Siguiendo la intención y trayectoria
de otras entradas sobre temática científica (véase la sección de Ciencia, o, De juicios, paradojas y apotegmas), ofrecemos, a petición de algún
lector (amigo y seguidor ) de este blog Ancile, una breve, sintética y
apresurada exposición y (posterior) reflexión sobre lo que sustenta y sucede la
intimidad más estrecha de la materia, que es decir en el mundo y estructura de
la partículas subatómicas, y en este caso que ahora nos ocupa en referencia a
otra de las más singulares y espectrales, deducciones primero, y manifestaciones
tan difícilmente detectables de aquellas partículas, el neutrino.
EL NEUTRINO O LOS ESPECTROS DE LA CIENCIA:
ALGUNAS BREVÍSIMAS APROXIMACIONES
A LA EXTRAVAGANTE JERARQUÍA
CORPUSCULAR DEL NEUTRINO
Cuando en otra celebrada ocasión traíamos a la
curiosidad del lector interesado en estas páginas del blog otra exótica
partícula (que fuese hasta hace muy poco de consideración teórica o virtual), cual
era el bosón de Higgs[1],
queríamos exponer también la naturaleza especial de algunos de los más íntimos
componentes de la materia así como su singular dinamismo. En aquella ocasión
hablábamos de una partícula que hasta aquellas fechas no se había tenido
ocasión de detectarla experimentalmente,[2]
por lo que, en consecuencia, todo parecía extraordinaria y sugerentemente
nuevo, intransitado y, por lo tanto, altamente interesante y sugestivo desde el
punto de vista del físico experimental (y no sólo de éste, como veremos). Ahora
expondremos algunas consideraciones sobre otra partícula que, si bien puede
constarse casi como espejismo –en laboratorio de manera muy compleja- su
presencia, no deja de presentar características no menos espectrales o
fantasmagóricas que el aludido y enigmático en muchos casos bosón de Higgs, y
nos estamos refiriendo al escurridizo y nunca suficientemente considerado y
entendido neutrino.
Cuando
Pauli (allá por el 1930) pudo concebir teóricamente al neutrino, postulaba con
tanto horror como estupefacción haber defendido la existencia de una partícula
imposible de detectar, aunque, como decía, en virtud de ingentes dosis de ingenio sí que es posible detectarse.
No obstante, la deslizable y sutil partícula se mueve de manera sorprendente a
través de cualquier barrera material, incluida nuestro propio planeta, el cual
atraviesa a su sabor sin ningún tipo de problema o inconveniente. En su
elementalidad, no tienen carga eléctrica, aunque contiene exigua masa y una
enigmática capacidad de metamorfosis (puede
mudar a neutrón electrónico, muónico o tauónico), amén de mostrar
incapacidad para formar átomos o de tener vinculación con la química, hacen de
este elemento subatómico revestirse
de una naturaleza verdaderamente particular. Pero acaso lo más fascinante sea que parece que puede
jugar un papel de una teoría de la gran unificación en
física, por cierto, tanto tiempo anhelada por las más relevantes mentes en esta
disciplina, con la que solventar las
contradicciones proverbiales en la comprensión de las fuerzas
fundamentales de la naturaleza (la
fuerza nuclear débil, la fuerte y la electromagnética) en una misma estructura
matemática, e inferir acaso una teoría
del todo donde pueda incluirse la cuarta fuerza cual es la de la gravedad.
El
asunto en relación de la masa en el neutrino ha conllevado un debate de enorme
interés, pues en razón a su quiralidad (cualidad dextrógira o levógira del
mismo) y que tiene que ver con su supuesta relación con el campo de Higgs,
campo que, como decíamos en la anterior referencia,[3]
impregnaría todo el universo para constituir la masa a determinadas partículas,
y este interés, decía, proviene del hecho de que muy bien la masa del neutrino
no dependa de dicho campo, sino de una relación física bien distinta, y que
puede tener vinculación con aquella que interviene en la producción de elevadas
energías y que hacen posible la unificación de las fuerzas referida en el
párrafo anterior, revistiendo al neutrino (dextrógiro) en una partícula
singularmente pesada. También se explica
la masa especial del neutrino a través de la supersimetría[4],
la cual anuncia que con cada partícula debe existir otra compañera análoga pero
con distinto espín, visión esta idónea para dar explicación a otro de los
sugestivos y fascinantes sustratos del universo como es el de la materia
oscura,[5]
siendo el neutralino (como nueva partícula) el candidato dilecto para su
composición mayoritaria.
En
cualquier caso, el neutrino, ofrece también otra no menos sugerente relación
con la que entender la asimetría (entre materia y antimateria)[6]
que explica la actual evolución del universo, ya que, si la simetría hubiese
sido total desde el inicio del mismo (del Big Bang), las cantidades de materia
y antimateria se hubiesen aniquilado, imposibilitando la creación del universo
tal y como lo conocemos.
Estos
espectros de la ciencia (partícula de Higgs y el neutrino) resultan altamente atractivos
y especulativamente tentadores en el ámbito de la física, y más concretamente
en la física de partículas, no dejando de serlo en el dominio general del
pensamiento humano –filosófico y epistemológico-, cada vez más implicado o
impregnado o influido por las disciplinas de las ciencias de la naturaleza, y
más concretamente con las de la física. Es inevitable dejar volar la
imaginación al deducir que la partícula más esquiva de las descritas por la
teoría estándar, de hecho hasta el momento ha sido imposible medir la masa del
neutrino, que solo ha podido deducirse teóricamente, tenga quizá un papel
predominante para el entendimiento de la actual evolución del universo, ya que
debido a su débil o ligerísima masa, se infiere que comenzaron a agruparse más tarde en dicha
evolución, siendo, por tanto, los potenciales responsables de la ralentización
de materia oscura y, por consiguiente, de la configuración del universo tal y
como hoy lo conocemos, o, que de la relación entre los neutrinos y sus antipartículas
(antineutrinos) puedan colegirse los argumentos para explicar por qué el universo
contiene más materia que antimateria.[7]
Así
las cosas, nos parece que la fascinación por el conocimiento del dominio (más
íntimo) de la materia está totalmente justificado, y esto porque será el que
abra la ciencia (la física de partículas, concretamente) a temas, cuestiones,
conjeturas o hipótesis de tanta trascendencia física (¿y metafísica?) sobre la
naturaleza de nuestro entorno, todo lo
cual, indica que no pueden en modo alguno
dejar indiferente a aquel que, con total y razonable curiosidad, se acerque a
territorio tan intelectualmente insinuante como espiritualmente seductor. Es esta, y con toda
modestia tengo que decirlo, una de las más interesantes
atalayas desde las que
observar el mundo que nos rodea y da forma, pues ella posibilita una de las
ópticas más singulares para el conocimiento, por qué no, de nosotros mismos, si
en virtud de esta curiosidad nos reconocemos como hijos de aquel dios menor que
no puede sino dar cuenta del asombro de lo que le rodea, y del no menos
prodigioso ímpetu que le hace preguntarse por la naturaleza de sí mismo y de
las cosas que le rodean que, al fin y al cabo, no le distinguen como hombre de
arte o de ciencia.
Algún lector (y amigo) curioso de
este blog me interrogaba en ocasiones sobre mi ¿paradójica? Inclinación al arte
poética y literaria (desde luego también a la deleitosa apreciación de las
artes plásticas o musicales) y su extravagante compatibilización con las (para
mi ininteligiblemente contrapuestas) ciencias de la naturaleza; cuestión para
la cual acaso no supe nunca decir o explicar, al menos con los razonamientos
esperados y la suficiente elocuencia, la difícil e incluso imposible
armonización entre ambas maneras de interpretar y conocer el mundo, tal vez
porque nunca estuvo en mi ánimo hacer distinciones entre el que, a mí me parece
idéntico deudor del mismo estímulo singular, y que alimenta ambas
interpretaciones del mundo, pues interpelan a este a través de la misma
vía, que no creo que sea otra que la que
anima el impulso creativo. Crear, descubrir, ¿no tienen acaso la misma
naturaleza? La ciencia descubre, el arte crea, tradicionalmente se discurre.
Hoy, quizá más que nunca, al albur de los últimos descubrimientos de la
ciencia, estamos en condiciones de advertir que la conciencia influye no sólo
en lo que percibimos, también en lo que sea aquello que percibimos, por lo que
descubrir sea un análogo proceso al que incita y hace posible la creación misma. De todas formas no dejará de ser interesante
ver la estructura de la realidad, que está íntimamente ligada al corazón mismo
de la materia que nos es otro que el del mundo de lo infinitamente pequeño
(subatómico), pues parece que es el que mejor conjunta y armoniza con el otro
misterio nada menor, cual es el de la misma conciencia.
Francisco Acuyo
[1]
Estructura y dinámica ¿divina? o el
bosón de Higgs: http://www.franciscoacuyo.com/2012/08/estructura-y-dinamica-divina-o-el-boson.html
[2] Por el CERN; Organización Europea para la
Investigación Nuclear. Se considera el mayor laboratorio de investigación
nuclear del mundo y está situado en la frontera franco-suiza, entre la comuna
de Meyrin y Saint-Genis-Poully.
[3]
Ver nota 1.
[4]
Es la hipótesis mediante la que se relacionan las propiedades de los bosones
(partícula elemental con espín 0 ó 1 o entero, y se dicen son mediadores en las interacciones fundamentales de la
naturaleza) y los fermiones (con espín semientero, como constituyentes básicos
de la naturaleza).
[5]
Dicha materia, aunque no emite ni
absorbe luz se infiere por los efectos gravitatorios sobre los que incide en la
materia visible.
[6]
Se especula con que los neutrinos sean los responsables de las transiciones
entre partículas y antipartículas
[7]
Descrito en el proceso radiactivo denominado desintegración beta, en el que los
neutrinos y antineutrinos pudieran ser la misma partícula, en cuyo caso los
neutrinos podrían alterar el equilibrio entre materia y antimateria y por qué
en nuestro mundo predomina la primera sobre la segunda.
Fascinate, amigo mío. La infinitud de lo pequeño...¿cuándo se podrá decir que se llegó al límite de la materia en cuanto a su coonocimiento estructural? Me maravilla tu forma rayana a lo poético, a la más clásica enjundiosidad, de asomarte a estas vastedades invisibles no sólo para el ojo físico, sino para el de la imaginación. Con los neutrinos me llegaban flashes en forma de palabras cuyos conceptos se me escapan, como quarks, gluones, gravitones, y hasta nombres que parecen sacados de un poeta como "Lambda encantada", y ni qupe decir de los quarks y esos arriba y abajo y encanto...etc. Me he delaitado y tal parece que un cohete me dispara la curiosidad. ¿Estará todo este universo repetido en cada uno de nosotros, en cada célula de nuestra anatomía y más aún, de nustro pensamiento? ¡Vaya usted a saber!, como me respondía abuelo. Un gran abrazo, amigo.
ResponderEliminar