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miércoles, 13 de noviembre de 2013

SENTIDO Y POESÍA

En relación con las anteriores entradas que forman parte del trabajo El tiempo poético, ofrecemos otra sección de dicho ensayo intitulada Sentido y Poesía, integrante del capítulo Lo racional inconsciente.



Sentido y poesía, Francisco Acuyo, Ancile



SENTIDO Y POESÍA





Sentido y poesía, Francisco Acuyo, Ancile



      NO VENDRÍA NADA MAL a estas alturas de nuestra exposición concertar con aquel que, de manera más o menos asidua, toma contacto con el fenómeno poético, bien como lector, bien como (inopinado  e ingenuo) estudioso, pues la poesía no es sólo un vehículo de afectividad donde creer equivocadamente que las ideas claras pueden nacer de emociones confusas; es en este punto donde creemos que la lógica poética debe ser atendida, pero más allá de aquella dialéctica tradicional que ofrece una oposición entre el pensamiento estrictamente lógico y el pensamiento que impulsa la idea poética (¿acaso de manera similar a como se inquiere a través del el mito?) como una suerte de ciencia de la parodoja,  cuyas unidades epistemológicas vienen a operar, a nuestro juicio, en un nivel superior al lingüístico, y que se muestran como diacrónicas y sincrónicas, como tiempo (estructura) reversible, mas también como tiempo irreversible (relato), pues la poesía, como el mito, nos hacen confrontar de forma peculiar el viejo problema del sentido de la significación.
      Cabe reflexionar sobre la poesía como fenómeno literario e histórico, y todo para contemplar que, desde luego no se agota aquella en este punto, pues diríamos que es algo consustancial al proceso mismo de pensar y aun de percibir el mundo. Obsérvese como el proceso del pensamiento poético no difiere tanto como cabía pensarse en un principio de aquel que otro que exhibe su estricta lógica, salvo en que las proposiciones pueden sustituirse por símbolos, imágenes, y variantes diversas por las cuales poder equiparse al rigor de una formulación matemática (véase las relaciones de equivalencias jakobsianas de la función poética).  
      Es pues inevitable que tengamos en este punto que concertar el mito y el poema: ambos suceden grados de notable similitud, así veremos que si uno relata o repite un mito  (o un poema acaso) mostrándose ignorante de su significado, y todo a resultas de que el mito (o la poesía) comunican sin que los hombres muchas veces sean totalmente conscientes de ello; idea esta que nos retrotrae al romanticismo (y al surrealismo), donde el poeta no es quien utiliza el lenguaje, sino que será el lenguaje quien hable mediante el instrumento que representa el poeta (aun cuando éste, el poeta, tenga perfecta conciencia de su intrumentalización, cosa que no sucede con aquel que hace uso del mito); aunque tantas veces cabría preguntarse si el poeta, igual que el hombre que acude a una mitología sabe lo que esta significa; cuántas veces el poeta se acerca a la inscripción del poema sin saber lo que es la poesía.           
      Nos parece algo más discutible que, si el mito verdadero puede emparentarse con la música por intraducible, también pueda situarse muy cerca de la poesía, no sólo por las relaciones establecidas desde muy antiguo de aquella con la música,  también porque la poesía participa en muchos momentos de aquellas características del lenguaje del mito: en ser a menudo una estructura inconsciente y presignificativa, amén de ser ambos, mito y poema, constructos verbales: uno está hecho de mitemas, otro de metáforas o equivalencias.
      Creemos que la poesía participa (como tantas veces el mito) con el espíritu humano para ser un punto de inflexión ineludible que obedece en todas la culturas y civilizaciones de forma activa a la ley de la perpetua transfiguración (o devenir) de las cosas y del mundo. Participamos de la opinión de Octavio Paz  respecto de la afirmación que hizo en su momento sobre Mallarmé sobre la poesía y forma de entender:  y es que aquella parte del pensamiento salvaje (lógica poética) hacia el lógico, mientras que Levi-Strauss, respecto a los mitos, lo hace del pensamiento lógico hacia el salvaje.
      No obstante colegimos nosotros que la dialéctica entre Le cru et le cuit  como oposición, cabe observarla similar como acontece en la matemática, donde se suceden símbolos en contradicción, la percepción sensitiva (y cognitiva) se transforman en auténticas categorías lógicas que no sólo se acaban por convertir en una metáfora de la cultura, sino en un mediador esencial entre aquella y la naturaleza misma, garantizando el equilibrio necesario para la libre creación y el conocimiento más pleno.
      No es ninguna extravagancia extraer de aquellas reflexiones anteriores que, si ambos (la poesía y el mito) están conformados y prefigurados por el lenguaje, veamos en ellos el prisma necesario para la filtración de la realidad como signos, nombres y cualidades aptos para su comprensión, y donde el espíritu, como privilegiado intérprete vive en la poesía (como en el mito), como singular mediador más allá del devenir y provisionalidad de lo que acontece, y todo para conocer y ser en el mundo.



Francisco Acuyo





Sentido y poesía, Francisco Acuyo, Ancile

1 comentario:

  1. Y ese espíritu que vive en la Poesía, ilumina tus palabras, querido Francisco y a nosotros, cuando leemos ensayos como este.
    Muchas gracias por tu entrega al Arte y a la Ciencia. Seguimos tus huellas.
    Un cordial abrazo desde Miami.

    Jeniffer Moore

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