Para la sección, Microensayos, del blog Ancile, traemos un nuevo trabajo del filósofo y profesor Tomás Moreno que lleva por título: Contra la instrucción y educación de las mujeres: De Maistre y Pierre-Joseph Proudhon.
CONTRA LA INSTRUCCIÓN Y EDUCACIÓN
DE LAS MUJERES: DE
MAISTRE
Y PIERRE-JOSEPH PROUDHON
Desde posturas políticas opuestas, el conservador Joseph de Maistre y el anarquista Pierre-Joseph Proudhon están de acuerdo
sobre este punto. “El gran defecto de una mujer –escribe el primero- es no ser
un hombre. Y querer saber es querer ser un hombre”. El ultraconservador francés
se pregunta asimismo si las mujeres eran capaces de crear y para responderse que no. El pneuma de los griegos, el soplo creador, era una propiedad
exclusiva del hombre: “las mujeres jamás hicieron obras de arte”. Pero es,
efectivamente, Proudhon el caso más conocido de antifeminismo o incluso de ginefobia
entre los grandes teóricos del movimiento obrero europeo.
Pensador
libertario, autor de varios libros explícitamente misóginos, en su obra La Pornocracía o las mujeres en los tiempos
modernos[1] declara
que la mujer es completamente incapaz de desarrollar talento y de que no se
podía esperar que de su género saliera genio alguno y recomienda a sus jóvenes
lectores y seguidores cosas como ésta: “Joven, si tienes deseos de casarte
tienes que saber que la primera condición para un hombre es la de dominar a la
mujer y ser su amo”,
denunciando además sin miramientos las reivindicaciones de
la mujeres por su igualdad y sus derechos: “Toda mujer que sueña con la
emancipación ha perdido, ipso facto, la salud del alma, la lucidez del espíritu
y la virginidad del corazón”.
En esa msma, su obra póstuma, con sarcástico cinismo el ideólogo
libertario va diseminando “perlas” e
improperios antifemeninos y ginefóbicos
como los siguientes: “El hombre y la mujer son iguales en su fuero
interno, pero dadas las diferencias de sus facultades, el hombre resulta
superior en el trabajo y la vida de relación; la mujer sólo descubre su
dignidad al casarse y por llevar a cabo los deberes que dicha situación le
impone. Toda otra igualdad es falsa”; “Joven, si tienes deseos de casarte
tienes que saber que la primera condición para un hombre es la de dominar la
mujer y ser su amo”; “Un hombre que se respete puede apuñalar a su esposa
infiel”. Para culminar su sarcástico cinismo con esta declaración: “El día que
el legislador conceda a las mujeres el derecho de sufragio será el día de mi
divorcio” (Ibid., passim).
Anarcólogos
españoles como Álvarez-Junco han
señalado la profunda influencia que la ideología sexual y familiar de Proudhon
ejerció en el obrerismo español a través de esa obra panfletaria, que contiene
sin duda su más radical manifestación de misoginia[2].
Le Bon –iniciador con G. Tarde de la psicología social- criticó asimismo la
propuesta de algunos reformadores norteamericanos dirigida a proporcionar a las
mujeres el mismo tipo de educación superior que recibían los hombres:
El deseo de
brindarles la misma educación y, por tanto, de proponerles las mismas metas, es
una peligrosa quimera. El día que las mujeres, olvidando las ocupaciones
inferiores que les ha asignado la naturaleza, abandonen el hogar para
participar en nuestras luchas, ese día comenzará una revolución social, y
desaparecerá todo aquello que mantiene unidos los sagrados vínculos de la
familia[3]. (Cont.)
TOMÁS MORENO
[2] J. Álvarez-Junco, La ideología política del anarquismo español, siglo XXI, Madrid,
1991, pp. 281-308. Lo cual que no es extraño si se piensa en la enorme
popularidad de que gozaron ediciones de gran tirada como las ya citada de La pornocracia así como de Amor y matrimonio.
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