LA CUADRATURA DEL
VERSO:
EL ESPÍRITU
RENACENTISTA
EN EL CONTINUUM DE LA POESÍA
Cuando Leonardo[1]
(y otros grandes genios del renacimiento) reflexionaba(n) sobre el continuo, expusieron
posiciones verdaderamente ruptiristas en torno al mismo concepto de infinito y
su prejuzgada realidad filosófica, matemática y, desde luego, científica. SI tú músico, me dices que tan sólo las
ciencias de la mente no son mecánicas, replicaré que la pintura es de la mente
y que, así como la geometría y la música consideran las proporciones de las
cantidades continuas y la aritmética, la de las discontinuas, aquélla considera
todas las cantidades continuas y las cualidades de las proporciones…[2],
es esta consideración en verdad revolucionaria, en tanto que habrían de situar el infinito en el plano de sus
representaciones, convirtiendo en actual lo que hasta entonces había sido en
geometría algo meramente potencial[3].
Siguiendo
el hilo de la anterior exposición[4],
la poesía describe indudablemente una realidad que en modo alguno puede
considerarse mecánica, ni siquiera desde el estudio mismo de sus estructuras
rítmicas y eufónicas. Intuíamos entonces que lo infinitamente divisible es algo
estrechamente vinculado al concepto mismo de continuidad. Si observamos la
dinámica del verso en toda su complejidad, veremos que los parámetros
discontinuos y mecánicos del precepto métrico son, a todas luces, insuficientes
para la explanación de sus procesos expresivos; sucede algo muy similar a lo
que ocurre en el ámbito de las matemáticas, y más concretamente en el dominio
de la geometría, nos referimos al ámbito de las cuadraturas. Mientras todo
fuese susceptible de descripción con líneas rectas era más o menos fácil la
resolución de dichas cuadraturas, la cuestión se volvía mucho más peliaguda en
cuanto que hacían su aparición las curvas, en tanto que su aparición conllevaba
ineludiblemente a la idea del infinito, mas no a un infinito abstracto, sino al
inquietante infinito actual. Es así que cuando aparecen elementos perturbadores
en el verso (desvíos gramaticales, desvíos métricos, usos audaces de
determinados recursos retóricos –como por ejemplo el símbolo o la sinestesia,
que exceden, por cierto, el juicio lógico y requieren de
interpretaciones que
abundan ya en el ámbito de lo irracional…), es imposible cerrar la cuadratura
del verso como también se intentó con la del círculo, y que la viene a conectar
desde su misma etimología (poiesis)
con el acto creativo, en tanto que somos testigos de la continuidad (e infinitud)
del producto poético, capaz, no obstante, de saltar para concretarse en el
artefacto poético literario concreto que es el poema.
El
axioma de continuidad de Eudoxo (dadas
dos magnitudes entre las que existe una razón, se puede encontrar una de ellas
que excede a la otra) puede constatarse con facilidad dicha axiomática en
el constructo poético; pongamos como ejemplo, atendiendo al aspecto
indiscutible de su excepcionalidad métrica: veremos que el concepto de límite
–métrico- en poesía establece una relación precisa y consistente, por ejemplo
el verso alejandrino está compuesto de dos heptasílabos, y el heptasílabo es
susceptible de subdividirse en verso de cuatro y tres, o tres y cuatro, etc… y
todo esto sin tener en consideración las múltiples variables de cada verso en
función de los diferentes elementos que la componen e interaccionan
dinámicamente (sinalefas, dialefas, diéresis…), de todo lo cual podemos inferir
que el cálculo numérico del verso ha de enfrentarse también a los conflictos
del infinito, por lo que no sería descabellado atreverse a hablar en el
análisis métrico de un cálculo infinitesimal, si es que en verdad, como así
parece, las magnitudes (vivas) del verso acaso son susceptibles de dividirse ad infinitum por un método de exhaución
y luego utilizarse como elementos indivisibles en un todo y donde cada uno de
los elementos constituyentes (sílabas, acentos, pausas, cesuras…) acaban
teniendo verdadera densidad dinámica, si entendemos esta como la relación
matemático numérica que nos dice que entre dos números siempre hay otro, por lo
que la relación métrica como números naturales es insuficiente, ya nos habla de
sucesiones infinitas de las que puede ser susceptible cualquier composición
poética, por lo que nos habla de magnitudes singulares que requieren cálculos
especiales.
De
todas estas apreciaciones sobre el continuum
de la estructura del verso seguiremos abundando en próximas entradas.
Francisco Acuyo
[1] Da
Vinci, Leonardo: Tratado de la pintura,
Espasa Calpe, Madrid, 1956.
[2] Ibidem.
[3] Gracián,
E.: Un descubrimiento sin fin, el
infinito matemático, National Geographic, Edición especial, RBA Revistas,
Barcelona, 2017, p.61.
[4] Acuyo,
F.: El número poético: sinfonía del
infinito, Ancile: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/07/el-numero-poetico-sinfonia-del-infinito.html
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