SUEÑOS DE LA MATERIA
Y
MATERIALIDADES DEL ESPÍRITU
MATERIALIDADES DEL ESPÍRITU
II
CUANDO se dice que el alma, el
espíritu (la mente) han de estar vacíos de sí mismos para que la creación
–como fuente originaria, prístina, genuina- sea posible, se pone en evidencia dos tipos de nihilismo, a saber, uno, singular (moral, intelectual e incluso epistemológico), tan propio de la modernidad (y postmodernidad) y que se dice imbuye el entorno y el núcleo mismo de nuestros días; y otro que muy bien no tiene que estar
emparentado con el enunciado y que mantiene un carácter marcadamente metafísico y, por tanto, fuera de tiempo y de lugar para los más radicales positivistas. El segundo puede
conectarse con el lenguaje del misticismo (y tiene, tradicionalmente una condición o naturaleza espiritual); el
primero, netamente materialista, hizo caso omiso a esta opima tradición y
vertiente espiritual, y se habría paso como realidad ambivalente o alternativa,
primero filosófica, después como posibilidad científico positiva que decantaría en el pensamiento materialista positivo y, al fin, como manifestación intelectual
y de pensamiento hoy amplia ciertamente reconocida.
El ser (platónico aristotélico) y toda su panoplia de significado y sentido, se ofrece en nuestra cultura occidental enfrentado a aquella otra nada, por cierto muy singular y de no menos (acaso mucho más) arraigado abolengo (por ejemplo, en nuestro continente, echkariana, o, en oriente, budista -mahayana-). Y es que la nada en occidente se identifica
con el sentimiento del horror vacui, acaso olvidando
totalmente que en ella, en la nada, en el vacío, se encuentra el principio de toda realidad.
La
visión materialista (¿acaso burda aceptación de la ontología aristotélico
platónica?) no cae en la cuenta de que es necesaria la liberación de lo
conocido -percibido o ideado- pues, cualquier proceso creativo necesita del olvido, del abandono o de la mors mystica como vía de generación genuina que, por ejemplo, en
poesía, la cual se establece como modelo singular de creación mediante el lenguaje, este se manifiesta
con la ruptura, la violencia, el desvío de la norma común para someter las
palabras y su dimensión conceptual y racional con el fin de superar los significados de la convención lógica, o lo que es lo
mismo, para dar el salto necesario en la consecución de la liberación del espíritu de cualquier previo ajuste, acuerdo
o norma, y todo por propiciar la verdadera realización creativa.
Francisco
Acuyo
El ego es indivisible de cada encarnación, por ello venimos al mundo, por los deseos, por las cuentas pendientes. Ese ego hace parecer dolorosa la idea del desapego, del "olvido" de sí mismo para ser luz, plenitud sin forma...en fin, al menos yo no estoy preparado mentalmente todavía para "no ser" Cuanod esté listo no naceré ,ás. No habrá noticia de ello en este lado mortal de la existencia. Un gran abrazo, amigo.
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