El ser (en la belleza) de lo lógico -matemático y poético- en la realidad, es el título de la nueva entrada del blog Ancile, para su sección, Poesía y matemáticas.
DEL SER (EN LA
BELLEZA): DE LO LÓGICO
-MATEMÁTICO Y POÉTICO
-EN LA REALIDAD
DE buena parte de los argumentos
y exposiciones sobre las analogías –lógicas- entre poesía y matemáticas
relatadas hasta el momento, cabe inferirse una cuestión recurrente en todas
ellas, a saber: ¿es posible que de una intuición lógica (mental) matemática -o
no- pueda argumentarse la existencia real de algo?
La
lógica ha sido, es y será una herramienta capital (usada por el lenguaje y las
mismas matemáticas) para colegir la entidad –óntica- de determinadas cosas que
forman parte del mundo detectado por los sentidos. El tratado de la existencia[1],
del que deriva el concepto de ontología, nos dice desde hace mucho tiempo, que
las premisas, las intuiciones no estrictamente matemáticas, actúan de forma
similar a los enunciados de la lógica formal y la matemática[2].
Pero,
¿es lo mismo la idea, el objeto mental,… derivado de lo lógico y su semántica
formal que la realidad de los objetos del mundo? Ya vimos muy detenidamente las
objeciones[3]
de Kant al respecto. En cualquier caso, también vimos y abundamos sobre este
asunto: el matemático tiene por reales, y por tanto existentes, los objetos
matemáticos, coincidan estos o no con la realidad empírica y perceptual del
mundo. Para el filósofo (o para el poeta), también son inexcusables las
realidades éticas, metafísicas, estéticas, incluso trascendentes…, cuya
existencia en su constructo lógico no es posible en modo alguno soslayar.
Cuando el matemático dice que 3 + 3 = 6, establece su resultado numérico como
una realidad existente, coincida o no con la suma de manzanas o cualesquiera
otra cosa. Así mismo, para el teólogo, la existencia ontológica de Dios,
lógicamente deducible, no cabe duda; para el poeta, la idea de belleza y verdad
en el poema verdadero no puede sustraerse de la realidad creativa que impulsa a
cualquier espíritu verdaderamente consciente y comprometido con aquella idea de
verdad y de belleza.
Las
ciencias naturales que basan su consistencia lógica y epistemológica en la
prueba o la experiencia de laboratorio, acaso han impuesto su realidad
existencial al resto de maneras de entender el mundo. El objeto empírico se
muestra como la única realidad aceptable en un
ámbito que condiciona cualquier postulado, juicio, argumentación o
presupuesto -lógico o no- a los condicionantes de la experiencia –perceptual-.
La
percepción del mundo, pues, no es tan simple ni sencilla a la luz de todo lo
que hemos ido exponiendo a lo largo de estos trabajos y de sus aproximaciones
sobre la manera de conocer y entender el mundo. La lógica y la matemática
tienen su aproximación peculiar; las ciencias de lo empírico, la suya; el
filósofo, metafísico y teólogo la suya; mas, ¿cuál será la del poeta, cuál es
su disposición y manera de aprehender el mundo? Vimos las relaciones –también
las diferencias- con la lógica matemática, sin duda, harto fascinantes, también
las tiene con otras lógicas que atañen al conocimiento científico empírico, así
mismo con el filosófico metafísico, y el trascendente. Nos interesa pues, la
lógica que deriva del lenguaje (no obstante siempre tan peculiar, por otra
parte, en poesía) de aquellas disciplinas o formas de conocimiento como las
enunciadas. Los signos de unos y otros no son iguales (aunque la dinámica
lógica que las estructura y anima, sí contiene grandes afinidades). La
explicación de la realidad (experimental, trascendente, matemática, poética….)
a la hora de recabar información sobre la –su- realidad última. Veremos que el
signo –y el símbolo-, según cada óptica de las señaladas, tiene unas
peculiaridades específicas. Eso será en próxima entrada del blog Ancile.
Francisco Acuyo
[1] Así se
definía la ontología, como un auténtico Tratado de la existencia.
[2] El
argumento ontológico sobre la existencia de Dios parte precisamente de esta
convicción, así San Anselmo, Avicena, Descartes, Spinoza, Leibniz…encontraron
en esta argumentación basada en la intuición lógica un razonamiento
satisfactoria para su demostración (de algo que se supone tiene una realidad
metafísica absoluta).
[3] También
Tomás de Aquino mostraba su rechazo a la posibilidad de conocer lo real
empírico objetivo de la mera deducción lógico formal.
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