Bajo el título: El lenguaje y ser -poético y matemático-, seguimos indagando sobre el mundo de relaciones y diferencias entre el entendimiento y construcción matemático y poético, para la sección, Poesía y matemáticas, del blog Ancile.
EL LENGUAJE Y EL SER
–POÉTICO Y MATEMÁTICO-
CUANDO poníamos en
correspondencia las matemáticas (y las ciencias empíricas de la naturaleza, por
su inexcusable vinculación con aquellas, recuérdense las matemáticas aplicadas)
y la poesía en anteriores ocasiones,[1]
lo hacíamos atendiendo a la lógica –y siempre en relación a la estructura y
dinámica- de sus lenguajes. Si la matemática –pura- decíamos, se desarrolla
mentalmente y no tiene por qué tener una vinculación perceptual, y las ciencias
de la naturaleza mantienen un vínculo ineludible con lo sensible, la poesía,
puede, y de hecho así sucede, mantenerse en una relación de ambivalencia que ya
describíamos como una característica singular que la hace manifestarse
paradójicamente (ciencia de la paradoja, llegamos a definirla)[2]
en su vinculación con la realidad de la mente –de la conciencia- y de lo
sensorial empírico. El lenguaje (y los signos –y símbolos-) que la constituye(n)
tiene(n) así mismo una idiosincrática naturaleza que llega a distinguirlo no
solo del lenguaje matemático (y empírico natural aplicado de la matemática),
también del uso ordinario de la lengua, incluso se dice que es o puede ser bien
distinto al lenguaje mismo literario.[3]
La
abstracción pura del signo matemático tiende a contrastar con la necesidad
representativa de la ciencia empírico positiva, que precisa del objeto sensorio
para sus verificaciones experimentales. La poesía también procesa
representaciones –muy significativas- en virtud de su lenguaje peculiar
mediante la que se aspira a un contacto
con el mundo de las sensaciones, no obstante, también maneja conceptos
profundos y abstractos que no tienen por qué encontrar vínculo sensitivo
experimental, ya hablábamos de sus expresiones singulares en la indagación de
valores, de emociones, de entendimiento trascendente… , por lo que es preciso
reconocer la realidad de un
lenguaje representativo que se ampara, no sólo en
el signo lógico matemático necesario en cualquier gramática lingüística, también
en el que es propio de dominios de conocimiento e indagación distintos y que
precisan de los símbolos como instrumentos de expresión y entendimiento. Aquí
se encuentran, sin duda, salvando las diferencias evidentes, junto a la
filosofía, la metafísica o la religión, la poesía.
La
consistencia interna –formal- de cualquier enunciado lógico –matemático o no-,
no tiene por qué tener referencia con lo real sensorio, no así aquellos que
siguen un modelo representativo, insistimos en esto, porque la poesía (y la
matemática aplicada) pueden acceder a la supuesta realidad experimental
observable para cualquiera y para ser comunicada y compartida. Una de las
características más notables de la lógica y de las matemáticas es la de consolidarse
como un auténtico lenguaje público,[4]
en virtud de la igualdad de significados en cualquier circunstancia, por lo que
su utilidad en el ámbito de la ciencia es extraordinaria. No sucede esto con el
lenguaje estándar, menos aún con el artístico o literario. Pero es aún más
extremo y especial con el lenguaje singular de la poesía.
En
cualquier caso, el mismo lenguaje de las ciencias de la naturaleza, en su
público entendimiento, a luz de los nuevos avances en la indagación de la
realidad material del mundo, hay casos que se exige, a tenor de la ambigüedad y
contradictorio comportamiento de la materia, varios modelos lógico matemáticos
para una descripción más aproximada de aquella,[5]
de donde comienzan a deducirse potenciales limitaciones del propio conocimiento
científico. Mas, yendo más allá de la indagación pura de la lógica y de la
matemática, de la empírica comprobación de la ciencia en diversos ámbitos de la
realidad material, existen intuiciones, ideas, incluso conceptos muy especiales
que atienden a inquietudes como la ética, las emociones, la atención a lo
trascendente… en virtud de la inclinación de los seres conscientes a indagar en
las causas últimas o finales a los que se dedica y se implica no sólo la
filosofía o la misma religión, también la fascinación por lo bello como forma
de entendimiento y verdad del mundo tiene su punto de inflexión en la expresión
poético creativa.
Seguiremos
la indagación sobre estas otras formas de entendimiento (sin duda
imprescindibles para la óptima compresión del mundo y de nosotros mismos) en próxima
entrega de este blog.
Francisco Acuyo
[1] Ver en
Ancile: De las formas y objetos –matemáticos-
a los signos y símbolos –poéticos- http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/01/de-las-formas-y-objetos-matematicos-los.html
o El signo lingüístico (poético), lógico
y matemático: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/01/el-signo-linguistico-poetico-logico-y.html
, entre otros.
[2] Acuyo,
F.: Fisiología de un espejismo,
Artecittà, Granada, 2010.
[3] Jakobson, R.: Ensayos
de lingüística y poética, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1977.
[4] Leach,
J.: Matemáticas y religión, Sal
Terrae, U. P. Comillas, Santander, Madrid, 2011, p. 27
[5] El
principio de Complementariedad es un claro ejemplo de lo que decimos, y se
utiliza en mecánica cuántica para
entender el comportamiento ambivalente de la luz (como partícula y como onda).
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