Bajo el título, Sobre la conciencia: Del proyecto Conectoma a la era posbiológica, ofrecemos un nuevo post para la sección, Ciencia, del blog Ancile.
SOBRE LA CONCIENCIA: DEL PROYECTO
CONECTOMA A LA ERA POSBIOLÓGICA
De la toda resistencia encontrada
en relación a la temática de la conciencia como integradora de la realidad por
las visiones positivo mecanicista sobre el origen y naturaleza de esta,
contrasta con las aproximaciones futuristas tecnológicas, acaso o incluso provenientes
también de aquellas teorías (véase por ejemplo, Ray Kurzt), las cuales sostienen que algún día la
conciencia podrá ser descargada en un ordenador, véase el conocido como Proyecto
Conectoma (Sebastian Seung) que propone replicar neurona a neurona todas las
rutas cerebrales, reduciendo el contenido de nuestra conciencia a mera
información, o, transferir nuestros contenidos mentales a un cuerpo robótico
inmortal. Finalmente, hay una corriente de físicos teóricos -Martin Rees- (también seguida por escritores muy relevantes de la ciencia ficción como, Arthur C.
Clark o Isaac Asimov) observan la posibilidad de que la conciencia pueda
vagar por las estrellas como energía pura (trasmitida por láseres), siendo esto
posible de ser encajado a través de las propias leyes de la física[1],
y que puede anunciar una era posbiológica (Paul Davis) que parece proclamar
aquello que decía Churchil cuando afirmaba que: los imperios del futuro serán los imperios de la mente.
Estas
elucubraciones científicas desde luego contrastan con la ya anunciada
resistencia a admitir la conciencia como parte fundamental de nuestra realidad
manifiesta (¿por qué no?), que el universo es compatible
con la vida y una de sus más misteriosas consecuencias, la conciencia. No
debería resultarnos extraña la afirmación de Freeman Dyson cuando exponía: El universo parecía saber que veníamos.
Tal vez sea el momento de trascender la visión biomecanicista (David Egleman)
de que nuestra realidad depende de lo que
diga nuestra biología. Y cuestionar, con
Thomas Huxley: ¿Cómo puede ser que
una cosa tan notable como un estado de conciencia surja como consecuencia de
una irritación del tejido nervioso?
La
ausencia en algunos textos de difusión científica para el mejor entendimiento de las
peculiaridades de la mecánica cuántica, en relación a sus aproximaciones matemáticas,
físicas y teórico conceptuales, eludiendo, digo, nada menos que a Schrödinger, son algo más que un síntoma del
prejuicio del principio mecanicista copernicano de objetividad sobre (paradójicamente) la
conciencia y su importancia en la configuración del mundo, si es que aquél (Schrödinger), proponía la necesaria y fundamental intromisión de la conciencia sobre la
realidad (véase su célebre paradoja del gato en la caja cuántica) a través de su ecuación
ondulatoria, la cual, podía aplicarse –milagrosamente- a la naturaleza dual
-corpuscular y ondulatoria- de los electrones, exponiendo así, de manera
probabilística, dónde encontrar dichos electrones.
La conciencia, en su proceso de puntual medición, es la
que hace que una de las dos ondas probables
se disuelva en una sola; una de las respuestas a la paradoja de Schrödinger es que este proceso de materialización se produzca en el terreno de
lo trascendente y no en el ámbito de lo material manifiesto; otra, que
exista un dominio de muchos universos[2].
Por esta razón última, Eugene Wigner, en su reformulación del problema del gato, llega a la conclusión de que es totalmente necesaria una referencia a la
conciencia para hacer consistente la teoría cuántica. Proseguiremos más adelante, con nuevas entradas, hablando de la estructura de la realidad y la intervención de la conciencia en su configuración según diversas ópticas de la ciencia.
Francisco Acuyo
[1] Kaku,
M.: ob. cit. p. 367.
[2] Esta
teoría (de Hugh Everett) incluye al gato
vivo y muerto de la paradoja de Schrödinger y por lo tanto deben existir en las
diversas posibilidades de vivo y muerto en universos diferentes.
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