarteto.
Verso cuarto: se cierra el cuarteto con sobriedad y equilibro mostrando la requerida alternancia y equilibro con acentos rítmicos en 2ª, 6ª y 10ª: que alternan su dolor por su garganta; e impulso rítmico binario (yámbico) característico del verso endecasílabo.
Verso quinto: mantiene el equilibrio en el inicio del segundo cuarteto de manera similar a como se cerró el primero. Endecasílabo a maiori —heroico— con acentos en 2ª, 6ª y 10ª sílabas: Y aun creo que el espíritu levanta. Es muy digno de reseñar la sinalefa del inicio del verso y-a-u, y aún, que en su contracción en la sílaba primera, acento 1º (impar) de incitación tensiona expresivamente el verso que, tras la posterior expansión en los acentos rítmicos de 2ª, y sobre todo en 6ª (palabra esdrújula), se diría efectivamente, levantarse.
Verso sexto: extraordinario dinamismo el expuesto en el verso que nos ocupa. La aceleración —el vuelo— se ve incrementado por la atonía de la primera parte del verso y, finalmente empujado por los acentos rítmicos en 6ª y 10ª: como en información de su derecho; (endecasílabo a maiori). Debe tenerse en cuenta cierta latencia en la 1ª sílaba del verso.
Verso séptimo: verso en principio acompasado por la acentuación en 3ª, 6ª y 10ª (a maiori —heroico—) a escribir del cuñado el atroz hecho; que violentamente entra en confrontación con el acento de tensión en 9ª sílaba y cuya expresividad es manifiesta precisamente en el adjetivo atroz, el cual colisiona con el acento de equilibrio en 10ª y en la rápida precipitación y deslizamiento (encabalgamiento) hacia el verso siguiente, conclusión del segundo y último cuarteto.
Verso octavo: concluye la estrepitosa dinámica de los versos anteriores con la cierta atonía del verso que mantiene acentos rítmicos en 3ª, 8ª y 10ª sílabas: en las hojas de aquella verde planta, con tendencia rítmica que parece complacerse en el descanso de final de cuarteto.
Verso noveno: extrema aún más la atonía en el principio del endecasílabo dando sensación de grande languidez, así los acentos en 1ª (acento de incitación en sílaba impar), 8ª y 10ª sílabas: Ponga, pues, fin a las querellas que usa, expresa melancolía que parece incrementarse con la dialefa final de verso cuando dice: que-usa, finalmente.
Verso décimo: quiere recuperar el aliento, mas con acentuación algo más intensa en 4ª, 8ª y 10ª sílabas: pues ni quejarse, ni mudar estanza (endecasílabo a minori –—sáfico—), pretensión que se hace finalmente cierta en el siguiente verso, aun el deslizamiento hacia el final del terceto. Cesura en la sílaba 4ª acentuada.
Verso undécimo: efectivamente, la sobriedad acentual marca el final del terceto: 2ª, 6ª y 10ª sílabas: por pico ni por pluma se le veda; (endecasílabo a maiori –—heroico—) con claro ritmo binario (yámbico) y, finalmente cerrar con pausa acentuada por el punto y coma que finaliza el verso.
Verso duodécimo: el impulso binario del endecasílabo da a este verso un aire nuevamente acompasado, así lo muestran sus acentos de equilibrio (rítmicos) en 2ª y 10ª: y llore sólo aquel que su Medusa; con la insólita atonía en el interior del endecasílabo propende una sensación de desmayo que se convierte prácticamente en caída en el deslizamiento (encabalgamiento) final del endecasílabo.
Verso decimotercero: los acentos en 2ª, 6ª y 10ª: en piedra convirtió, porque no pueda, diríase que solidifican el ritmo con la sobriedad característica del endecasílabo a maiori –—heroico— para culminar con éxito la expresión final del poema. Es conveniente tener en cuenta cierta latencia acentual en la sílaba 7ª. Se advierte una clara cesura en la sílaba 6ª del verso.
Verso decimocuarto: así sucede que, con el aire binario del último verso (yámbico), y la acentuación rítmica o de equilibrio en 4ª, 6ª, 8ª y 10ª: ni publicar su mal, ni hacer mudanza. Se consigue la culminación del terceto último y del poema con plena eufonía, sobriedad y elegancia. Cierra con cesura en la sílaba central acentuada dejando un perfecto endecasílabo bimembre que, con tanta galanía y acierto celebrara en sus ineludibles estudios Dámaso Alonso.
Acaso sea con este poeta y su extraordinaria e influyente obra que se manifieste la poesía como exclusiva e inasible frontera entre el ruido y el mensaje perfectamente configurado con patrones no menos raros y expresivos. Las estrategias métricas en esta poesía son de una insólita dinamicidad, acaso el metro y silencio muestren en ella su contraste con cualidades extraordinariamente excepcionales para su mejor expresividad y alto alcance estético.
Así se deduce de los versos 2º y 3º, los cuales muestran acentos en 5ª y 6ª, 6ª y 7ª, respectivamente, cuya tensión acentual se manifiesta como rasgo de contraste ya natural en esta poesía y que no puede sino confirmar de manera evidente la organicidad y movimiento dificultosos del verso y del poema, así como que la ruptura de los patrones de simetría del metro son, por tanto otra manifestación más de su intrincado funcionamiento. Así también, en el verso 5º, la incitación del acento en 1ª sílaba, en confrontación con la paridad del ritmo (yámbico) del verso y en confluencia con la sinalefa en tres vocales: y__aun creo que el espíritu levanta, da fe de todo lo que decimos en referencia a la dinámica compleja de su funcionamiento.
La atonía del verso 6º (y la acentuación latente en la primera sílaba) nos hacen nuevamente considerar apreciaciones tan valiosas para la comprensión del funcionamiento versal del silencio y el metro propiamente dicho, y evidentemente para reafirmarnos en su indudable (e inagotable) fuente de expresividad cuando reconocemos toda la enorme potencialidad creativa que en el verso radica y que al poeta atento se ofrece y posibilita en su uso acorde. El verso 7º nuevamente ofrece acento de tensión en 9ª —y 10ª—, se vierte también en el verso 13º, entre las sílabas 6ª y 7ª, como una reafirmación de todo lo antecedido así como del indiscutible diálogo entre los diferentes elementos constituyentes del verso.
Francisco Acuyo
Francisco Acuyo
¡Qué precioso! ¡Cuánto por leer! ¡Cuánto por aprender!Todo parece fácil cuando alguien es capaz de explicarlo así.
ResponderEliminar¡Y cuantísimo por agradecer!