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martes, 18 de octubre de 2016

LA MENTE ¿HIJA DEL LENGUAJE Y DE LA INFORMACIÓN? EL LENGUAJE POÉTICO –CREATIVO-, ¿MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS?

En la línea de otras entradas anteriormente editadas en esta sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos esta nueva que lleva por título: La mente ¿hija del elnguaje y de la información? El lenguaje poético ´creativo- ¿más allá de las palabras?.


El lenguaje poético ´creativo- ¿más allá de las palabras?, Francisco Acuyo
De Evgenij Soloviev



LA MENTE ¿HIJA DEL LENGUAJE Y DE LA
INFORMACIÓN? EL LENGUAJE POÉTICO -CREATIVO-,
¿MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS?





 

 EN el ámbito de filosofías varias[1] (y del conocimiento místico[2] religioso) es una constante la admonición a la falsaria –ilusoria- representación de la palabra que, proverbialmente puede ser confundida con el mundo que describe, además de ser un obstáculo capital para el propio autoconocimiento. Tras depurar (desmitificar) la visión racional cartesiana de la mente –rex cogitans- como hija de la verdad al margen de lo que nos rodea, ya que puede llegar a la verdad fingiendo que no hay mundo y que no hay lugar para que yo esté[3] en este, y situarse al margen del cuerpo (rex extensa o mundana) que muy bien puede funcionar como prejuicio para la genuina representación racional de la verdad. El exterior universal y sus manifestaciones vivas diríase que tienen una singular naturaleza proveniente de un azar – seguro- que nos habla de una coexistencia complementaria, con una suerte de leyes que parecen revelarse para destruir el significado en virtud de sus incertidumbres, reglas que se ofrecen con un carácter tan universal como las que no se cansa de mostrarnos el mismo caos a través de nuestras sensaciones.

                La vida (he abundado mucho sobre esta analogía en otras entradas) se muestra en su evolución dinámica y estructura singular de manera muy semejante al proceso (y producto) poético creativo que, conlleva, como lenguaje, una gramática determinada que resuelve información que le es propia (predecible) de su propia estructura gramatical, y otra que, sin embargo, en modo alguno lo es y que tiene que ver con todo aquello que impulsa cualquiera intención creativa, y que se infiere del propio carácter especial del lenguaje poético.[4] Los procesos cognitivos que se resuelven a través de
El lenguaje poético ´creativo- ¿más allá de las palabras?, Francisco Acuyo
la poesía ponen en evidencia el rol no menos singular de la mente, pues sugieren una resuelta determinación de aquella más allá del proceso racional, lógico o conceptual, para integrar y modificar con sus propias representaciones e interpretaciones el mundo mismo.

                Si hoy se da por sentado que la realidad de la naturaleza no es sólo materia y energía, también información[5], veremos que aquella manera peculiar de cursar y desarrollar la información de los procesos poéticos creativos, también nos habla de la mente como un sutil producto del lenguaje que aspira a ir más allá de las propias palabras. La gestión de mensajes (información) en el proceso creativo poético se sujeta a las leyes de la información,[6] en donde confluyen sin conflicto las reglas gramaticales de la lengua (estándar) con el carácter entrópico (caótico) del proceso creativo del poema y su especial lenguaje, así como lo conceptual racional convive con lo irracional instintivo animando genuinamente el ejercicio expresivo de la poesía, siendo innegable, en este sentido, el carácter cibernético[7] (ordenador) y destructor (o mutante, entrópico) de la poesía que pone en entredicho el principio de control de cualquier teorema de comunicación. La certidumbre y el determinismo (positivo newtoniano) son siempre sospechosas en el ámbito de la poesía (como lo es en el de los sistemas vivos, orgánicos y complejos), lo cual casa sin duda con el carácter genuino de la mente humana como entidad creativa que, asume, que de lo nuevo no puede surgir de lo viejo. El mensaje poético mantiene en su producción discursiva series de elementos (gramaticales, retóricos, métricos…) en muchos casos impredecibles, que aspiran a introducir un elemento de sorpresa, nuevo, aunque obedezcan a una suerte de leyes estadísticas (gramaticales, métricas, retóricas, estilísticas…) y que se dinamizan hacia lo inesperado.

                Este aspecto estadístico coligible de la dinámica y estructura de la poesía es sumamente importante, pues se mueve dentro del ámbito de la incertidumbre, que no en la ignorancia, sobre la posibilidad del mensaje que va a comunicar, aunque a veces este cerca de la trasgresión de las diferentes leyes (lingüísticas, gramaticales…) sobre las que construye su dinámico y orgánico ¿artefacto?, pero en modo alguno se desarraiga azarosamente de las reglas que lo estructuran,[8] sino que, los usos desviados de aquellas normas obedecen a motivos de expresión y de integración (y de elementos conscientes e inconscientes) que afectan tanto a la conciencia como al mundo. La diversidad poemática (y de significado) se garantiza en virtud de la mayor o menor ambigüedad de sentido y, sin embargo, hace uso estricto de la información (gramatical, métrica…) con todos los matices anteriormente sugeridos para ser preciso. Por todo esto, hemos de valorar en lo que vale la redundancia de aquellas reglas que imponen orden en un sistema lingüístico, tan genuino y tendiente a la ambigüedad y el desorden como es el poético, de hecho aquella redundancia abunda en pos de la complejidad (dinámica) del poema, y es que en virtud de aquellas reglas (y su calculada desviación) se hace posible una más resuelta y eficaz expresividad[9] y que, aunque parezca paradójico, garantiza que los procesos sean más sorpresivos o inesperados.

El lenguaje poético ´creativo- ¿más allá de las palabras?, Francisco Acuyo                Vemos que la pugna con el caos (o el azar) de la poesía es muy parecida a la que la mente humana lleva a cabo en su afán de entender e integrarse en el mundo.  La ley en la que se basa, paradójicamente, es impredecible, pues la dinámica que anima su impulso –creativo- necesariamente va generando novedad en cuanto que marcha. La mente, el lenguaje (especialmente el poético), utiliza sus símbolos para interaccionar e integrarse en el mundo, aunque todos sabemos que se utiliza [10] en relación al lenguaje ordinario (mucho más claro en la expresión lingüístico poética), y es que este se traduce como una de las estructuras –proveniente de la mente- más complicadas del universo y que surge en cierta etapa de especialidad y complejidad biológica, por lo que, ya lo advertía T.S. Eliot, la poesía en su forma poemática es naciente[11] en tanto que desafía toda explicación de causa y efecto y se expone como una vía de entendimiento que aspira a trascenderse. Esta capacidad de trascendencia se ofrece en su capacidad de sorprender en el juego del manejo de las reglas (gramaticales, métricas, estilísticas…) que, gracias a la poesía nos refiera acaso  la necesidad de una nueva lingüística.

                La poesía puede entenderse como algo más que una forma de expresión artístico literaria en tanto que pretende dar un paso más allá en la posibilidad de conocer de la mente humana, es el empeño expresivo creativo de trascender las limitaciones que nuestra mente no es capaz de superar mediante el conocimiento legal (lógico, racional y conceptual). En aquella trascendencia abierta por el discurso poemático que, por un lado reconoce las limitaciones del sistema en el que se configura, pero, por otro lado, invita a salirse de dicho sistema para abrirlo a nuevos planteamientos que ofrezcan soluciones deseables, con el fin de superar con nueva fuerza el límite que impone nuestra misma conciencia, y esto sucede cuando el auténtico creador es capaz de generar la sorpresa y la admiración, vertiendo  un mundo nuevo de comprensión  más allá de los elementos de causa efecto reconocidos convencionalmente.

                En posterior entrada seguiremos abundado sobre el lenguaje y la mente en la configuración de la realidad poética y de esta en su interacción con el mundo.



Francisco Acuyo




[1] Proverbial es la desconfianza platónica hacia los maestros del engaño mediante el lenguaje: los sofistas.
[2] Así, el Taoísmo y el Budismo bajo su influencia, desconfían de la palabra como vehículo de percepción de la realidad y de uno mismo.
[3] Descartes, R.: Discurso del método, Alianza, Madrid, 1995.
[4] Jakobson, R.: Lingüística y poética, Cátedra, Madrid, 1983.
[5] Campbel, J.: El hombre gramatical, Fondo de Cultura Económica, México, 1989, p. 14.
[6] Véanse cualquiera de los trabajos de los padres de la ciencia de la información Claude Shannon y Norbert Wiener.
[7] Entiéndase (término de origen griego que significa timonel) la aspiración de un sistema –cibernético- a la búsqueda de estabilidad y correcto funcionamiento.
[8] Acuyo, F.: Fundamentos de la proporción en lo diverso, Artecittá ediciones, Granada, 2013.
[9] Ibidem.
[10] Chomsky, N.: Language and Mind, Harcourt Brace Jovanovich, Nueva York, 1972.
[11] Eliot, T. S.: The frontiers of criticism, University of Minessota Pres, 1956.





El lenguaje poético ´creativo- ¿más allá de las palabras?, Francisco Acuyo

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