Para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos la nueva entrada que lleva por título: Poesía: el continuum indivisible entre la vida y la muerte.
POESÍA: EL CONTINUUM INDIVISIBLE
ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE
Decíamos en anteriores ocasiones[1]
que el proceso creativo genuino necesita de la extinción (la muerte, el olvido)
de lo conocido para la ascensión a lo nuevo que exige cualquier proceso
creativo verdadero. El discurso poético tiene la virtud de situarse entre el principio
y el final, como ese continuum indivisible
donde habita las fronteras entre la vida y la muerte de las cosas. Ese presente
topológico (más que temporal) donde discurren los aconteceres del verso que,
sobre todo, pone en evidencia la convencionalidad de cualquier límite
establecido por los procesos racionales de conocimiento.
La
proverbial vinculación que entiende la neurociencia entre la psique y el
cerebro, en poesía parece ponerse en cuestión. Hacíamos valoraciones[2]
sobre aquellos atributos inconscientes (irracionales) en el ámbito poético que
hacen a este incidir de manera muy especial en los dominios del tiempo y el
espacio, estableciendo unas relaciones muy singulares sobre ellos. Hablábamos del carácter simbólico y oracular[3]
(profético) que invisten muchos ámbitos de poetas ilustres que hacen pensar en
ellos como perfectos augures que trascienden los marcos racionales de
entendimiento para ahondar en territorios ignotos para la lógica. Diríase
trasgredir su discurso la limitación espacio temporal de la consciencia.
Parece, como diría Jung[4],
que el poeta puede ser el temido o poco fiable (Platón) loco vidente que,
poseído por la musa, el tiempo y el espacio son atributos relativos para su
psique, ya que su idiosincrasia es la aespacialidad y atemporalidad.
La
psique del poeta verdadero más parece vinculada a una totalidad implicada en
una conciencia exterior (arquetípica?) que con el soporte biológico material de
las redes neuronales que conforman el cerebro. Acaso por esto, el poeta
profundo y genuino encuentra serias dificultades para su entendimiento, incluso
para el propio creador, que muestra serios problemas a la hora de hacer una
interpretación conceptual y analítica de sus creaciones.
Es
difícil sino imposible un entendimiento empírico racional del orbe poético en
tanto que, cualquier materialización resulta inaccesible para la inteligencia
lógica sin el espacio y el tiempo convencionales. La certeza y la ingenuidad
perceptiva de nuestro tiempo empírico no es óbice para descartar una capacidad
de entendimiento y de percepción no sean necesarios para su realización
creativo descriptiva de mundos psíquicos diferentes, e incluida una existencia
más allá de esas convenciones experimentales tan importantes para nuestro entendimiento
racional.
Es
en verdad algo notable que la naturaleza absoluta del tiempo –y del espacio-[5]
tan cuestionada durante el siglo XX y XXI , y tomada de continuo como una
extravagancia filosófica sea hoy día una realidad física incuestionable, y que
la poesía ha compartido desde siempre en sus más íntimas concepciones creativas
inspiradoras de los más subidos poetas, acaso estos lo menos entendidos por las
corrientes de lectores no avisados de la dinámica que anima el espíritu
poemático genuino y que conforma el singular sustrato material (lingüístico,
gramatical, métrico, retórico…) del verso y del poema de aquellos enormes
creadores que enlazan su poder creativo con el que acaso inspiro lo más
profundo del alma humana desde tiempos inmemoriales.
Francisco Acuyo
[1] Acuyo,
F.: Ancile, Psicología del impulso
creativo, http://franciscoacuyo.blogspot.com/2019/12/psicologia-del-impulso-poetico-creativo.html
[2] Ibidem:
Sincronicidad poética, a vueltas con el tiempo poético, http://franciscoacuyo.blogspot.com/2019/12/sincronicidad-poetica-vueltas-con-el.html
[3] Ibidem:
Símbolo e intención oracular del lenguaje poético, http://franciscoacuyo.blogspot.com/2019/12/sincronicidad-poetica-vueltas-con-el.html
[4] Jung.
C.G.: Escritos sobre espiritualidad y trascendencia, Realidad y trascendencia
de la psique, Alma y muerte, Trotta, Madrid, 2016, pág. 249.
No hay comentarios:
Publicar un comentario