La mente a través de la poesía: máquinas de propósito único y de propósito general, es el título de la nueva entrada para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, prosiguiendo con la temática de la mente, tan fascinante como controvertida.
LA MENTE A TRAVÉS DE
LA POESÍA:
MÁQUINAS DE PROPÓSITO
ÚNICO
Y DE PROPÓSITO GENERAL
Y DE PROPÓSITO GENERAL
EL afán de poder hacer realidad
la máquina de propósito general[1],
cuyo funcionamiento se asemejase al del cerebro, ha sido y es uno de los sueños
de la inteligencia artificial, pero los sistemas expertos para tal propósito
han demostrado, amén de su debilidad, la dificultad de enfrentarse con éxito a
las novedades a las que la mente del hombre afronta con increíble éxito. La
lógica formal, en la que se funda la misma computación[2],
como decíamos en anteriores entradas, con su generalidad lógica (cuyas reglas
de funcionamiento no atienden a los contenidos ni a los significados), no
parece adecuarse en modo alguno a la generalidad vital, orgánica, mundana (que
no atiende a reglas lógicas específicas
y donde los significados son fundamentales) de la que está hecha nuestro
cerebro y, en consecuencia, nuestra mente humana. Las dificultades para
enfrentarnos a la complejidad de la cognición[3]
tal vez sea uno de los principales escollos para tal propósito de generalidad,
de hecho no está muy claro a qué tipos de conocimiento tenemos acceso y cuales
forman parte de la inteligencia natural. Así pues, parece que el cualitativo salto del
localismo lógico (de la máquina actual) al holismo exigente de la mente humana
no es nada fácil de producir, y pone de nuevo de manifiesto la pugna de la
lógica –computacional- y el discernimiento integrador generalista de la mente ante de la realidad del mundo con
la que participa.
Sí,
la dinámica de la mente está perfectamente acorde con la actividad del mundo
con el que interactúa, mas, haremos una especial analogía de este proceso
relacionándola con los procesos poéticos creativos, desde los cuales diríase poder
captarse con especial relevancia la inteligencia viva,lógica poética o ciencia de la paradoja)[4]
en la que la misma estructura –lógico- gramatical se pone en tela de juicio (la
especialidad del lenguaje poético), por mor de adaptarse a la más amplia
expresión –ser expresiva- para integrar
lo más dilatadamente (y, no obstante, exactamente) posible nuestra mente con el
mundo. Es un particular esfuerzo por
eliminar aquellas proverbiales lentes kantianas que nos impiden ver la realidad
del mundo. El proceso poético creativo nos proporciona una plataforma o un medio ideal no solo de conocimiento,
también de integración vital e inteligente en el entorno, que nos demuestra que
la información perfecta[5]
no solo no es natural, tampoco acorde con nuestra propia naturaleza. Digamos
que los prototipos simbólicos y de significado mediante los que el proceso
creativo se conforma, orienta el pensamiento (poético) pero en modo alguno puede
afirmarse que son lógicos, cuando en realidad son profundamente psicológicos.
En este sentido el proceso de configuración del discurso poético es de una
marcada generalización –analógica- que marcha en pos de la eliminación de
información para conseguir una marcada reducción de la complejidad idónea para
la integración (expresiva) de los potenciales conceptos que la acerquen a la
realidad de lo representado. Por eso el elemento sensorial permanece imbuido
retóricamente (metáforas, sinestesias, analogías diversas…) para que dicha
integración con la realidad sea, dentro de lo posible, un hecho consumado no
solo por la razón consciente, sino también por la inconsciente y corporal que
activan la mente para el reconocimiento de la realidad. Es en verdad una suerte
de economía cognitiva (que diría Campbel)[6]
que nos da acceso al mundo creativamente, vertiendo como en pocos otros ámbitos
del saber humano una capacidad de sapiencia del mundo que va mucho más allá de
lo que le es dado conocer por la experiencia[7].
La
experiencia vital está estrechamente relacionada con el proceso creativo
poético en tanto que a través de dicho proceso la mente atrapa para sí los más sutiles indicios de la vida, convierte en
revelaciones hasta los pulsos del aire.[8]
Esto es perfectamente constatable si atendemos a la misma singular naturaleza
de la palabra poética. Esta, en su especialidad (lingüística), sobrepasa cualquier departamento semántico, cuyo patrón
sitúe el significado de manera estática (mecánica) para ser aprehendido, en
realidad es el impulsor, el fermento, la semilla que encierra la ingente
simbología que, decíamos, es propia del discurso poético para que, en su
peculiar ámbito cognoscitivo, nos revele el mundo. He aquí que cualquier
lógica, razón o juicio que dicha palabra poética exprese ha de quedar
radicalmente perturbado para una interpretación mental integradora que aspira a
un conocimiento que tiene que ir más allá de las proposiciones que ofrecen las
definiciones de las palabras, la ambigüedad de las mismas es la que facilita
una hermenéutica que rebasa la mera
compresión lógica particular. Si bien se ha afirmado que es muy improbable que
una máquina (informática) pueda comprender la lengua estándar, ordinaria,
cuánto menos podría hacer lo propio con el lenguaje poético.
No
es de extrañar por parte de, no sólo poetas, también lectores y estudiosos de
la poesía (y constatable también en otras manifestaciones relativas a la poiesis o creativas, literatura en
general, arte, filosofía….) haber encontrado en esta manera de interpretación
del mundo una tabla de salvación y de higiene mental, ya lo advertía Chesterton
cuando afirmaba que en cierto modo el
misticismo (si advertimos en este modo de capturar e interpretar el mundo
como no estrictamente lógico, en tanto que la
lógica es engañosa, y que las cosas no
son lo que parecen) ha mantenido sanos a los hombres. Lo que los
ha llevado a la locura es la lógica,[9]
así como una manera de inmarcesible capacidad de expresión.
Siguiendo
las directrices marcadas por las analogías de la máquina y de la poesía,
podemos afirmar que los procesos de la mente ponen en evidencia que el sustrato
material de esta no es una máquina universal,[10]
además de establecer una admonición muy digna de tener en cuenta en relación a
nuestra conciencia, y es que esta es sólo una mínima fracción de los procesos
mentales ya que el ámbito inconsciente no sólo contiene más conocimiento,
además, en virtud de su capacidad expresivo integradora, estrecha con vínculos
más fuertes la mente a la realidad.
Las
explicaciones del juicio poético se sitúan en el ámbito precientífico y puede
considerarse que forman parte del aparato mental cognitivo que enlaza con lo
inconsciente, cuya pretensión (al igual que la ciencia) es poner orden en el
caos de las sensaciones, pero su pasión no es solo de conocimiento, también de
integración afectiva y trascendente que a nuestro juicio es innata, y lo
resuelve en virtud de una singular razón poética uniabarcadora que aprehende a
un tiempo las causas y los efectos mediante la consciencia y los ecos del inconsciente
y, sobre todo, porque se ofrece como una manifestación altamente creativa. La
intencionalidad de la poesía se vierte en un género de relato rítmico
fragmentario, muchas veces profundamente emparentado con la manera de la
producción onírica, la cual hace de nuestra mente una singular herramienta de
entendimiento de la realidad en pos de un sentido que trasciende lo meramente
lógico y que se ofrece como una forma especial de vida propia.
Puede
describirse este juicio poético como una manifestación irracional que, no
obstante, exhibe una serie de reglas (leyes del caos en un lógica poética) que
pudieran ser taxonómicamente descritas de igual modo que fueron catalogadas las
de la lógica pura (matemática), y que demuestra que el proceso irracional (ilógico)
no abandona a la mente nunca, y es que si los principios de la lógica formal y
las leyes que la condicionan adaptándose a la incertidumbre proporcionan
patrones que garantizan la menor cantidad de sorpresas bloqueando a la mente en
el camino de la sabiduría,[11]
la irracionalidad de la poesía nos invitan a la intromisión creativa sobre lo
convencional racional en pos de una profunda visión siempre fresca, asombrada y
nueva sobre el impulso fascinante de la vida, capaz de hacer posible mediante
su potencia creativa la realidad de nuestra consciencia. Consciencia que va más
allá del yo a la búsqueda de las generalidades que nos hacen una mente común
con el mundo.
Hablaremos
en próximas entradas sobre el soporte que hace posible la mente como realidad
capaz de expresar, describir, cuantificar y procesar (en el caso de la máquina)
e interpretar el mundo, y que sustenta capitalmente también a la poesía,
siguiendo con las anteriores analogías entre la máquina y los procesos
creativos en la poesía, para mejor entendimiento de la mente, nos referimos
nada menos que al lenguaje.
Francisco Acuyo
[1]
Las máquinas de propósito único (concebidas para exiguos dominios de
conocimiento a través de determinadas reglas) se pretende que alguna vez sean
de propósito general (combinando dominios diversos de conocimiento) que en
realidad es la capacidad para desechar el tipo y la cantidad justa de
información, que vendría a ser como dotar de sentido común a dicha máquina.
[2]
La ciencia de la computación que estudia la sistemática de los algoritmos que
componen la información a través de los procesos y transformaciones de la misma
y que dieron lugar a las máquinas de cómputo que van desde las que diseñara e
idearan Charles Babbage, Pascal, Leibniz… hasta los trabajos sobre computación
de Alan Turing, Alonzo Church, Kurt Gödel, John Von Neumann…. que darían lugar
a la actual revolución digital y las expectativas de la computación cuántica.
[3]
Es decir, de una competente ciencia de la mente.
[4] Acuyo, F.: Fisiología de un espejismo, Artecittá
ediciones (Fundación Internacional Artecittà), Granada, 2010; Elogio
de la decepción (y otras aproximaciones a los fenómenos del dolor y la
belleza), Jizo Ediciones, Granada, 2013; Naturaleza del pensamiento humano: la
realidad de la mente (en virtud de la inteligencia artificial y la poesía,
Blog Ancile: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2016/10/naturaleza-del-pensamiento-humano-la.html
[5] Hoy
sabemos que una computadora puede ordenar y manejar cantidades ingentes de
información, en cualquier caso la mente humana, al estar inmersa en el espacio
y el tiempo, expone una naturaleza que imposibilita (a día de hoy) un programa
informático completo de aquella.
[6]
Campbell, J.: La máquina increíble,
Fondo de cultura económica, México,
1994, p. 183.
[7] James,
H.: The arte of Fiction, Morton D.
Zabel ed. 1884, The portable Henry James, Viking, Nueva York, 1968.
[8] Ibidem,
397.
[9]
Chesterton G.K.: Simplicity and Tolstoy,
Arthur L. Humphreys, London, 1912.
[10] La
máquina universal de Turing (dispositivo hipotético que pretende representar
una máquina de computación, cuya utilidad primordial es averiguar los límites
del cálculo mecánico) es capaz de simular la lógica de cualquier algoritmo
específico para computación de otra máquina (de Turing).
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